Por Agustín Losada Pescador, Dr. en Bioética, miembro de CíViCa. Publicado en su Web Bioética Hoy, el 16 de Abril de 2014
La legislación española no permite la figura de la maternidad subrogada, comúnmente conocida como “vientre de alquiler”, en virtud de la cual una mujer acepta que le sea implantado un embrión fecundado de otra mujer para gestarlo, y conviene en entregar al niño que nazca a la persona que la contrató para llevar adelante el embarazo. En efecto, la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida dice en su artículo 10: “1. Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero. 2. La filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitución será determinada por el parto.”
Por Agustín Losada Pescador - Director General de VidaCord, Asociado de CíViCa Publicado en su Blog Bioética hoy el 23 de febrero de 2012
Leo en Diario Médico del día 21 de febrero que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha concedido una indemnización de 80.000 euros a una familia porque el servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital público en el que fue atendida la madre no se dio cuenta de que el bebé del que estaba embarazada tenía una malformación congénita que la llevó a nacer sin globos oculares.
Por Agustín Losada Pescador - Director General de VidaCord, Asociado de CíViCa Publicado en su Blog Bioética hoy el 2 de Marzo de 2012
Se ha montado un pequeño escándalo porque unos investigadores han sugerido que matar a un recién nacido tiene la misma importancia moral (relativa) que abortar a un feto. Los doctores Alberto Giublini y Francesca Minerva, de la Universidad de Melbourne, incluso han recibido amenazas de muerte por sugerir en un artículo publicado el pasado día 23 de febrero en la revista Journal of Medical Ethics que es perfectamente lícito matar a un recién nacido que cumpla los criterios según los cuales se le habría podido abortar. Es lo que ellos llaman “aborto post-parto”, o el asesinato de los niños recién nacidos. Nadie que me conozca mínimamente creo que dude acerca de mi postura radicalmente contraria al aborto, en cualquiera de los casos. Y por tanto, el rechazo repugnante que me provoca esta propuesta deshumanizada. Sin embargo, el rasgado de vestiduras en contra de estos profesores me parece desproporcionado e hipócrita. Si uno es coherente con sus principios, y defiende la licitud del aborto, no puede menos que estar de acuerdo con el planteamiento que propugna la licitud moral del aborto post-parto.