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50 años de la píldora anticonceptiva

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Por José María Montiu de Nuix, Sacerdote, Licenciado en matemáticas,  doctor en filosofía y ciencias de la educación, licenciado en estudios eclesiásticos. Miembro de CíViCa

Resumimos aquí y concisamente comentamos un interesante artículo que se publicó en catalán: RIERA-MUNNÉ, J. M. 50 años de la píldora anticonceptiva. Una historia que ha de ser explicada y conocida, en “Temes d’avui” 38 (Barcelona, diciembre 2010) 71-80. (El Dr. Riera es sacerdote, doctor en teología y economista).

Por José María Montiu de Nuix, Sacerdote, Licenciado en matemáticas,  doctor en filosofía y ciencias de la educación, licenciado en estudios eclesiásticos. Miembro de CíViCa

Resumimos aquí y concisamente comentamos un interesante artículo que se publicó en catalán: RIERA-MUNNÉ, J. M. 50 años de la píldora anticonceptiva. Una historia que ha de ser explicada y conocida, en “Temes d’avui” 38 (Barcelona, diciembre 2010) 71-80. (El Dr. Riera es sacerdote, doctor en teología y economista).


         Han transcurrido cincuenta años desde que acaeció un hecho revolucionario: la comercialización como anticonceptivo de la denominada píldora anticonceptiva. ¿Qué ha ocurrido en este período de tiempo?


1. Socialización de la mentalidad anticonceptiva

Antes existía la convicción de que toda nueva vida es un don de Dios, una pro-creación. Realmente es así. Pero, tras la aparición de la píldora se ha introducido el error de ver al nuevo ser como una producción, un producto. Esto es, el nuevo ser ha llegado a entenderse como aquello que se obtiene según el capricho de la voluntad, cuando uno quiera. Este cambio de mentalidad, de procreación a producción, es también el paso de respetar la ley del Creador, ley natural, al dominio total ante la posibilidad de una nueva vida. Substituida así la ética por el dominio, se ha generalizado la expresión “hijo no deseado”. Incluso mediante el aborto o el infanticidio se ha llegado a eliminar al hijo no deseado.

            Conviene recordar el itinerario histórico de la nueva mentalidad: a) En Europa,  la revolución sexual del mayo francés de 1968 y las obras de Simone de Beauvoir y b) en América, el feminismo radical con Margaret Sangers, Gregory Pincus, Min Chueh Chang y John Rock. En 1955 se obtiene la píldora Enovid, la cual provoca el bloqueo hormonal de la ovulación. En 1956, se experimenta la píldora en diversos países americanos, silenciándose sus efectos abortivos, cuando los hay. En 1960 se comercializa en EEUU como regulador de la menstruación. Y, en este mismo año, se comercializa en EEUU como píldora anticonceptiva. La píldora y la mentalidad anticonceptiva llegarán a difundirse grandemente por todo el orbe.  

2. Transformación cultural

A la idea de una civilización del amor, que se encuentra en la línea de la donación y del verdadero humanismo, ha sucedido una civilización de la muerte, en la línea del dominio, de la economía y del menoscabo de la dignidad humana, esta civilización incluye el aborto y otros males, y está muy relacionada con la mentalidad anticonceptiva. Fue ante estas transformaciones culturales que se posicionó S. S. Pablo VI, el cual en su gran encíclica Humanae vitae, de 1968, afirmaba que la verdad del hombre exige que en la unión sexual no se pueda separar la dimensión unitiva de la apertura a la vida, condenando así a la píldora anticonceptiva.
 

3. Diferencias profundas entre píldora anticonceptiva y continencia periódica

La píldora anticonceptiva supone un dominio total sobre la posibilidad de generar una nueva vida, es una anulación de la apertura a la vida. Pero, en la continencia periódica, o métodos naturales de control de la fertilidad, se reconoce cual es la relación marital, responsable y éticamente correcta, para recibir a los hijos como don de Dios o, para evitarlos, mediante el conocimiento de los períodos de fecundidad, salvaguardando el respeto mutuo, el amor y la donación. De aquí que se precisan motivos graves proporcionados para que se puedan aplicar los métodos naturales.

4. Destrucción cultural y moral en tres actos

Distinguimos tres momentos en el itinerario de destrucción cultural y moral: 1) momento de SEPARACIÓN de la sexualidad respecto a un posible embarazo, 2) momento de ver la sexualidad desvinculada como una realidad cultural, mediante la percepción del GÉNERO, y 3) momento de desarrollo de la REPRODUCCIÓN genética como camino para liberar a la mujer de su dependencia respecto a una nueva vida y como medio para igualarla al hombre.

1) Primera revolución sexual:

            Esta revolución nace con la aparición de la píldora anticonceptiva, ya que esta separa la dimensión unitiva de la apertura a la vida. El hijo se obtendrá cuando uno desee, como un simple producto.

2) Segunda revolución sexual:

            Esta revolución aparece en los años 80 al reconocerse como legítimos aquellos comportamientos sexuales que siempre se han considerado desviados, especialmente la homosexualidad. El sexo es entendido como una posibilidad personal a la que la sociedad no puede oponerse.

            Consideraré ahora los hitos de este itinerario histórico. El movimiento homosexual empezó en California y se difundió por todo el mundo. Este ha recibido gran impulso de la percepción de género adoptada por la ONU en la Conferencia de Pekín sobre la mujer. La percepción de género afirma que la sexualidad es una característica cultural personal, asimilada y vivida según el propio deseo, según las posibilidades que ofrece la sexualidad humana para buscar su propia satisfacción, desvinculada de la estabilidad de las relaciones, especialmente entre hombre y mujer, y de todo vínculo de paternidad o maternidad. Esta percepción de género está relacionada con los cambios de sexo, la adopción de niños por “matrimonios” homosexuales, la inestabilidad de la relación hombre-mujer, el individualismo ante el deseo sexual, etc.

3) Tercera revolución sexual:

            Esta revolución se intensifica a inicios del siglo XXI. Se trata de desligar a la mujer del embarazo. Los hijos ya no se consideran como el fruto del amor por la unión sexual, ni su gestación ha de acaecer íntegramente en el seno de la madre. Mediante la clonación se intentará que los hijos no sean el fruto de la unión del gameto masculino y del femenino. La fecundación podrá hacerse fuera del seno materno, fecundación in vitro. Se considerará un derecho que el hijo no deseado sea abortado. La gestación podrá realizarse fuera del interior de la madre. Matrimonio será cualquier unión sentimental de sexos, dotada de mayor o menor permanencia. Se llamará familia a los lazos originados en la convivencia por los afectos eventualmente fluctuantes. Lo prioritario será la realización del propio deseo amoroso o sentimental, considerado éste como un derecho de toda persona a ser feliz.

            A la propagación de estas falsas doctrinas contribuye la concepción de la sexualidad como algo que no dice relación al amor, sino a la satisfacción sexual; la afirmación de que cada persona puede hacer lo que quiera con su sexualidad; el miedo a una explosión demográfica; las dificultades económicas para mantener a la familia; el deseo de emancipación de la maternidad y de las tareas domésticas; la confusión del amor con un sentimiento pasajero y la progresiva intervención de la técnica en relación a la transmisión de la vida.
 

5. Visión cristiana del amor conyugal y del matrimonio

Se ha de afirmar el amor conyugal en la línea del acto humano de donación mutua total, fiel, exclusivo, y abierto a la fecundidad. La unión conyugal ha de ser siempre expresión del amor y ha de estar siempre abierta a la transmisión de la vida, siendo inseparables los aspectos unitivo y procreador. La paternidad responsable sólo puede ser tal si está encuadrada dentro de estas coordenadas.

            La revolución sexual es contraria a la naturaleza humana, a la ley natural y a la ética, sustituye el amor que Dios quiere reine entre esposo y esposa por una realidad inferior. Así, vemos que se generan sospechas interpersonales, violencia, aborto, infidelidad conyugal, degradación, consideración de la mujer como objeto de placer, políticas demográficas antinatalistas impuestas dictatorialmente,…

6. Conclusión

La doctrina de la Iglesia sobre la píldora anticonceptiva, al no aceptar esta dado que se ha de respetar la unión entre la dimensión unitiva y la apertura a la vida, no hace otra cosa que decir aquello que la razón dice al expresar la verdad sobre el hombre y la mujer, sobre el amor y sobre el posible fruto del amor. Además, la historia y la experiencia indican claramente los muchos males que han sobrevenido de las revoluciones sexuales. En particular, aunque sea distinto anticonceptivo de abortivo, no obstante, sin la mentalidad anticoncepcionista no habría alcanzado tan gran fuerza la mentalidad abortista. Además, en los matrimonios en los que ha habido una donación total y, por tanto, abierta a la vida, se constata que los frutos han sido muy grandes, tanto en el ámbito social como en el personal. El momento histórico actual, por los fracasos y por los éxitos acumulados, es una verdadera invitación a salir de los falsos caminos y también a volver los ojos hacia la ética natural, es decir, a aquella transmisión de la verdad, que ha proclamado abiertamente la Iglesia, en lo que respecta a la natalidad y la anticoncepción.