¡Que alguien haga algo! Así titulaba la demógrafa Anna Cabré su lúcido artículo de 12 de marzo de 1997 sobre el descenso de la natalidad. Decía “Resulta que España es hoy el país de menor natalidad del mundo y que la natalidad de Catalunya se encuentra por debajo del nivel medio español”. Parecía una voz que clamaba en el desierto, pues nadie se atrevió a contradecir las reflexiones de esta experta sobre los datos objetivos que el I.N.E. publica anualmente.
Examinando hoy la cuestión desde otra perspectiva, el número de mujeres que abortan en España pasó de 53.847 en el año 1998 a 115.812 en 2008 para bajar a 111.482 en 2009, último dato oficial proporcionado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Catalunya ha sido la Comunidad Autónoma con la tasa más elevada de abortos en 2009: 16,10 por 1000 mujeres en edad fértil residentes en Catalunya, siendo la media nacional española de 11,41.
!Que alguien haga algo!, hay que repetir.
Por Dolors Voltas, médico endocrinólogo, vocal de la Junta Directiva de CViCa.
¡Que alguien haga algo! Así titulaba la demógrafa Anna Cabré su lúcido artículo de 12 de marzo de 1997 sobre el descenso de la natalidad. Decía “Resulta que España es hoy el país de menor natalidad del mundo y que la natalidad de Catalunya se encuentra por debajo del nivel medio español”. Parecía una voz que clamaba en el desierto, pues nadie se atrevió a contradecir las reflexiones de esta experta sobre los datos objetivos que el I.N.E. publica anualmente.
Examinando hoy la cuestión desde otra perspectiva, el número de mujeres que abortan en España pasó de 53.847 en el año 1998 a 115.812 en 2008 para bajar a 111.482 en 2009, último dato oficial proporcionado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Catalunya ha sido la Comunidad Autónoma con la tasa más elevada de abortos en 2009: 16,10 por 1000 mujeres en edad fértil residentes en Catalunya, siendo la media nacional española de 11,41.
!Que alguien haga algo!, hay que repetir.
Son varias las causas del aborto provocado. Sin ánimo de ser exhaustiva enumero algunas:
Añadiría en los casos de aborto en adolescentes y jóvenes:
En una cultura “tutorizada”, repleta de cursos de seguimiento, másters de perfeccionamiento y formación continuada a cargo de la empresa, se echa en falta el acompañamiento en el proceso natural de maduración psico-afectiva-sexual de los adolescentes: se incita a establecer relaciones sexuales a edad temprana, sin que haya compromiso ni intención alguna de fidelidad, y, en consecuencia, se banaliza la sexualidad, reduciéndola a una simple relación epidérmica desprovista de contenido humano.
Si, como se pretende y se desprende de la ley orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, la educación sexual que se imparte en las escuelas debe hacer especial hincapié en la necesidad de utilizar métodos anticonceptivos, lo que se conseguirá es transmitir la idea de que la maternidad y la paternidad son algo peligroso que debe evitarse a toda costa, y de lo que hay que defenderse como si fuera el SIDA o cualquier enfermedad de transmisión sexual. Y todos sabemos que no es así.
Evidentemente, estamos de acuerdo en que no es deseable una maternidad en edad escolar: no es el momento idóneo. Pero tampoco es el momento idóneo para tener relaciones sexuales, porque exigen una madurez psico-biológica, afectiva y responsable todavía no suficientemente desarrollada a esta edad tan temprana.
Propongo una pedagogía basada en la psicología caracterológica: estrategias para entrenar la voluntad y el esfuerzo. Para poder decidir libremente no basta con conocer las posibles consecuencias de las acciones que vamos a realizar, sino tener la fortaleza para rechazar aquellas acciones que no sean convenientes. Y esto sólo puede lograrse si la inteligencia conoce y la voluntad está entrenada.
Me permito copiar el último párrafo de Anna Cabré en La Vanguardia: “¡Que alguien haga algo!, tengo ganas de decir. Me refiero a los políticos, claro, es su oficio. Si actúan razonablemente, humanamente, atendiendo al sentir y necesidades de los interesados, mujeres y hombres de las “generaciones damnificadas”, ¿habrá acaso quien ose estar en contra?”