¿Vivir sin riesgo? Del diagnostico preimplantacional a la energía nuclear

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Por Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians y miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, Publicado en ForumLibertas, el 22 de Marzo de 2011.

 En estos momentos de crisis de la energía nuclear para usos pacíficos, sus defensores se acogen a un argumento base. No existe el riesgo cero, es un razonamiento exacto pero poco útil, en la medida en que no dice cuál es el grado de riesgo admisible. En todo caso, lo que ahora deseo subrayar es que en este terreno, como en muchos otros, se asume una evidencia: la vida conlleva riesgo.

Por Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians y miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, Publicado en ForumLibertas, el 22 de Marzo de 2011.

 En estos momentos de crisis de la energía nuclear para usos pacíficos, sus defensores se acogen a un argumento base. No existe el riesgo cero, es un razonamiento exacto pero poco útil, en la medida en que no dice cuál es el grado de riesgo admisible. En todo caso, lo que ahora deseo subrayar es que en este terreno, como en muchos otros, se asume una evidencia: la vida conlleva riesgo.

En el otro fiel de la balanza encontramos una técnica que parte de un supuesto radicalmente opuesto. Se trata del diagnóstico genético preimplantacional que es legal en España a partir de la ley del año 2006, es decir, de la época Zapatero. La finalidad de esta técnica es determinar si existe riesgo de contraer enfermedad analizando el contenido celular del embrión. Si este riesgo existe, la ley ofrece diversas posibilidades, todas ellas dirigidas a dar muerte al embrión. Una es provocar el aborto, otra es realizar un tratamiento de fecundación asistida que permita seleccionar un embrión sano. Se trata de una técnica compleja y como tal muy cara, que se resuelve básicamente en la sanidad privada y que abre una vía de graves consecuencias. De entrada, una vez más, la cosificación del embrión. Éste es tratado simplemente como un material que puede ser desechado a pesar de que, en realidad, es el proyecto de un ser humano que ya contiene todo su código genético completo. Ya tiene su genotipo definido. Esto platea un problema ético que no puede ser obviado.

Por otra parte, no existe la certeza de que el diagnóstico determine necesariamente una enfermedad, lo que hace es indicar una probabilidad de contraerla. Por ejemplo, ahora se ha realizado una práctica de este tipo donde los padres eran portadores del gen BRCA1, el cual determina en un 50% de posibilidades de que el hijo tenga un cáncer de mama u ovario a lo largo de los 70 años de vida. Si se determina un cálculo estadístico de probabilidades y se combina este 50% o 60% con otras probabilidades de muerte por causas distintas en aquella serie de años, se constatará que la posibilidad de que la persona muera de un cáncer es del orden de un 18% a 20% en magnitudes redondeadas. 

¿Justifica este orden de cosas el abrir una brecha ética que insiste en considerar al embrión como simple material humano? ¿Crear esta mentalidad absolutamente eugenésica es bueno para una sociedad donde el mercado es el dios? ¿Se es consciente de que se avanza por un camino –por cierto muy bien narrado en el film Gattaca– donde la diferencia de clases, que dio lugar al marxismo en el origen de la revolución industrial, sea un juego de niños, ya que el mundo se dividiría entre aquellos que pueden pagarse para sus hijos diagnósticos de este tipo y los que no?
La vida es un riesgo. Lo lógico es asumir aquel que se presente en términos más razonables. No parece que la energía nuclear sea bajo este supuesto aceptable, ni tampoco parece que el diagnóstico preimplantacional, con su presentación desmesuradamente positiva de los riesgos que evita, sea aceptable. Como casi siempre, la virtud debe encontrarse en el punto medio aristotélico. Asumir el riesgo que pueda acotarse ligado al mayor bien de todos o de la gran mayoría.

CíViCa
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Ciencia | Cultura | Vida Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida.