Pepín Martínez ha encontrado de nuevo el amor
Somos la primera civilización que va a morir de frivolidad. Hay que apelar a historias sin más interés que el que imponen los medios para atraer la atención de una población embrutecida.
El actor veranea de nuevo con su chica en Mallorca, donde fue sorprendido en actitud acaramelada. Y, naturalmente, mientras esto pasaba, sucedían también otras cosas de menor interés, a juzgar por el tiempo que se les dedica en antena. Por ejemplo, en Augusta, Georgia, EEUU, el think tank conservador The National Policy Institute ha difundido gratuitamente, en forma de libro electrónico, una estimación de cómo será el mundo, demográficamente hablando, en 2060, atendiendo a las tasas de fertilidad y crecimiento de las diferentes poblaciones el globo.
Por Eduardo Arroyo, publicado en Elsemanaldigital.com, el 15 de julio de 2011 – Enviado por José Pérez Adán (Catedrático de Universidad de Sociología de la Universidad de Valencia, Presidente de la Fundacion Interamericana Ciencia y Vida, Miembo de CïViCa).
Pepín Martínez ha encontrado de nuevo el amor
Somos la primera civilización que va a morir de frivolidad. Hay que apelar a historias sin más interés que el que imponen los medios para atraer la atención de una población embrutecida.
El actor veranea de nuevo con su chica en Mallorca, donde fue sorprendido en actitud acaramelada. Y, naturalmente, mientras esto pasaba, sucedían también otras cosas de menor interés, a juzgar por el tiempo que se les dedica en antena. Por ejemplo, en Augusta, Georgia, EEUU, el think tank conservador The National Policy Institute ha difundido gratuitamente, en forma de libro electrónico, una estimación de cómo será el mundo, demográficamente hablando, en 2060, atendiendo a las tasas de fertilidad y crecimiento de las diferentes poblaciones el globo.
Mientras que en 1950, las poblaciones de origen europeo eran el 28 por ciento del total mundial y los africanos el 9 por ciento, en 2060 el ratio será básicamente el mismo pero en sentido inverso, dado que los de origen europeo habrán disminuido hasta el 9,8 por ciento. De hecho, durante este periodo, doscientos millones de europeos -uno de cada seis de los que hay ahora sobre el planeta Tierra- habrán desaparecido. En otras palabras, de una manera cinematográfica, cada vez nos parecemos más a "el último mohicano" y los ejemplos -según The National Policy Institute- pueden verse por doquier: desde 1948, cuando la fundación del Estado de Israel, las poblaciones árabes han pasado de 94 millones a 743 millones y ya constituyen un 75% de todos los europeos. Hacia 2050, un cuarto de la población de Europa Oriental habrá desaparecido. Ucrania perderá un tercio de su población y de los 150 millones de rusos, quedarán solo 108. Por su parte, Irán pasará de 71 millones a 100 y Pakistán se convertirá en un país con 300 millones de habitantes, los mismos que tienen hoy los EEUU. Afganistán triplicará la población y pasará de 27 millones a 79 e Iraq de 29 a 62.
Nada de esto, lógicamente, quedará sin consecuencias políticas, estratégicas y económicas, ya que Occidente perderá más y más peso en el mundo. Todas estas naciones, desbordantes de vitalidad joven, quedarán muy lejos de la esfera de influencia de un Occidente envejecido y en decadencia. De modo análogo, al este de los Urales, con una población rusa cien veces inferior a la de origen chino, quedan pocas dudas de quién va a controlar el petróleo, el gas y el oro de Siberia, hasta e punto de amenazar Alaska. De hecho, hacia la primavera de 2008, el entonces director de la CIA Michael Hayden, avisaba de que Rusia se vería obligada a importar trabajadores de las repúblicas de Asia Central y China, que provocarían severas tensiones raciales y religiosas en una nación donde existe uno de los principales arsenales de armas nucleares del mundo, además de un mercado negro de armas tremendamente letales.
Sorprendentemente, estadísticas de la ONU y de medios de comunicación occidentales anuncian "repuntes" de la natalidad. De hecho, según la ONU las poblaciones de Europa Occidental, por ejemplo, se contraerán solo ligeramente. ¿Cómo puede ser esto cuando solo un par de países -Albania e Islandia- superan los 2.1 hijos por mujer, necesarios para el remplazo generacional? Pues porque todos estos medios ocultan que los europeos están siendo sustituidos por contingentes del Magreb, Cercano Oriente, Asia y África. Poco a poco, el Islam gana posiciones en España, Portugal, Francia y los Balcanes y amenaza con anexarse partes sustanciales de Europa. Nada raro, dado que la anexión demográfica es un fenómeno que siempre ha existido, que se produce a costa de pueblos terminales y que sucede en otras partes del mundo. Por ejemplo, en los EEUU, la población de origen mejicano será de casi 130 millones de personas para 2050 y estará en condiciones de borrar demográficamente la frontera de los estados del sur.
Pese a que, como ya informamos en un artículo de ésta misma columna (30.5.2008), en octubre de 2007, fruto de una encuesta del Pew Research Center denominada The Pew Global Attitudes Project, se publicaba un informe de 144 páginas titulado World wellcomes international trade but not immigration (El mundo acepta el comercio internacional pero no la inmigración), que rebelaba la oposición prácticamente global de los pueblos a la inmigración. Sin embargo, observamos que los gobiernos y los "agentes sociales" en general apoyan, difunden y financian -con nuestros impuestos, claro- el supuesto ideal de una sociedad "diversa". Todo ello, naturalmente, al margen de consultas democráticas que por supuesto que jamás van a realizarse. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿qué ideología y qué orden social son los responsables de la actual situación?
Mientras tanto, nuestra televisión, esa misma de la que prescindo desde hace años y de la que recomiendo vivamente prescindir, nos satura con Pepín Martínez y similares. En Austria, un subnormal indígena cree ironizar sobre la religión, equiparando el chascarrillo de cierto cretino arrogante con los problemas del Ser y de la vida que han preocupado a las mentes más preclaras de toda cultura. Somos la primera civilización que va a morir de frivolidad. Parece como si fuera necesario apelar a historias sin más interés que el que imponen los medios para atraer la atención de una población embrutecida por fútbol, gente "famosa" y los tejemanejes de una política trivial.
T. S. Elliot, el premio Nobel de literatura angloamericano, advertía en su poema "Los hombres huecos" de esta insoportable necedad colectiva
T. S. Elliot, el premio Nobel de literatura angloamericano, advertía en su poema Los hombres huecos de esta insoportable necedad colectiva. Según una traducción que circula por la red, "somos los hombres huecos / Los hombres rellenos de aserrín / Que se apoyan unos contra otros / Con cabezas embutidas de paja… Contornos sin forma, sombras sin color, / Paralizada fuerza, ademán inmóvil; / Aquellos que han cruzado / Con los ojos fijos, al otro Reino de la muerte / Nos recuerdan -si acaso— / No como almas perdidas y violentas / Sino, tan sólo, como hombres huecos, / Hombres rellenos de aserrín".
Este parece ser el mejor retrato del "ciudadano" del siglo XXI, ahíto de derechos y de idiotez. Un vivo retrato de nuestra época, como se ve, en el que finalmente Elliot nos profetiza cómo termina el mundo: "No con un golpe seco sino con un gemido". De seguro que tanta estupidez, tanta majadería inducida tiene que tener su castigo. Pero, en sutil discrepancia con Elliot, muchos creemos que nuestro mundo terminará no con uno sino con muchos sollozos de dolor. La tormenta se vislumbra en el horizonte. ¿Tendremos tiempo para salvarnos?