Por Pablo J. Ginés/ReL Publicado en Religión en Libertad el 18 de junio de 2021 (en la portada Ponencia sobre la génesis histórica e ideológica del transhumanismo en el Congreso Razón Abierta de la UFV)
Este jueves y viernes 17 y 18 de junio más de 200 personas participan en un congreso sobre transhumanismo en la Universidad Francisco de Vitoria, organizado por el Instituto Razón Abierta de esta universidad católica.
El congreso se ha iniciado con la conexión online, en directo, de un transhumanista inglés que ha ofrecido una visión general de los temas que plantea este movimiento, muy amplio y heterogéneo. Se trata del investigador principal del Instituto para el Futuro de la Humanidad (FHI) de la Universidad de Oxford, Anders Sandberg, que sería un ejemplo de transhumanista «amable» y más abierto al debate. (En ReL lo citamos aquí por su trabajo matemático señalando que la vida inteligente en el universo necesita mucho tiempo para darse y «probablemente estamos solos»).
Transhumanismo: cambiar nuestros cuerpos… y quizá dejar de ser humanos
Sandberg recordó el tema principal del transhumanismo: mejorar a los humanos con tecnología (genética, química, dispositivos), hasta el punto de transformar nuestros cuerpos y nuestra especie… y quizá dejar de ser humanos para ser otra cosa. “Hay bastante de la tecnología transhumanista que ya está con nosotros”, afirmó.
En la imagen: Conexión con Anders Sandberg en el congreso sobre transhumanismo del Instituto Razón Abierta de la UFV
Sandberg recordó que las posibilidades técnicas (aunque a veces son sólo hipotéticas y fantasiosas) llevan a la pregunta: “¿Es esto ético? ¿Cuáles son las consecuencias?”. “Yo, si existiera una pastilla que mejorara mis capacidades, me la tomaría sin duda”, ha afirmado el profesor de la Universidad de Oxford. “El debate fundamental en torno a este tema radica en si a través del transhumanismo seguiremos siendo humanos, o, por el contrario, perderemos nuestra esencia humana”, ha finalizado.
¿Un transhumanismo cristiano?
Anders Sandberg ha destacado que entre los transhumanistas puede haber personas de muchas ideología. «Puede haber un transhumanismo comunista, otro liberal, otro cristiano», ha comentado. La diferencia estaría en los límites morales y objetivos sociales que buscaran.
«Es la primera vez que oigo que alguien hable de que pueda haber un transhumanismo cristiano», ha comentado Francisco Javier Rubio, profesor de Humanidades de la UFV. Rubio repasó los fundamentos antropológicos del transhumanismo para destacar que no tiene fundamentos porque es un movimiento que quiere «mejorar al hombre» pero no define filosóficamente qué es «mejorar» ni qué es el «hombre».
No tiene una antropología propia, y no le interesa la metafísica. Sus pensadores se pueden hacer preguntas por si tal o cual tecnología tendrá consecuencias morales y sociales, pero sin profundizar en el pensamiento de la tradición filosófica occidental y de hecho mostrando orgullo muchos de ellos por despreciarla como irrelevante. Los ponentes del Congreso señalaron que pese a ese desprecio, en realidad asumen postulados ideológicos o filosóficos bien conocidos: cientifismo, materialismo, racionalismo tecnocrático…
El Edén, Babel e Ícaro nos previenen: ¿ser como dioses pero sin Dios?
Ángel Barahona, director del departamento de Humanidades de la UFV, habló del mito de Babel, del Edén y del mito de Ícaro: hombres que creen poder alcanzar las prerrogativas de los dioses sin contar con Dios. Y fracasan, con graves consecuencias. También criticó que los transhumanistas desprecien la reflexión previa sobre qué es el hombre, y su naturaleza, y que a veces inventen conceptos y categorías nuevas sin enlazar con la tradición filosófica de Occidente. Sin un lenguaje común, el diálogo a fondo no se puede dar.
Límites técnicos: editar un gen es factible, cambiar caracteres es otra cosa
Pero más allá de los fundamentos filosóficos, algunas fantasías transhumanistas están más allá de la técnica. Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático emérito de Genética, explicó los fundamentos de la nueva tecnología de edición genética CRISPR: puede llegar a ser muy eficaz para curar enfermedades monogénicas (que dependen de un solo gen), como la anemia de células falciformes o la hemofilia A y B. Pero cuando en una enfermedad se implican más genes es muchísimo más complicado. Y si se habla de mejorar, por ejemplo, la inteligencia, es ya fantasía. Un rasgo como la inteligencia probablemente depende sólo entre un 20 y un 50% de la genética, y debe estar relacionada con cientos de genes.
¿Drogas potenciadoras para todos?
Pero hay métodos que no tocan lo genético y pueden afectar al hombre. ¿Y si todos los niños de una clase toman los medicamentos -drogas- que sirven para potenciar la atención en niños con ciertas enfermedades mentales? ¿Un colegio, incluso un país, de niños químicamente potenciados compitiendo contra los que no se potencian así? ¿Qué efectos tienen en el cuerpo y la mente a largo plazo? ¿Y en la sociedad? ¿Puede el Estado obligar a ello, o los padres apostar por ello? ¿Pierden competitividad los que no acepten las drogas o los implantes que sean generalizados? ¿Cirugía estética para que todos sean igual de ‘guapos’, además siguiendo un mismo canon de belleza? ¿O destacarán precisamente los que se nieguen a modificarse por su ‘autenticidad’?
Diferenciar terapia que cura y ampliaciones que «mejoran»
Así, otro de los grandes temas es la diferencia entre «curar» y «mejorar», entre terapia y «ampliación». Lo abordó planteando los límites y retos al respecto, con una fuerte fundamentación crítica, Miquel-Àngel Serra, de la Universidad Pompeu Fabra, recordando que lo bioética incluye reflexionar sobre la justicia en el reparto y acceso de los recursos.
«Hay mil millones de personas sin acceso a sanitarios, a saneamientos y agua, a mosquiteras eficaces… invertir en esas cosas sencillas salva millones de vidas. ¿Es ético gastar en dudosas mejoras teóricas sin atender estas necesidades?», recordó en la mesa de la tarde. En esta mesa moderó Elena Postigo, directora del Congreso y del Instituto de Bioética de la UFV y gran apasionada e investigadora del transhumanismo… y sus peligros.
El programa se compone de cuatro conferencias magistrales, ocho mesas redondas, un coloquio y mesas de comunicaciones. Muchas personas lo siguen -previa inscripción de pago- por Internet, pero en la Universidad hay más de cien participantes en persona, incluyendo bastantes sacerdotes y clérigos y profesores de otras universidades que están estudiando en profundidad el tema del transhumanismo.
Elena Postigo explicaba así el transhumanismo en La Contra TV en 2019