Por José Manuel Belmonte, Dr. En Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en su blog Esperando la Luz el 14 de diciembre de 2019.
Sin imponer y sin palabras, hablan con trazos y con hechos. Cada uno a su manera, como buenos guías mundiales. No se conocen, pero su lenguaje es el mismo, brillante y claro.
Se ha dicho que «la complejidad del mundo y la crisis antropológica en la que estamos inmersos hoy, exigen un testimonio coherente de vida para poder suscitar un diálogo y una reflexión positiva sobre la dignidad humana (enlace).»
Justamente, en estos días, uno y otro, muestran el camino a quien lo quiera ver. Es A Chance in Life (Una oportunidad en la vida). Ellos creen que se necesita ingenio, decisión y compromiso. No hacen falta muchos medios. No han subido a los estrados de los oradores ni han estado bajo los focos que alertan del Cambio Climático. Piensan con sensatez que, tal vez «el exceso de medios materiales para llevar adelante una obra es contraproducente porque anestesia la creatividad».
Por ahí va el mensaje de estos personajes; son capaces de remover conciencias sin gritar. El grito de la luz en la oscuridad del silencio, puede llegar a lo más íntimo, tanto de quien lo descubre al pasar, como del que ahí afuera siente frío, espera un abrazo, o un poco de ternura. A veces a su lado, un perro también apaleado por la vida, tiembla bajo las estrellas siente hambre, y hasta ladra mientras sueña.
El genial grafitero callejero Banksy:
Ha dejado constancia de lo que piensa (o desea) en un mural, en la ciudad británica de Birmingham. Luego -para reclamar su autoría-, ha colgado para la Humanidad, un video en su página web y su cuenta de Instagram.
En el mural pueden verse dos renos tirando de un trineo -un simple banco-. En el banco se ha acomodado Ryan, una persona sin hogar, durmiendo o tal vez soñando, que los renos le transporten a un lugar menos hostil, o menos desfavorable. (Ver síntesis en foto adjunta).
Bansksy, había denunciado en otro mural, aprovechando una esquina, la diferencia entre la contaminación y la naturaleza. ¿Había adelantado un año su propuesta?
Este año, en su mural, denuncia la precariedad de las personas sin hogar.
Alguno puede pensar que esa denuncia nos queda lejos, porque aquí esa precariedad no existe. Sin embargo, las televisiones suelen mostrar personas que duermen en las bocas del Metro o entre cartones, en algún cajero, o estación de autobuses. En Castilla la Mancha, hay personas humanas que como puede verse (en la imagen tomada en Guadalajara), a veces duermen en la pura calle, bajo un simple porche. Espacio que está cerrado en su sector superior y abierto lateralmente en la parte de atrás o en la zona delantera de un edificio,
El otro humano de la gran lección, además de bueno, se llama Ángel.
Se trata de Ángel García Rodríguez, nacido en Mieres, Asturias, España, en 1937, más conocido como padre Ángel. Es un sacerdote filántropo. Sabiendo que según el diccionario «filántropo» es una «persona que se caracteriza por su amor a las personas en general y que se dedica a trabajar por ellas y procurar su progreso y su bien de manera desinteresada».
Es el fundador y presidente de la ONG Mensajeros de la Paz, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1994, hace ya 25 años y luego muchas más, otras como Banco Solidario, Comedores Sociales, Edad Dorada, La sonrisa de un niño, etc.
Hace muy poco, Tamara Falcó, dijo que si ganaba el Premio de Master Chef, el dinero se lo daría a Mensajeros, porque para ella el Padre Ángel es un referente. Ganó el MasterChef Celebrity España 2019 y dio los 75.000 euros a esa ONG.
Sin embargo, a parte de la anécdota, me interesa resaltar, un tema del Padre Ángel que muchos no conocen o no se le ha dado la importancia o la trascendencia que tiene. Si lo pongo de relieve, es porque ha sido ahora, cuando lo que ya ha experimentado en Madrid, acaba de trasladarlo con su audacia a Roma. Es como abrir franquicia en el centro del mundo.
Si en Roma hay más gente durmiendo o pasando la noche en la calle que en cualquier otro lugar, no se puede seguir así. Hay que abrir las puertas del corazón y de la iglesia.
El modelo es una iglesia abierta 24 H, porque las necesidades humanas no entienden de horarios, luego la fe no puede poner barreras. En 2015 inició el proyecto de regir un templo que no cerrara sus puertas, y además fuera acogedor. Desde entonces, la iglesia de San Antón en Madrid, acoge en cualquier momento del día o de la noche, a quien quiera rezar, encontrar un poco de calor, bañarse, encontrar algo que comer y alguien que le escuche, o simplemente descansar en un sillón. Las personas sin hogar, solas, no tienen que seguir en la calle, ni a la intemperie. Y… se calculan en 7.000 el número de personas que duermen en las calles de esta ciudad.
La genial idea, rápidamente fue también implantada en Barcelona, en Aman, en México DF, etc. Pero, la idea original, arranca mucho antes. Fue lanzada hace dos mil años (Mt. 25, 34-36).
Una iniciativa de este tipo necesita de un equipo. Eso no se improvisa. Precisamente el Papa Francisco decía el mismo día 9 de diciembre: «la eficacia en la acción y la necesidad del diálogo piden en nuestra época iniciativas de equipo«. Así que, desde el lunes, se ha sumado al proyecto del Padre Ángel, la iglesia de los Santísimos Estigmas de San Francisco, en pleno centro de Roma. Una iglesia abierta las 24 horas vuelve a traspasar las fronteras.
(Se busca electricista para restablecer la corriente entre la gente,
un óptico para cambiar la mirada,
un artista para pintar la sonrisa en todos los rostros,
un albañil para construir la paz
un jardinero para cultivar pensamientos,
y un matemático, para enseñar a contar los unos con los otros)
Encontrar las 24 horas calor humano, alejarse del frío y la intemperie, no debería ser cuestión de creencias, sino de simple humanidad. Si una iniciativa humano-religiosa de este tipo, lo ofrece la iglesia católica, debe ser bienvenida y apoyada, por quienes socialmente pueden ayudar. Ahora bien, el modelo abierto 24 Horas debería extenderse a otras ciudades y a otras religiones, porque ninguna creencia puede desvincularse de los seres humanos más desfavorecidos.
Giovanni Cerri, es el sacerdote florentino de 45 años, párroco de la iglesia de los Estigmas de San Francisco, que estará al frente de la iniciativa romana, similar a la que el Padre Ángel, con 82 años, tiene en Madrid.
La inauguración, el día 9, ha sido el primer gran paso. Tendrán necesidad de adaptación de muchas cosas, de la iglesia y el antiguo convento franciscano, para atender a toda la gente que lo necesita. El párroco italiano dice: «Vamos a ayudar a mucha gente, conseguiremos acercar a los jóvenes a nuestra parroquia y mostraremos a la sociedad la realidad que viven otras personas». En la parroquia, ofrecerán sillones para descansar, duchas para asearse, baños, lavadoras, servicio médico y comida, y además conexión wifi y televisión, en pleno corazón de la ciudad. De momento solo podrá acoger a 200 pero se piensa llegar en un futuro a los 1000.
Para hacer realidad lo que imaginan que se puede, con la iglesia abierta 24 H, van a necesitar muchos voluntarios, formar un equipo, preparar los relevos y coordinarlo, día a día.
El Padre Ángel lo sabe, porque lo ha experimentado y porque tuvo ocasión, hace un año, de hablar con el Papa a quien le expuso la necesidad de abrir las puertas de la iglesia. «Nos animó a hacerlo. Por eso, tengo la ilusión de que venga algún día a visitarla», dice. Y añade, «el papa Francisco siempre ha dicho que le gustaría tener una iglesia pobre para los pobres. Este proyecto es justo eso. Contamos con su bendición».
Pero la mirada del asturiano padre Ángel va más allá y cuenta que obispos de otros países se han interesado por esta idea y su proyecto, tanto en África como de América latina. Dicho lo cual, reconoce con sensatez: «seguiremos ampliando el número de iglesias, pero no basta con abrir las puertas. Hay que conseguir voluntarios y financiación, y eso siempre es complicado».
En todo caso, el grafitero y el ángel, con su genial creatividad, han demostrado al mundo que un poco de «locura» es necesaria para salir de la apatía o la indiferencia.