Una mujer que dio su vida para no abortar

Declaración de Ginecólogos por el Derecho a Vivir ante la aprobación del nuevo código deontológico médico
21/07/2011
Globalización
22/07/2011

Por Mn.José María Montiu de Nuix, Doctor en Filosofía, matemático y miembro de CíViCa
 
El presente artículo es una reseña del magnífico artículo de la doctora Maruja Serrano “Gianna Beretta, prefirió la vida de su hija a la suya”, en AAVV, Jóvenes testigos de Cristo, Edibesa, Madrid 2010, pp. 65-89. Se trata de un artículo extraordinario de la Dra. M. Serrano, filósofa, abogado, canonista, misionera idente, perita en las causas de los santos, postuladora residente en Roma.
 
          Gianna Beretta nació en Magenta (Milán) en 1922. Ya en su infancia y juventud  vivió una vida profundamente católica. Se licenció en medicina. Fue médico en cirugía y en pediatría, hizo cursos y prácticas de ginecología. Como doctora era una buena profesional, sonriente, cariñosa, buena, amable, sembradora de alegría. Gianna conoció a Pietro Molla en 1954. El noviazgo entre ambos se caracterizó por la santa pureza. Se casaron en 1955. Fruto de este matrimonio fueron cuatro hijos nacidos: Pierluigi (1956), Mariolina (1957), Laura (1959) y Gianna Emanuela (1962). El nacimiento de ésta le costó la vida a Gianna Beretta. Murió para no abortar. Gianna Beretta fue canonizada por S. S. Juan Pablo II en 1994, inscribiéndola en el libro de los santos. Ella constituye un gran modelo para las jóvenes y para las madres.
 

Por Mn.José María Montiu de Nuix, Doctor en Filosofía, matemático y miembro de CíViCa
 
El presente artículo es una reseña del magnífico artículo de la doctora Maruja Serrano “Gianna Beretta, prefirió la vida de su hija a la suya”, en AAVV, Jóvenes testigos de Cristo, Edibesa, Madrid 2010, pp. 65-89. Se trata de un artículo extraordinario de la Dra. M. Serrano, filósofa, abogado, canonista, misionera idente, perita en las causas de los santos, postuladora residente en Roma.
 
          Gianna Beretta nació en Magenta (Milán) en 1922. Ya en su infancia y juventud  vivió una vida profundamente católica. Se licenció en medicina. Fue médico en cirugía y en pediatría, hizo cursos y prácticas de ginecología. Como doctora era una buena profesional, sonriente, cariñosa, buena, amable, sembradora de alegría. Gianna conoció a Pietro Molla en 1954. El noviazgo entre ambos se caracterizó por la santa pureza. Se casaron en 1955. Fruto de este matrimonio fueron cuatro hijos nacidos: Pierluigi (1956), Mariolina (1957), Laura (1959) y Gianna Emanuela (1962). El nacimiento de ésta le costó la vida a Gianna Beretta. Murió para no abortar. Gianna Beretta fue canonizada por S. S. Juan Pablo II en 1994, inscribiéndola en el libro de los santos. Ella constituye un gran modelo para las jóvenes y para las madres.
 
          Cuando Gianna Beretta esperaba a su hijo, percibió que tenía una hinchazón abdominal anormal y que algo estaba fallando en su embarazo. Rápidamente visita al ginecólogo. Le indican que junto al útero está creciendo un fibroma enorme y le recomiendan una intervención urgente. Tanto por el terminante informe de los médicos, como por sus propios conocimientos médicos, percibe claramente la gravedad de su situación. La solución más segura para salvar su propia vida es abortar. Si no aborta, el peligro de muerte de la madre es grande. Pero ella elige esta última vía: dará su propia vida. Al ir a practicarle la intervención el cirujano le pregunta si quiere salvar su vida o la de su hijo. Ella responde tajantemente que quiere salvar a su hijo, que ella dará su propia vida. Así pues, se extirpa el fibroma, salvando el embarazo. La actuación de Gianna está presidida por una honda convicción, o morirá el hijo o morirá la madre, ella misma, pero ella ha decidido salvar la vida de su hijo por amor. Gianna quiere hacer la voluntad de Dios, está siempre contenta y persevera en su decisión firmísima de dar la vida por su hijo. Poco antes del parto había dicho: vengo aquí para morir, basta que todo vaya bien para el niño. Cuando llega el momento del parto, Gianna insiste, si tenéis que salvar mi vida o la del hijo, salvad la del niño, no salvéis mi vida. Ella no murió en el instante mismo del parto, día 21 de abril de 1962. Pero, no tardó en morir. Cuando despertó de la anestesia que le habían dado para practicar el parto por cesárea, le entregaron al hijo, una niña Gianna Emanuela. La cogió entre sus brazos, la contempló en silencio con profunda mirada, la tuvo a su lado con una ternura indescriptible, la acarició suavemente, sin decir ni siquiera una palabra. Pasadas algunas horas, comienza la tragedia. Las condiciones físicas de Gianna Beretta se agravan rápidamente, se va deteriorando gravísimamente. Se le ha declarado una peritonitis séptica. Sus sufrimientos durarán una semana. El día 28 de abril de 1962, siete días después de la operación falleció. Tenía sólo 39 años de edad.  Recordemos que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos.
 
          Finalmente, recordamos algunas frases de santa Gianna Beretta: 1. La pureza preside el uso justo y lícito de los placeres sensibles. Nuestro cuerpo es sagrado. 2. Cada vocación es vocación a la maternidad material, espiritual, moral. Dios ha puesto en nosotros el instinto de la vida. El sacerdote es padre; las religiosas son madres, madres de las almas. Ay de quienes no acepten la vocación a la maternidad. Cada uno debe prepararse para ser donador de vida. 3. He decidido firmemente: vivir en cada instante la voluntad de Dios y vivirla con alegría. 4. Todo católico sabe que suprimir la vida a un hijo sería un pecado mortal. Pues, sobre el pecado mortal dice Gianna Beretta: Hago el santo propósito de hacer todo por Jesús. De querer morir antes que cometer pecado mortal. Mil veces morir (antes) que ofender al Señor.
 
          En suma, Gianna Beretta es una gran luz para el momento actual.

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