Por Benigno Blanco, Presidente Foro de la Familia – Publicado en Alfa y Omega el 1 de Febrero de 2013
Se nos dijo que con la liberalización del aborto aprobada en 2010 disminuiría el número de abortos, se nos explicó que con la extensión del acceso a los anticonceptivos el aborto se reduciría, se nos quiso convencer de que con PDD sin receta habría menos abortos, se nos intentó vender la idea de que el adoctrinamiento de los niños en los mitos de una sexualidad irresponsable y lúdica acabaría con el aborto, se nos pretendió ilustrar sobre la antropología de género como clave para la felicidad de una humanidad liberada del dolor y la muerte. ¿Resultado? Más abortos, menos nacimientos, más divorcios, menos matrimonios, más vidas rotas, más personas solas, más mujeres abocadas a dar muerte en sus entrañas y más chicos y chicas soportando desde su primera juventud biografías hechas de dolor, muerte y sexo degradado en cuerpos gastados y almas destrozadas.
Por Benigno Blanco, Presidente Foro de la Familia – Publicado en Alfa y Omega el 1 de Febrero de 2013
Se nos dijo que con la liberalización del aborto aprobada en 2010 disminuiría el número de abortos, se nos explicó que con la extensión del acceso a los anticonceptivos el aborto se reduciría, se nos quiso convencer de que con PDD sin receta habría menos abortos, se nos intentó vender la idea de que el adoctrinamiento de los niños en los mitos de una sexualidad irresponsable y lúdica acabaría con el aborto, se nos pretendió ilustrar sobre la antropología de género como clave para la felicidad de una humanidad liberada del dolor y la muerte. ¿Resultado? Más abortos, menos nacimientos, más divorcios, menos matrimonios, más vidas rotas, más personas solas, más mujeres abocadas a dar muerte en sus entrañas y más chicos y chicas soportando desde su primera juventud biografías hechas de dolor, muerte y sexo degradado en cuerpos gastados y almas destrozadas.
Estas son las mentiras del aborto convertido en ideología al servicio de intereses económicos e imperialistas y en instrumento para acabar con las raíces cristianas de nuestra cultura. Como todas las ideologías del siglo XX, la cultura de la muerte –lo que he llamado en otras ocasiones “seudoprogresismo laicista de género”- está socavando nuestra humanidad…aunque no la destruirá como no lo consiguieron ni nazismo ni comunismo; pero, como en el caso de éstos, el coste en vidas frustradas por el mal, está siendo terrible. Por eso merece la pena trabajar activamente para que este virus que infecta nuestra época pase y sea erradicado lo más pronto posible.
Las cifras del aborto en 2011 en España vuelven a poner de manifiesto cómo la defensa del aborto se funda en las mismas mentiras que se repiten año tras año, en todos los rincones del planeta, con ocasión y sin ella, para intentar sostener sobre un inmenso cúmulo de mentiras repetidas insistentemente el mayor drama de nuestra época: la normalización social y jurídica del aborto. La admisión social del aborto se basa en la mentira y su erradicación se conseguirá con la verdad; con la verdad sobre la vida, sobre la mujer y sobre la maternidad. La causa próvida debe basarse en un amor fiel a la verdad teórica sobre la bondad de la vida y la maternidad, formuladas una y otra vez y sin pudores estúpidos y a la verdad práctica del compromiso activo con la bondad de esos bienes verdaderos. Doctrina y compromiso; palabra y testimonio; ciencia y cuidado personalizado; éstas son las claves para vencer a la gran mentira del aborto.
En la superación del comunismo y el nazismo han sido piezas fundamentales el conocimiento de la verdad sobre sus frutos de inhumanidad y violencia y la pública denuncia de sus mentiras. Con la actual cultura del aborto las claves son las mismas: hace falta difundir la verdad sobre la vida y la maternidad, su belleza y su bondad que dignifican a quienes las aprecian y protegen y degradan a quienes las atacan y desprecian. Pero como, además, la cultura del aborto no está encarnada en regímenes y países lejanos sino en nuestro entorno más inmediato, es también imprescindible el testimonio de compromiso con la vida de muchos en lo más cotidiano de nuestro entorno social para que la fuerza del testimonio avale y refuerce la evidencia oscurecida de la verdad del valor de la vida.
Por eso en esta batalla -¡lo es!- la familia es pieza fundamental. Nuestra sociedad necesita matrimonios que con su ejemplo alegre hagan visible para todos que el amor fiel y abierto a la vida es una gozada asequible y estupenda; necesita mujeres y hombres que reciban la vida con alegría y esperanza; necesita el testimonio de jóvenes que aprecien y respeten su sexualidad para prepararse para matrimonios leales y fecundos; nuestra sociedad se beneficiará del testimonio de divorciados y mujeres que han abortado y sean capaces de mostrar que ese no es el camino. Nuestra sociedad necesita de la palabra y la vida de quienes –como los cristianos coherentes- recuerden una y otra vez la verdad sobre el hombre.
Con la verdad sobre el hombre se vencerá a la mentirá del aborto. Y en la recuperación de esa verdad, leyes justas son medio imprescindible y necesario.