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Admisión a trámite de recursos a la ley del aborto ante el Tribunal Constitucional
30/06/2010
El Centro Jurídico Tomás Moro, presentará ante el Tribunal Constitucional recurso de amparo frente a la ley del aborto.
02/07/2010

Por D. José María Montiu de Nuix, Doctor en filosofía, Miembro de CíViCa

Por D. José María Montiu de Nuix, Doctor en filosofía, Miembro de CíViCa

José Ortega y Gasset tras su polémica tesis "España es el problema y Europa es la solución", se encontró de improviso con que la Europa no española se vio sumisa en la guerra mundial. Si todas las miradas las había dirigido a Europa, ahora allí no veía sino sangre, fuego y devastación. ¡A dónde dirigir, pues, ahora, su mirada! El producto mental meramente ideológico de José Ortega y Gasset había chocado con la realidad, la cual desmentía a aquel producto de laboratorio.

En España se ha promovido el aborto desde determinadas ideologías, pero la realidad de la nación española ha ido variando durante estos años. El tiempo no transcurre en balde, envejece, cambia, altera. Ahora el panorama es ya el del binomio aborto – crisis económica. Y la crisis económica es, por ahora, a donde ha desembocado el río del acontecer histórico, o su punto final parcial. ¿Hay aquí también un choque entre ideología y realidad? ¿Qué valor o des-valor tienen ahora aquellos planes pro – abortistas ya antiguos que se forjaron en una torre de marfil? ¿A dónde dirigir ahora la mirada de esos ideólogos ante el espectáculo de la crisis económica?

La ley del aborto que se quiere promulgar el día 5 de julio de 2010 y el plan de enseñanza de Salud Sexual y Reproductiva son dos cosas que conllevarán grandes costes en subvenciones y, por consiguiente, a España le traerán mayores problemas económicos. Subvenciones que, a su vez, están ordenadas a la matanza de los inocentes no nacidos y a la destrucción de la juventud.

Este tema, obviamente, está también relacionado con los impuestos. Pretender que se ha de costear con impuestos la matanza de los niños aún no nacidos es una medida incorrecta que no respeta las legítimas certezas de la conciencia ética y, ello, no resulta tampoco precisamente una invitación a pagar los impuestos. ¿Tanto dinero les sobra que no motivan seriamente al pago de los impuestos? ¿Piensan que con tales medidas impulsan a los no abortistas a pagar los impuestos para que la Seguridad Social pueda realizar los abortos?

Al mismo tiempo, en toda España hay una conciencia innegable, evidente, inmediata, viva, vibrante y generalizada de la actual crisis económica, la cual está afectando a muchas de las personas de la sociedad y a sectores muy diversos de la misma: pensionistas, funcionarios, etc. Además de los muchos millones de parados, abundan otros muchos problemas económicos (financieros, laborables,…) y diariamente se oyen noticias que causan preocupación en numerosas almas sobre el futuro económico tanto por lo que respecta directamente a la situación en la nación española como por lo que hace referencia a la situación internacional que tanto nos influye. Es una situación que se siente sin necesidad alguna de reflexión, pues estamos impregnados por todos los poros por la nueva realidad económica. El problema económico se sitúa a flor de piel, lo palpan todos y, en ocasiones, a algunos incluso llega a estremecerles. Incluso a algunos pro-abortistas lo que les preocupa ahora a diario no es ya el aborto sino la nueva circunstancia económica que rodea y devora sus propias vidas y hace caer sobre las mismas una sombra de incertidumbre.

Ante la nueva situación económica urge encontrar soluciones, en vez de agravar ésta. Las nuevas medidas abortistas no ayudan a salir de la crisis económica sino que suponen nuevas cargas económicas. Ello afecta negativamente a los trabajadores, a las clases más sencillas y humildes, a los pobres, a personas con mentalidades muy diversas (desde los más religiosos a los más ateos, desde los más católicos a los más anticlericales, desde los más espiritualistas a los más materialistas, desde los que están a favor de la vida humana del no nacido hasta los que están en contra de la misma, desde los homosexuales a los heterosexuales) siempre que tengan sentido común respecto a la situación económica personal y de la nación española o, sencillamente, la sientan en su propia carne.

En conclusión, aparte de que el aborto provocado es siempre algo inmoral, se tiene que desde una perspectiva puramente económica la crisis económica ha hecho inviables los nuevos proyectos abortistas. La crisis económica ha reducido a cenizas las nuevas posibilidades abortistas. Por esto, ante las nuevas cargas económicas que supondrían las nuevas orientaciones abortistas, que nada resolverían y que aumentarían la tragedia económica, no pueden sino hallarse en contra personas de la derecha, del centro, de la izquierda, apolíticos, pro – abortistas, personas pro – vida, materialistas, ateos, católicos,…, si tienen sentido de la perspectiva económica. No es sólo la moral lo que está en contra de estos proyectos abortistas, sino también la economía. Es absurdo aprobar algo que nada positivo aporta y que sólo agrava la crisis económica y que desagrada igualmente a materialistas y a no materialistas, a gente de izquierda y a gente que no es de izquierda, y a una gran parte del pueblo español.