Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Hay rescatadores. Muchos ciudadanos no lo saben. Son hombres y mujeres, que dedican su energía, sus conocimientos y su tiempo a rescatar vidas.
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Hay rescatadores. Muchos ciudadanos no lo saben. Son hombres y mujeres, que dedican su energía, sus conocimientos y su tiempo a rescatar vidas.
¿Rescatar vidas de qué? se preguntará usted.
Pues de la muerte, oiga. ¿O es que tampoco sabe usted que hay «abortistas» y «clínicas abortistas»… y dinero, mucho dinero, por medio?
Aunque se les llame también «abortistas», no me refiero a las personas partidarias de la finalización voluntaria del embarazo, o de la interrupción voluntaria del embarazo, o de la provocación deliberada para que se termine el embarazo.
Hablo del «abortista» que tiene unos conocimientos. Es el «colaborador necesario», para que se produzca esa provocación deliberada de la muerte del ser que venía en camino. Si bien, en ciertos casos, puede estar despenalizado legalmente, no quiere decir que no haya muerte. Despenalizado el delito, porque legal o no, no deja de ser verdad lo que la gente entiende: «legal o ilegal, el aborto, mata igual».
El abortista es quien provoca la muerte cruel y violenta de un ser humano. Realice su «trabajo» a petición de la mujer embarazada, o en contra de la voluntad de la misma, como en el caso de los llamados «enfermeros» de las FARC, en Colombia. Allí las obligaban a abortar hasta de 7 y 8 meses. Para ellos, eran esclavas.
No olvidemos que en la esclavitud, (el esclavo) era propiedad de otra persona (el amo). Y eso, como institución jurídica, perduró hasta 1926, si bien se había abolido en 1896. Es decir, hasta entonces era «legal», y los esclavos se vendían y compraban legal y oficialmente.
Ese anacronismo de que un ser humano pueda disponer de otro, persiste. «A nadie en su sano juicio se le ocurre defender la violencia de género como un derecho del maltratador, y menos, del asesino. Sin embargo, muchos de los que claman contra esa violencia injustificada –entre los que se cuentan casi todos nuestros líderes políticos- defienden el derecho de la madre a liquidar al hijo que lleva en su vientre. ¿No es esto una macabra perversión de la lógica?» (pregunta el catedrático de Filosofía y Derecho Francisco José Contreras).
Es una aberración considerar un derecho un acto profundamente injusto, cruel e inhumano. Y Pablo Iglesias la misma noche electoral exigía: el «blindaje de los derechos sociales». Eso significa: derecho a decidir y derecho al aborto. Derechos de unos sobre otros, nunca es progreso sino decadencia.
Se disfraza como un acto de libertad, cuando supone la muerte violenta del no nacido y un daño profundo para la madre y muchas otras personas afectadas. Y más cruel aún, cuando despreciando su dignidad humana y el respeto a la vida, se condena en el seno materno especialmente a quienes pueden presentar alguna enfermedad o alguna forma de discapacidad.
Un rescatador, es justo lo contrario, a un abortista. El rescatador es la persona, que intenta rescatar de la muerte a un ser indefenso e inocente. Hay «rescatadores», como en su día hubo libertadores o luchadores contra la esclavitud. Intentan ayudar a las mamás que acuden abortar, para que las vidas de estas tengan motivación, ilusión y ayuden a su bebé. Eso sí, respetando totalmente su decisión.
Hay universitarios, chicos y chicas, que se preparan, se organizan, se turnan y comparten experiencias, para rescatar. Son extraordinarios. Hay rescatadores en muchas provincias. Escuché en una reunión a unos chicos navarros, diciendo que no todo es solo cuestión de educación, que también se preparan anímica y espiritualmente.
Quiero especialmente hoy hablar de alguien que ha rescatado más de mil vidas. Me refiero a Jesús Poveda, médico y rescatador. Ha impulsado la «Escuela de Rescate a la Madrileña».Con más de 30 años de experiencia clínica, es profesor en la UAM. Desde hace 15 años dirige la Casa de Acogida de «ENTREVIDAS». Ofrece en su consulta sugerencias, visión integral del problema y de las soluciones. En el 2011 puso en marcha, junto al Profesor Jesús Leal, «La Asociación Cultural para el desarrollo La Poveda». la «Fundación Vida» y «Jóvenes Provida». Destacamos, a aparte de sus charlas y escritos, una de sus obras: La salud del feto y la salud de la madre.
El día 28, es la festividad de los Inocentes. Es una fecha especial y señalada para los Pro-vida en todo el mundo. Ese día el Dr. Poveda, y quienes deseen acompañarle, -siempre que respeten a la embarazada y su decisión- estará enseñando a rescatar y rescatando en Madrid, junto a la clínica Dator.
Aunque a lo largo de su vida y su experiencia rescatadora hay miles de anécdotas, recuerda con especial cariño, tres, que me permito resumir.
Cuenta él mismo que, en una de esas ocasiones, con el máximo respeto, se acercó a una joven que se dirigía a abortar y la preguntó:
-¿Por qué quieres abortar?
– No si no quiero abortar, lo que pasa es que si no lo hago me tengo que ir de casa y no tengo a dónde ir.
-Si ese es el problema, nosotros tenemos «Entrevidas» que es una casa de acogida donde podrías estar. Si quieres puedes venir. Así podrías tener a tu hijo.
(La chica dio a luz a su hijo felizmente. Pasado un tiempo decidió decírselo a su padre. Y éste llegó a la casa para recoger a su hija y a su nieto, como el abuelo más feliz del mundo).
Otra, muy emotiva, es cuando en una ocasión se acercó a una chica que iba a abortar y le dijo:
-Mira, estamos aquí para ayudarte. (Ella se echó a llorar sin poder decir una palabra. Cuando se calmó, aun entre sollozos le confesó lo siguiente: Tengo una situación difícil, porque ya tengo 2 hijos, estoy en paro y mi marido también, ahora mismo vengo de rezar al Cristo y decirle: «tengo que abortar a mi hijo si no me ayudas». Cuando usted dijo lo de «ayudar», era justo la respuesta que esperaba.
En efecto, la ayudaron a encontrar trabajo. Y sus 3 hijos crecen preciosos.
Y la última y no menos sorprendente… es que contacta con una mujer que le cuenta, que quiere abortar, porque según le han dicho en la Clínica donde viene a abortar, «su hijo viene con una grave malformación» y no lo puede soportar. Comprendiendo su situación emocional y aceptando su decisión, le propone retrasar por unas horas su decisión de abortar, y realizar una segunda ecografía. Tendrá el parecer de otro profesional que confirme ese pronóstico, y podrá decidir mejor.
Acompañó a la mujer a una clínica cercana. Realizan la ecografía con toda minuciosidad. Con asombro, los médicos dicen a la mujer: «efectivamente, tienes algo muy especial, pero no es para nada lo que te han dicho… sino que vienen dos. Y…los dos tienen perfecta salud». (Pueden imaginarse la alegría, abrazos y cambio de decisión de la mamá).
Como he dicho, el día de los Inocentes, es muy especial. La vida vale lo que vale el amor. Y hay Rescatadores en todos los lugares y tienen mil caras. Desde la mamá que tiene a su hija en brazos, y cuenta que fue su marido quien la llamó cuando iba a abortar, para que no lo hiciera, porque su hija en sueños le había dicho: «papá déjame vivir».
De Teresita, ya escribí aquí mismo. Es la madre de familia que con 4 hijos, ha acogido ya 13 niños más en su familia, mientras aparece una familia que quiera adoptar y se arreglan los trámites de la adopción. Ella sabe que para cada niño ser querido y bien atendido desde el primer momento, es muy importante. Con el entusiasmo de siempre, habla del último hijo ha llegado a su hogar y… se llama Emanuel. Desde Facebook felicita la Navidad con estas palabras: «Es un regalo de Dios en nuestra casa. El nos hace vivir diferente esta Navidad. En nombre de él y de tantos niñitos que han sido acogidos, cuidados y alimentados, amados y abrazados por sobre todas las cosas, les deseo una noche buena llena de Dios.».
Para los voluntarios provida, el 28 D, es una fecha importante. Para una asociación como PROVIDAV-Lugo, lo es más. La razón es clara. La Institución que se fundó hace 2 años en Lugo, precisamente el día 28 de Diciembre. Ha crecido. Ha tenido que cambiar de domicilio por necesidad de espacio vital. Ha ayudado a vivir a más de 30 niños y niñas. Y atiende a sus mamás, a otros hijos o miembros de su familia. Incluso a mamás que darán a luz muy pronto.
Siendo todo lo anterior importante, merecen una mención especial los padres de la pequeña María Victoria, que llegó a vivir solo 30 minutos fuera del vientre de su madre. Ellos sabían que venía con una enfermedad. Encima tuvo un parto complicado (duró 42 horas). Pero todo el sufrimiento y dolor que pudieron sentir por perder a su hija se vio “recompensado” al poder tenerla en sus brazos y darle todo su amor en unos besos de despedida.
Un día, cuando le diagnosticaron la enfermedad, una persona dijo a la madre: «¿Te das cuenta Totoya, de que has dado a luz a cuatro hijos a este mundo, pero que esta vez vas a dar a luz a una hija al Cielo?».
¿Por qué acoger un niño? ¿Qué nos enseña? ¿Cuánto tiene que vivir? Totoya, la mamá, explicó posteriormente en una carta: «Estas palabras las he guardado en mi corazón todos estos meses. Mi pequeña Mª Victoria estaba llamada a nacer directamente a la Vida Eterna. ¿Cómo no íbamos a acompañarla con inmenso amor a la Felicidad Eterna? Esa es mi misión de madre con los que ya tengo, que sean felices y que lleguen al cielo. Esta vez, era distinto porque sabía que ella alcanzaría el premio eterno en pocos minutos, sin luchas, ni sufrimientos».
Aunque la vida es intemporal, pensar es menos urgente que vivir, y amar más importante que sufrir. Tal vez la clave de todo sea el miedo. El miedo impide disfrutar la alegría de vivir y de dar vida. Para vivir y dejar vivir hace falta más valor que para apartar a quien estorba. En el fondo, la vida es el camino que nos lleva a nosotros mismos. Los «Rescatadores» -todos- nos enseñan que, o lo recorremos con los demás, o nos extraviamos. Al Paraíso se llega y se entra en compañía.
En esta Navidad y cada día del año, mi deseo será siempre: «Celebres lo que celebres, celebra la vida». Eso hace felices.