El Desarrollo Embrionario Humano y las Células Madre

El exceso de una proteína, responsable del daño neuronal del Síndrome de Down
13/02/2012
El diagnóstico genético preimplantatorio, manipulación eugenésica de la vida humana naciente
14/02/2012

Por el Prof. D. Pablo Gil-Loyzaga - Catedrático de Neurobiología de la Audición. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid - Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina – Miembro de CíViCa

Los avances de la Ciencia y la actualidad de la Medicina

La Humanidad desde su origen ha intentado encontrar soluciones para evitar o tratar la enfermedad, atender las situaciones de minusvalía y, en la medida de lo posible, aplazar la muerte. Por este motivo, todas las culturas han concedido una gran importancia a aquellas personas que se han encargado de aliviar sus dolencias y de intentar recuperar su salud. El curso de la Medicina, y todo lo relativo a las Ciencias de la Salud, ha sido muy largo y complejo en el devenir de la Historia, con grandes avances y profundas desilusiones. De hecho aún no se ha encontrado la solución ni la terapia adecuada para muchos problemas; además el médico vive diariamente la paradoja de que la terapia de algunas patologías graves (cáncer por ejemplo) conlleva, con cierta frecuencia, la aparición de lesiones colaterales también muy graves. Estas, a su vez, también requieren tratamiento. 

Por el Prof. D. Pablo Gil-Loyzaga – Catedrático de Neurobiología de la Audición. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid – Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina – Miembro de CíViCa

Los avances de la Ciencia y la actualidad de la Medicina

La Humanidad desde su origen ha intentado encontrar soluciones para evitar o tratar la enfermedad, atender las situaciones de minusvalía y, en la medida de lo posible, aplazar la muerte. Por este motivo, todas las culturas han concedido una gran importancia a aquellas personas que se han encargado de aliviar sus dolencias y de intentar recuperar su salud. El curso de la Medicina, y todo lo relativo a las Ciencias de la Salud, ha sido muy largo y complejo en el devenir de la Historia, con grandes avances y profundas desilusiones. De hecho aún no se ha encontrado la solución ni la terapia adecuada para muchos problemas; además el médico vive diariamente la paradoja de que la terapia de algunas patologías graves (cáncer por ejemplo) conlleva, con cierta frecuencia, la aparición de lesiones colaterales también muy graves. Estas, a su vez, también requieren tratamiento. 

Como ejemplo de todo esto sirva la situación sanitaria actual. En efecto, en los dos siglos anteriores (XIX y XX) se han superado, en una buena medida, la mayor parte de las enfermedades infecciosas y carenciales, se ha mejorado la nutrición (siempre fue un problema por defecto y hoy lo es por exceso) y la Medicina Preventiva lo que, entre otros factores económicos y sociales, ha permitido un aumento muy significativo de la expectativa de vida de la población. Este hecho, como afirma Frank Nottestein (1954), es en si mismo uno de los mayores avances de la Humanidad de todos los tiempos, por lo que resulta absurdo hablar del "problema del envejecimiento" cuando todas las culturas precedentes buscaron la prolongación de la vida. Pero si es cierto que en los países más avanzados, industrial y económicamente, este nuevo paradigma va a obligar a que la mayoría de los recursos sanitarios se deban utilizar desde ahora en adelante en el tratamiento y rehabilitación de las enfermedades degenerativas y crónicas vinculadas al deterioro de la vejez. Estas patologías requieren tratamientos propios y específicos que deberán ser aplicados, por definición, durante mucho tiempo. 

La verdad de la Historia de la Medicina es que no es más que una sucesión interminable de esfuerzos de muchos profesionales por conseguir el bienestar de los pacientes y de las personas de su entorno. Es una Historia plagada de hitos muy notables que han permitido conocer mejor la naturaleza humana, la Anatomía y la Fisiología que son las bases de la Patología, la Medicina Clínica y la Cirugía. Estos conocimientos juntos han llevado, a lo largo de varios siglos, al concepto de "Medicina Científica". Su comienzo tal vez deba situarse, a mediados del siglo XVI, con la obra de Andrea Vesalio como pilar relevante. En siglos posteriores, los notables avances de Jean Marie Bichat, Willian Harvey, Claude Bernard, y otros muchos médicos y científicos sentaron las bases de la Medicina Moderna, que ha alcanzado su mayor expresión en los siglos XX y XXI. 

En el último siglo todos estos progresos han contribuido a una situación realmente de excepción. En muchas ocasiones la Sociedad, especialmente los pacientes y sus familias, espera de los profesionales que sean capaces de tratar y curar todas y cada una de las patologías posibles que se presenten. Sin descartar que también haya profesionales que consideran que ya se han alcanzado tantas metas que ahora ya todo es posible y accesible. Tal vez se olvida con demasiada frecuencia la obra del físico y filósofo Thomas Kuhn que, mucho más modesto, afirma que los paradigmas y los conceptos (en Ciencia y la Medicina es una Ciencia) en los que nos basamos son temporales porque se ajustan a una visión temporal del Mundo, de la Ciencia y de la Técnica, pero que después de un tiempo pasan a ser obsoletos siendo superados por otros nuevos planteamientos. No se deberían olvidar estas ideas con la facilidad con la que lo hacen los que llevados por una excesiva seguridad caen en el espejismo de que la Ciencia tiene respuesta para todo y que lo puede todo. Tal vez olvidan que un desarrollo científico y tecnológico que no se ajuste a la Ética y a la Ley Natural tarde o temprano será denostado por las generaciones venideras, como ya ha sucedido otras veces a lo largo de la Historia.

Los avances de la Bio-Medicina y el ámbito de la Medicina Reproductiva.

Muchos son los avances que han tenido lugar a lo largo del siglo XX en el campo de la Biomedicina, desde la terapia de las infecciones, la moderna cirugía y traumatología, la incorporación de la medicina y cirugía protésica, los notables avances en terapia del cáncer, de las enfermedades degenerativas y crónicas, etc. Pero tal vez tengan especial impacto los avances científicos en Medicina y Biología de la Reproducción. Se ha profundizado de una forma realmente espectacular en las bases morfológicas, funcionales y bioquímicas del desarrollo embrionario humano y sus patologías. Se ha pasado de un conocimiento extremadamente preliminar de los gametos, de los embriones y del desarrollo a una nueva situación en la que poco a poco se van desentrañando los más íntimos procesos de interacción molecular. Estos avances tan notables han permitido profundizar en el conocimiento de los mecanismos de la fertilidad y también en su problemática. Hoy existe información muy amplia sobre el desarrollo embrionario y fetal, los momentos en que se inician los diferentes procesos funcionales: el latido cardiaco, la actividad eléctrica del corazón y del cerebro, los primeros movimientos músculo-esqueléticos, el ritmo sueño-vigilia, la audición intraútero, etc. Todo ello permite una mejor actitud terapéutica hacia los pacientes afectados por problemáticas de infertilidad y, sobre todo, para conocer mejor las alteraciones del desarrollo lo que supone una mejor atención a los recién nacidos, sobre todo cuando estén afectos de alguna anomalía (congénita o no). 

El notable progreso experimentado en este ámbito, para poder considerarse un auténtico avance de la Humanidad, debe ir acompañado de la actitud Bioética hacia la protección de la Vida por encima de cualquier otra consideración; actitud que siempre ha inspirado durante siglos, claramente y desde el Juramento de Hipócrates, la actividad del médico y de cualquier profesional de la Salud. Todo lo que se pueda hacer en beneficio de los seres humanos, de su vida y su bienestar debe ser acogido como una buena noticia, aquello que vaya en contra de su derecho a la vida debe ser rechazado. Actitudes de apoyo al desarrollo embrionario y fetal, tanto en condiciones normales como cuando presenta anomalías, deben ser norma de actuación de los profesionales de la salud

Algunos breves conceptos y comentarios sobre el desarrollo embrionario y fetal humano.

No pretendo aquí ni siquiera intentar resumir conceptos y hechos que han dado lugar a tratados y libros (ver revisión[1]), sino solo comentar alguna de las preguntas más frecuentes tratando de dar una respuesta actualizada y plausible. Una de las preguntas más candentes es la que interroga sobre el primer momento en el que un nuevo embrión de la especie humana puede ser considerado como "una persona", es decir un sujeto de derecho a la Vida. Este tema, que entraña una amplia polémica actual, queda muy claro cuando se tiene en cuenta que gracias a los avances tecnológicos actuales ya se puede identificar de forma clara y definitiva la diferencia entre dos individuos, o incluso cuando (por accidente, etc.) solo se dispone de un miembro o un fragmento. La técnica permite reconocer que cada individuo es portador en cada una de sus células del ácido desoxirribonucleico (ADN) que le es propio y personal. Pues bien, ese ADN que identifica a cada persona se genera en el mismo momento de la fusión de un espermatozoide con un óvulo. Con lo cual parece evidente (como afirman numerosos expertos1) que desde el mismo momento en que se produce la fecundación, y a partir de ese instante, ya se debe considerar que existe un ser humano y cualquier intento de interrumpir esa vida debe ser rechazado. 

Un segundo aspecto que también se cuestiona es si en el desarrollo embrionario existen fases con diferente consideración biológica y por tanto Bioética. Debe quedar bien claro (y así lo afirman los expertos1) que el desarrollo embrionario es un proceso continuo sin fases ni pausas, ni distintos momentos que fueran susceptibles de diversa consideración Bioética. Durante unos años se ha hablado de un periodo inicial que se denominaría el del "pre-embrión", que llegaba desde la fecundación hasta la implantación (nidación) del embrión en la mucosa del útero. Debe afirmarse claramente que ese concepto no tiene ningún soporte científico, porque como ya he afirmado el desarrollo embrionario es un proceso inevitablemente continuo (de otra forma, simplemente, no podría tener lugar) en el que no se dan periodos más que a efectos de estudio, investigación y enseñanza. 

Un tercer aspecto, vinculado al anterior, es conocer lo que son las células madre y sus posibilidades en la terapia de las enfermedades degenerativas. Está claro que los embriones están compuestos básicamente por células madre, es decir células de las que derivan todas las que van a dar lugar a los diferentes tipos de tejidos del individuo adulto. El problema es que la obtención de estas células directamente de los embriones supone inevitablemente la desaparición de éstos, por lo que su utilización tampoco debe ser aceptada. Sin embargo, lo cierto es que algunos tipos de células madre siguen presentes en tejidos como el cordón umbilical y su sangre o la placenta (que se obtienen tras el parto y antes de desechar esos tejidos) y, desde luego, en todos los tejidos del individuo adulto sin que su obtención comporte ningún riesgo para la vida del "donante". Por fortuna, los más recientes avances emplean células madre de sangre cordón umbilical, células madre adultas e incluso algunos tipos de células madre adultas sobre las que se ha inducido alguna modificación genética. 

Los últimos comentarios, como no podría ser de otra forma, pretenden pasar una revista rápida a como el embrión humano y luego el feto van adquiriendo las funciones de las que dispondrán a lo largo de toda su vida, incluso en el adulto y el anciano. Lo primero es afirmar que debe quedar claro que las diferentes funciones que caracterizan al individuo no aparecen (salvo algún aspecto como la respiración pulmonar etc.) en el momento del parto, sino que ya se han desarrollado durante la vida intrauterina. Por este mecanismo el embrión y luego el feto, poco a poco, se van relacionando cada vez mejor con su entorno uterino materno.

 En este sentido sólo unos muy poquitos datos llamarán la atención de la precocidad del desarrollo del embrión humano. Por ejemplo, durante la cuarta semana de gestación (es decir apenas quince días después de que la embarazada haya reseñado la falta de menstruación) ya se puede identificar un corazón muy primitivo, que ya comienza una actividad contráctil primitiva (los latidos cardiacos empiezan hacia el día 18 de gestación) para bombear la primera sangre, formada al mismo tiempo que los vasos sanguíneos. A través de la sangre, y mediante la placenta primitiva, ya existe una clara interacción entre el embrión y la madre. Al final de esta cuarta semana ya se observan los esbozos del ojo y del futuro oído interno. Hacia la quinta semana ya se aprecia el estomodeo (la boca primitiva), las placas nasales, como primer esbozo muy primitivo de la cara, los esbozos de los miembros superiores, etc. Los movimientos del embrión comienzan hacia el día 35 de gestación, siendo muy evidentes desde los días 42 a 48. Entre la sexta y séptima semana se empieza a identificar un mayor desarrollo de la cara, incluso los esbozos de las orejas, y de los miembros (tanto los brazos como las piernas). Hacia el final del segundo mes (entre la octava y la décima semana) ya se puede considerar que el embrión ha alcanzado las características propias de un individuo humano y por eso ya se le llama "feto humano". La primera actividad eléctrica cerebral, lógicamente aún muy inmadura, comienza al final del segundo mes y desde la 12 semana de gestación comienza el primer esbozo de ritmo sueño-vigilia. Entre otras muchas funciones que se van incorporando no debemos olvidar que a partir del cuarto mes de gestación ya es capaz de percibir algunos sonidos llegando a una amplia maduración auditiva a partir del sexto mes de gestación. El feto de esta edad, aún dentro del útero, escucha diversos sonidos mediante los que percibe, al menos en parte, algo del mundo exterior. 

Conclusión.

Como conclusión de este trabajo solo queda añadir lo que he tenido oportunidad de repetir y publicar en ocasiones precedentes: "el ser humano, que ha sido capaz de desarrollar la Sociedad actual con todos sus numerosos avances científicos, debe conseguir que dichos avances se utilicen a favor del propio ser humano, a favor de la vida humana". 

En mi opinión: "El ser humano debe orientar todos sus esfuerzos a conseguir que la sociedad sea más justa, con un mayor apoyo a los más débiles (y los embriones y fetos humanos lo son especialmente) y a todos los necesitados, los enfermos, los ancianos y las personas dependientes. Si la humanidad, tras un larguísimo proceso, ha sido capaz de alcanzar unos extraordinarios avances científico-tecnológicos, ahora debería utilizarlos en la defensa de la vida con amor, con inteligencia y con ética. Con todo ello redundará en la construcción de un nuevo escenario de colaboración para la paz y para la concordia entre todos los seres humanos”[2].


[1] Los interesados pueden encontrar trabajos actualizados en el libro: "Bioética para el Inicio de la Vida" Actas I Jornada Bioética. Editado por: Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9983-746-8.
 
[2] Pablo Gil-Loyzaga "Embriones y Células Madre. Conceptos y Reflexiones". EN: "Bioética para el Inicio de la Vida" Actas I Jornada Bioética. Editado por: Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9983-746-8. págs. 89-117
 
CíViCa
CíViCa
Ciencia | Cultura | Vida Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida.