Por Agustín Losada Pescador, Dr. en Boiética, miembro de CíViCa.
Desde las filas pro-abortistas se han escandalizado frente a la reforma legal del aborto planteada por el ejecutivo. Para ellos, el gobierno está dando un grave paso atrás en derechos sexuales y reproductivos (?) conquistados por las mujeres. El líder de los socialistas ha llegado a afirmar incluso que lo primero que harán si llegan al poder será derogar esta ley del aborto, para volver a la situación actual, en el que se garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo para que la mujer pueda abortar sin necesidad de dar ninguna explicación de sus actos, siempre que esté embarazada de menos de catorce semanas.
Por Agustín Losada Pescador, Dr. en Boiética, miembro de CíViCa.
Desde las filas pro-abortistas se han escandalizado frente a la reforma legal del aborto planteada por el ejecutivo. Para ellos, el gobierno está dando un grave paso atrás en derechos sexuales y reproductivos (?) conquistados por las mujeres. El líder de los socialistas ha llegado a afirmar incluso que lo primero que harán si llegan al poder será derogar esta ley del aborto, para volver a la situación actual, en el que se garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo para que la mujer pueda abortar sin necesidad de dar ninguna explicación de sus actos, siempre que esté embarazada de menos de catorce semanas.
Algún destacado dirigente del Partido Popular se ha atrevido también a alzar la voz contraria a esta modificación legal, bien sea por convencimiento o por miedo a que esta reforma les haga perder votos entre ciertos votantes “progresistas”. Por otro lado, los defensores de la vida se encuentran insatisfechos porque este anteproyecto de ley sigue permitiendo el aborto en determinadas circunstancias. He llegado a leer incluso ataques contra asociaciones claramente defensoras de la vida y contrarias al aborto (como Derecho a Vivir o el Foro de la Familia) en las que se les acusa de plegarse a las intenciones del gobierno al haberse congratulado por los innegables aspectos positivos que contiene esta propuesta. En cualquier caso, se trata, como se ve, de una reforma legal que no termina de contentar a nadie.
Mi opinión es que este anteproyecto de ley orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada es claramente mejorable. Fundamentalmente porque contiene un error de base, cual es el de considerar que en ciertas circunstancias el derecho a la vida del nasciturus puede entrar en conflicto con otro derecho de mayor prevalencia, y por tanto, debe ceder frente a él. No obstante, y aún a riesgo de ser criticado por aquellos que solo aceptan como válida una ley de “aborto cero”, considero que hay varios aspectos en esta propuesta que son muy positivos y que conviene destacar para que no se pierdan en el debate que seguirá hasta su aprobación por las Cámaras. A saber:
¿Podría ser mejor? Sin duda. El hecho de que siga permitiendo el aborto en ciertas circunstancias la hace una ley muy negativa. Pero lo puntos señalados anteriormente justifican lo que Mons. Reig Pla ha calificado como “una ley inicua”, pero “menos mala que la anterior”.
[1] No obstante, el anteproyecto de ley presentado por el gobierno modifica la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud para garantizar que la prestación del aborto esté incluida en la cartera común básica de servicios asistenciales del Sistema Nacional de Salud. Con ello, en la práctica, el aborto continuará siendo un derecho, y como tal, exigible (aunque ahora lo será sólo en determinadas circunstancias).
[2] Sin embargo, el aborto eugenésico se puede realizar si se alega que el embarazo de un feto con anomalías “incompatibles con la vida” es causa de riesgo para la salud psíquica de la madre. Al menos se exige que tal anomalía haya sido previamente documentada convenientemente por un médico y refrendada por un segundo médico para poder realizarse el aborto.