Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
La carretera y el camino han sido trágicos, no por la misma razón, aunque las consecuencias finales fueron las mismas. En la carretera, los accidentes han dejado ese balance de muerte. La segunda cifra no es accidental. Los números de la carretera son visibles y tienen nombre y apellidos; los otros, en camino, son invisibles, innombrables e indecibles. Les echaron antes de nacer. ¡Que no se sepa quiénes son, ni que se hable de ellos!
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
La carretera y el camino han sido trágicos, no por la misma razón, aunque las consecuencias finales fueron las mismas. En la carretera, los accidentes han dejado ese balance de muerte. La segunda cifra no es accidental. Los números de la carretera son visibles y tienen nombre y apellidos; los otros, en camino, son invisibles, innombrables e indecibles. Les echaron antes de nacer. ¡Que no se sepa quiénes son, ni que se hable de ellos!
Los primeros iban en el coche, pero no eran el coche. Los segundos iban en vientre de su madre, pero no eran su cuerpo. Los primeros son «casuales», accidentales. Los segundos, «la primera causa de de mortalidad no natural», en España.
Por 1.160 quieren endurecer la ley de circulación o revisar el carnet por puntos, para que haya menos muertos en las carreteras. La sociedad hace campañas para prevenir y minorar esas cifras. El gobierno por su parte, los heridos y empresas suman iniciativas, como «Ponle freno». Una carrera anual con miles de participantes tiene como objetivo que en 2020 sean CERO los fallecimientos en carretera.
Sin embargo por 94.188 fallecidos, se ha intentado que «la cifra» y la realidad pase inadvertida. Ni el gobierno ni la sociedad quieren asumirlo. La ministra de Sanidad ha dado la cifra el último viernes del año a las dos y media de la tarde, víspera de Nochevieja, cuando ya la gente viaja. La » noticia» quedará sepultada por la parafernalia del cotillón y los excesos del año nuevo, porque al día siguiente, no hay periódicos. Cuando se vuelva a la normalidad y al trabajo el día 9, la gente estará ya en otra cosa.
Tan solo un pequeño grupo de personas de una asociación Pro-Vida se manifestaron ante las puertas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Pretendían denunciar «las palabas de la ministra Dolors Montserrat: que ha dicho que no va a cambiar «ni un ápice» la posición del PP sobre el aborto pese a los 94.188 bebés muertos » (G. Joya).
No estamos acostumbrados a que los números sean más elocuentes que las palabras, aunque sean terribles. Lo son. Se empeñan que el número pase como una simple anécdota, como «un apunte contable» en la estadística del INE, como si «nada». Los políticos y los directamente implicados pretenden que la sociedad ignore -un año más- lo sucedido con el aborto. Pretenden que se mantenga, en la sociedad, el caldo de cultivo de la ignorancia, el miedo y la falta de apoyos económicos.
¿Alguien se imagina que al finalizar 2016, los habitantes de una de estas ciudades, con igual o parecido número de habitantes, como Lugo, Girona/Gerona, San Fernando, Santiago de Compostela, Cáceres, Guadalajara, Toledo, Pontevedra, Palencia, Ciudad Real, Cuenca, Segovia o Huesca- hubieran desaparecido del mapa? ¿Se tomaría alguna medida, se haría alguna manifestación? ¿Se cambiaría la ley?
Sean clarividentes por un momento. Si 94.188 equivalen no a los alumnos de una clase, ni siquiera un colegio entero, sino a toda una ciudad, y se la hace desaparecer de forma voluntaria…interiorice y sienta el escalofrío si su hijo/a viviera en ella.
Además, según los datos del INE, la población española ha caído en crecimiento vegetativo negativo. Con lo que habría que fomentar la natalidad, ¿ no? De ahí que para la citada portavoz de HO «Es una vergüenza que el Ministerio de Sanidad intente que pasen desapercibidas las cifras de muertes por aborto publicadas en su web en el último minuto laboral del año, a diferencia de otros datos que saca a la luz a bombo y platillo, con nota y comparecencia de prensa, llenándose la boca de orgullo. Si se avergüenza el Gobierno de los miles de niños abortados en España debería hacer algo para que bajaran de una manera drástica». Y lo primero…informarse y no mentir.
¿Se puede seguir otro año sin tomar conciencia de la cifra, ni hacer nada?
1) No son números. Las víctimas, en la carretera, en cualquier guerra o «en camino» nunca son números, aunque se las pueda contabilizar. Son personas humanas, como nosotros. Esa es la realidad y los hechos. El dato oficial: 94.188 son la mayor tragedia de fallecimientos «no naturales».
Si nada cambia, si nadie cambia, si el Tribunal Constitucional sigue también sin pronunciarse, van a seguir -un año más- los números. Se rondarán las cien mil víctimas a finales de 2017. Comparativamente, otra ciudad será borrada del mapa. ¿Cuántas van desde 2010 que se aprobó el aborto libre?¿Por qué no hacer posible que algo cambie y -ellos, los concebidos y nosotros- podamos seguir juntos en camino?
2) La violencia contra los inocentes nunca puede ser normal. Puede ser legal, pero su muerte violenta, no es justa. Ninguna lo es. Mejor comprobar que mientras el amor es vida y da vida, la ignorancia y el odio aniquilan. El amor abre el corazón a la comprensión, la empatía y el perdón. La violencia, todo lo contrario.
Lo más básico en la convivencia debe ser el respeto. «Ellos», en la carretera o en camino, también tienen derechos. La falta de respeto nunca es amor. Puede ser una injusticia y acabar en violencia, que padecen los seres más inocentes e indefensos. ¿Cómo que nadie es responsable? ¿Cómo que no se puede hacer que los gobiernos ayuden a las madres, para que puedan serlo, si es un bien social? ¿Cómo que una ley no se puede cambiar para amparar la vida, si hasta la Constitución se puede cambiar?
Los interesados directos, los políticos y gobiernos, jueces y ciudadanos, aquí, o en cualquier lugar del mundo, ¿no son responsables de nada? «Somos tan culpables de lo que hace un político español como el propio político. ¿No nos representan? ¡Pues claro que nos representan! Igual a ti no pero sí al sentir general, a la mediocre catadura moral que a veces los españoles tenemos frente a los grandes desafíos. Ese oportunismo, esa vileza de los políticos es nuestra también», (Pérez Reverte, hace unos días en una entrevista a la periodista Marta Caballero).
Pertenecer a un partido, pertenecer a un gobierno, o ser el presidente de una nación elegido por los votos de la mayoría, no da derecho a hacer lo que le dé la gana o saltarse los derechos humanos o los principios éticos de convivencia. Lo ha dicho, alto y claro y para todo el mundo, Meryl Streep: “La falta de respeto incita a más faltas de respeto. La violencia, a más violencia”.
El eminente pensador Bertrand Russell, había dicho que tenemos que aprender a respetarnos y tolerarnos. Primero en familia y luego en la calle. Ese mínimo ético es absolutamente vital para la continuidad de la vida humana en este Planeta. No quedan muchos avisadores que inviten a vivir y dejar vivir.
3) La paz empieza en el respeto a la vida.
El 3 de febrero de 1994 la Madre Teresa de Calcuta dijo en Washington: “La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo, ¿cómo podremos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no se practique un aborto? Como siempre, hay que hacerlo con amor y recordar que amar significa dar hasta que duela”.
Acostumbrarse a una vida en paz, en familia, con amor y sin egoísmos, en libertad y respeto al otro, es esencial, si se quiere erradicar la violencia y parar los atentados y las guerras.
La Paz está amenazada. El Planeta ha vivido la Navidad pasada, pendiente de la amenaza terrorista. La vida está amenazada. 94.188 inocentes en camino en España, lo demuestran. Y cada nación tiene los suyos que sumar a esa tremenda realidad.
Cada año el día primero del año, se conmemora la Jornada Mundial de la Paz. Este año su lema: «La no violencia: un estilo de política para la paz«. Sería más justo decir: «La no violencia, un estilo de vida para la paz», porque no es solo para políticos.
Desde Roma, el Papa hizo un llamamiento ese día a las madres, y a la maternidad «como antídoto del egoísmo». Porque, dijo: “una sociedad sin madres sería una sociedad sin piedad que ha dejado lugar sólo al cálculo y a la especulación. Porque las madres, incluso en los peores momentos, saben dar testimonio de la ternura, de la entrega incondicional, de la fuerza y de la esperanza”.
La ideología y el terror saben, como dice Pérez Reverte que «Occidente y Europa…son viejos, cobardes, caducos y no se atreven a defenderse».Hay 94.188 razones vitales para denunciar su desaparición injusticia y rebelarse contra la acción que se comete en perjuicio de esos inocentes.
Cada es vida un regalo que nunca valoraremos y agradeceremos suficientemente. La vida. se salta las previsiones, las barreras y las leyes. Nunca, por la ley se puede acabar con la vida. La consciencia es anterior a la ley. Se debe recordar que la vida cambia, pero no se acaba. Los que se han ido nos esperan.