Envejecimiento y longevidad

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Por Manuel Alfonseca Doctor Ingeniero de Telecomunicación y Licenciado en Informática, Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Publicado en el Blog Divulgación de la ciencia, el 20 de Octubre de 2016.

Fig.- Longevidad de varias especies. Datos de Science News, 13-7-2016

Se dice a menudo que el envejecimiento ha sido favorecido por la selección natural para facilitar la sustitución de una generación por la siguiente. Según Alex Kowald, de la universidad de Newcastle, esta afirmación es una tontería. Es evidente que la selección natural favorecería a individuos que envejecieran menos y fueran capaces de reproducirse durante más tiempo. Como dijo en 1951 Peter Medawar, Premio Nobel de Fisiología y Medicina (1960), los seres vivos salvajes no viven bastante tiempo como para que la selección natural pueda actuar sobre los genes que afectan su envejecimiento. La muerte les alcanza mucho antes de que se aproximen a su límite de longevidad.

Por Manuel Alfonseca Doctor Ingeniero de Telecomunicación y Licenciado en Informática, Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Publicado en el Blog Divulgación de la ciencia, el 20 de Octubre de 2016.

Fig.- Longevidad de varias especies. Datos de Science News, 13-7-2016

Se dice a menudo que el envejecimiento ha sido favorecido por la selección natural para facilitar la sustitución de una generación por la siguiente. Según Alex Kowald, de la universidad de Newcastle, esta afirmación es una tontería. Es evidente que la selección natural favorecería a individuos que envejecieran menos y fueran capaces de reproducirse durante más tiempo. Como dijo en 1951 Peter Medawar, Premio Nobel de Fisiología y Medicina (1960), los seres vivos salvajes no viven bastante tiempo como para que la selección natural pueda actuar sobre los genes que afectan su envejecimiento. La muerte les alcanza mucho antes de que se aproximen a su límite de longevidad.

Cada especie de seres vivos parece tener una longevidad máxima, que en el hombre, según las apariencias, no excede mucho de 110 años. La longevidad humana más larga que se ha comprobado corresponde a la francesa Jeanne Louise Calment, que murió a los 122,5 años de edad.

La lucha contra la mortalidad a lo largo del siglo XX se centró inicialmente en disminuirla durante los primeros años de vida, con resultados espectaculares. A finales del siglo XX y principios del XXI, los mejores resultados se han conseguido en la disminución de la mortalidad de las personas mayores, pero no parece haber aumentado la longevidad. Obsérvese la figura adjunta, que representa el porcentaje de las personas de cierta edad que mueren durante un año. Para las personas entre 20 y 40 años, apenas se han conseguido resultados tangibles, porque su mortalidad ha sido siempre baja. Para las personas por encima de los 100 años, la mortalidad aumenta rápidamente. Si en 1900 moría uno de cada dos centenarios en un año, en 2013 muere uno de cada tres.

Fig – Datos de mortalidad para España del INE

Todo indica que la curva de la mortalidad, que en 1900 se asemejaba a una U, acabará pareciéndose a una L al revés, con una tasa muy baja durante casi toda la vida y un ascenso brusco hacia el 100%, localizado a una edad muy poco mayor que 110 años. Si esto ocurre, el aumento anual de la esperanza de vida se reducirá a cero. Según los datos de la ONU, ese aumento alcanzó en Estados Unidos su máximo valor en 1975-80, pero desde entonces ha disminuido. Las predicciones de Ray Kurzweil, que anuncia que alcanzaremos la inmortalidad en pocas décadas, cuando el aumento de la esperanza de vida sobrepase un año por año, no tienen visos de llegar nunca a realizarse (véase un artículo anterior en este blog, y otro que saldrá en noviembre).

Aunque se ha conseguido retrasar el envejecimiento de los ratones, no ha sido posible prolongar su vida más allá de 5 o 6 años. Algunos gerontólogos sostienen que envejecimiento y longevidad podrían no estar correlacionados:

Si el envejecimiento y la longevidad están relacionados, tratar el envejecimiento podría tener como resultado hacer que la gente viva vidas más largas y saludables. Pero si son fenómenos distintos, quizá podríamos vencer el cáncer, el fallo cardíaco y otras dolencias de la vejez, pero seguiríamos teniendo lapsos de vida limitados. (Science News, 13 de julio de 2016)

Si esto fuera cierto, aunque consiguiéramos retrasar nuestro envejecimiento, la longevidad no tendría por qué aumentar. Si fuese así, los seres humanos llegarían casi todos hasta los 100 años y después morirían rápidamente a partir de esa edad.

CíViCa
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