Por M. Medina – Publicado en Páginas Digital el 9 de Marzo de 2012
Va Gallardón, el ministro de Justicia, y dice que "muchas mujeres ven violentado su derecho a ser madres por la presión que generan a su alrededor determinadas estructuras" y se monta el acabose. La afirmación del ministro es una simple constatación. Cualquiera que esté al cabo de la calle sabe que cuando una mujer se queda embarazada en España, salvo honrosas excepciones, no se le mira bien en el trabajo. Cualquiera sabe que muchos hombres obligan a sus novias, a sus parejas, a sus mujeres a elegir entre el aborto o el abandono. Cualquiera que conozca los servicios sociales sabe que, con demasiada frecuencia, la primera recomendación para las madres adolescentes es que se quiten "lo" que llevan encima.
Por M. Medina – Publicado en Páginas Digital el 9 de Marzo de 2012
Va Gallardón, el ministro de Justicia, y dice que "muchas mujeres ven violentado su derecho a ser madres por la presión que generan a su alrededor determinadas estructuras" y se monta el acabose. La afirmación del ministro es una simple constatación. Cualquiera que esté al cabo de la calle sabe que cuando una mujer se queda embarazada en España, salvo honrosas excepciones, no se le mira bien en el trabajo. Cualquiera sabe que muchos hombres obligan a sus novias, a sus parejas, a sus mujeres a elegir entre el aborto o el abandono. Cualquiera que conozca los servicios sociales sabe que, con demasiada frecuencia, la primera recomendación para las madres adolescentes es que se quiten "lo" que llevan encima.
Cualquiera sabe, en fin, que en los hospitales, en el interior de las familias, en los grupos de amigos, la decisión de ser madre se tiene que defender contra viento y marea. Pero de esto no se puede hablar. Porque la violencia de género es otra cosa. Si tu hombre te pega, te maltrata o te hace la vida imposible sufres violencia de género. Si tu hombre no te deja ser madre es otra cosa. Y es que la ideología de género se creó para liberar a las mujeres de esa forma de opresión que la clase dominante varonil ejerce sobre la clase dominada femenina que es la maternidad.
Pero mira por dónde, a pesar de todo, hay mujeres que quieren ser madres. Para ellas no hay protección. El derecho a decidir debe tutelarse mientras sea negativo. Quizás ha llegado el momento de reivindicar el viejo lema de las feministas: "nosotros parimos, nosotras decidimos". Pero en lugar de formar un triángulo con las manos el gesto de la protesta podría ser una palma recogida y cóncava, en defensa de la mujer grávida.
Desde que Gallardón hablara el estrépito de los que se rasgan las vestiduras es ensordecedor. Da la sensación de que el ruido ha subido de forma sorprendente de volumen para acallar la evidencia. Síntoma de que hay cosas de las que no se puede hablar.