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Por Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética y Presidente de CíViCa (Asociación miembro de la Federación Europea One of Us)

Los grandes avances del conocimiento científico en el campo de la Genética Molecular han estimulado la idea de la curación de enfermedades de base genética por medio de la llamada “ingeniería genética”, un conjunto de técnicas integradas en un marco más amplio de lo que llamamos “biotecnología”, que se empezaron a desarrollar para modificar el genoma de las bacterias y luego de las plantas cultivadas y animales domésticos con fines de mejoramiento para aprovechar mejor sus capacidades. A los organismos modificados de esta forma se le denomina “transgénicos”. Las aplicaciones de esta tecnología han sido hasta el momento muy provechosas al permitir obtener bacterias que sintetizan, hormonas, enzimas y otros fármacos, variedades de plantas cultivadas y razas de animales domésticos de mejor calidad, más productivos o más  resistentes a enfermedades u otros caracteres de utilidad para el hombre. La «ingeniería genética» que hace posible estas modificaciones no plantea problemas éticos, aunque los proyectos de modificación deben someterse a un análisis de comités de bioética con el fin de evitar efectos negativos para el medio ambiente o el propio hombre.

Por Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética y Presidente de CíViCa (Asociación miembro de la Federación Europea One of Us)

Los grandes avances del conocimiento científico en el campo de la Genética Molecular han estimulado la idea de la curación de enfermedades de base genética por medio de la llamada “ingeniería genética”, un conjunto de técnicas integradas en un marco más amplio de lo que llamamos “biotecnología”, que se empezaron a desarrollar para modificar el genoma de las bacterias y luego de las plantas cultivadas y animales domésticos con fines de mejoramiento para aprovechar mejor sus capacidades. A los organismos modificados de esta forma se le denomina “transgénicos”. Las aplicaciones de esta tecnología han sido hasta el momento muy provechosas al permitir obtener bacterias que sintetizan, hormonas, enzimas y otros fármacos, variedades de plantas cultivadas y razas de animales domésticos de mejor calidad, más productivos o más  resistentes a enfermedades u otros caracteres de utilidad para el hombre. La «ingeniería genética» que hace posible estas modificaciones no plantea problemas éticos, aunque los proyectos de modificación deben someterse a un análisis de comités de bioética con el fin de evitar efectos negativos para el medio ambiente o el propio hombre.

Nicolás Jouve de la Barreda
Nicolás Jouve de la Barreda
Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá. Presidente de CiViCa.