Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Hay que salir del "punto muerto" en que nos encontramos. Al "estancamiento" nos han llevado los ineptos políticos, que piensan más en ellos que en los ciudadanos. No es que en España estemos en "un callejón sin salida", es que, sin reforma de la Ley Electoral, (que no supieron ni quisieron hacer), pueden llamar a los ciudadanos a las urnas cuantas veces quieran, sin ánimo de cambiar. Hay un "bloqueo" político y social.
Árbitro político: es el pueblo. Lo saben, pero no hacen caso. La interpretación "partidista" de los resultados, lleva al absurdo o a la ruina. Lo decía F. Cambó: “Hay dos maneras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable”.
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Hay que salir del «punto muerto» en que nos encontramos. Al «estancamiento» nos han llevado los ineptos políticos, que piensan más en ellos que en los ciudadanos. No es que en España estemos en «un callejón sin salida», es que, sin reforma de la Ley Electoral, (que no supieron ni quisieron hacer), pueden llamar a los ciudadanos a las urnas cuantas veces quieran, sin ánimo de cambiar. Hay un «bloqueo» político y social.
Árbitro político: es el pueblo. Lo saben, pero no hacen caso. La interpretación «partidista» de los resultados, lleva al absurdo o a la ruina. Lo decía F. Cambó: “Hay dos maneras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable”.
Se equivoca la gaviota y el halcón que desprecian el mandato de las urnas montando una y otra vez el circo de la «investidura» sin consenso. Pura burla. No hay generosidad. Nadie da si no recibe. Se mofan de la democracia dentro y fuera del Parlamento.
Los debates hasta ahora son para «la no investidura». Si se prolonga en el tiempo la agonía política, las urnas pasarán la factura de los electores. La factura económica nos la impone quien dice defendernos.
Ni ellos ni sus partidos o camarillas, tienen dudas. Lo habían anunciado antes de ir a votar el 20 D y el 26J. Se cumple lo que decía Russell: «gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas». Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, no se pone de acuerdo en nada, excepto en tumbar a Rajoy.
Cualquiera puede leer la Crónica canalla de una España cobarde (Ed. Almuzara) de “patriotas fingidos de la derecha acoquinada, políticos malvados de toda condición, jovenzuelos soviéticos que se revisten de populismo, bichos varios…”. El pueblo, es soberano.
Pero estamos atónitos del esperpento. «Más allá de los cenáculos y las tertulias televisivas, lejos de los despachos donde se parte y reparte el poder, existe una España real…atónita, estupefacta, indignada y al mismo tiempo resignada a que se rían de ella a la cara quienes, se supone, solo piensan en servirla. Una España de españoles soberanos que tiran los votos a la basura una y otra vez, ante la incompetencia manifiesta de los llamados a gestionarlos como dicta el sentido común» (I. San Sebastián).
Ver el análisis de Ángel Esposito:
El nudo gordiano
«La expresión nudo gordiano se refiere a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar o de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación solo admite soluciones creativas o propias del pensamiento lateral.«Cortar el nudo gordiano» significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema».
Hay que romper el yugo de los partidos, la presión de la ideología y el postureo. Ya «nadie espera ni generosidad ni desprendimiento ni grandeza de miras, solo cínico egoísmo personalista» L. M. Ansón). Hay que cortar el «nudo» actual. Da igual cómo se consiga. Lo importante es lograrlo. No es broma. La Comisión, el Eurogrupo y el BCE, advierten de lo mucho «que está en juego» en España. No pueden estar todos equivocados menos estos 4 ciudadanos llamados Mariano, Pedro, Pablo y Albert. Luego ellos son los prescindibles.
Cuando Alejandro Magno se dirigía a conquistar el Imperio Persa el 333 a C., tras cruzar el Helesponto, en Frigia se enfrentó al reto de desatar el «nudo», tan complicado que nadie podía desatar. Había que hacerlo para conquistar Asia. Solucionó el problema cortándolo con su espada. Lo desató de un tajo. Daba igual.
Desde Fernando de Aragón y su lema: «Tanto monta, monta tanto» sabemos en España que «desatar» o «romper» da igual Lo importante es conseguirlo.
Ese es también el reto actual. No basta que el Rey «presione a los políticos» para que piensen en España y se pongan de acuerdo cuanto antes. El pueblo no quiere esperar a las elecciones vascas o gallegas. No quiere vividores incapaces de dialogar que vuelvan a pedir el voto para nada. No quiere tirar el voto en terceras elecciones. Quiere un gobierno ya, sea de «políticos» o de «tecnócratas» o de «arrieros» capaces de sacar a este país adelante. Para el pueblo «tanto monta, monta tanto cortar o desatar» y tomar las riendas del futuro. Tiene que instar a trabajar sin descanso hasta conseguirlo.
Los políticos son importantes dentro de su insignificancia. Pero una decisión real, contundente, puede y debe hacerles ver lo segundo, su insignificancia o su incapacidad. José de San Martín (1778-1850) dijo: «la soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder».
Un golpe de timón, sin miedo, es necesario, Majestad. Lo fue cuando la intentona del golpe militar, con Tejero secuestrando el Parlamento. Estos, «electos impresentables» llevan ya dos golpes parlamentarios contra la democracia y amenazan con un tercero. ¡Se equivocan! El Monarca puede y debe hacer algo, antes de que sea tarde. Su padre, salvó la democracia del golpe militar. Si Felipe VI no salva a España del «golpe político», pueden volver los militares. Los independentistas anuncian que irán al frente de la rebelión contra España.
La sociedad tiene la sensación de que se está jugando con el votante con su familia, su negocio, su puesto de trabajo y con el Estado de Bienestar. Hay muchas cosas urgentes dentro de nuestras fronteras. La primera, hacer valer el imperio de la ley y el Estado de Derecho. Hacen falta personas con ideas y principios.
Dice Raúl del Pozo y con razón que: «Si Mariano Rajoy llega a formar Gobierno, en pleno movidón de los juicios por corrupción, con una mayoría endeble, a merced del odio de la oposición, posiblemente vivirá una legislatura corta y convulsa». ¿Es lo que España necesita? ¿Es lo que Europa está pidiendo, tras el Brexit?
Gobiernos débiles o en funciones, avinagran la vida y las esperanzas de los jóvenes y necesitados. Eso da alas a los desafíos independentistas. España arde física, política y temerariamente por los cuatro costados. Solo las fuerzas y cuerpos de Seguridad y los jueces están apuntalando la ley y la convivencia.
Ahora, en la Apertura del Año Judicial, su Majestad lo ha escuchado directamente a la Fiscalía: «Señor, en un escenario político y social incierto, como el que vivimos, y ante el desafío al Estado de Derecho que con total desprecio al ordenamiento constitucional se plantea desde sectores independentistas, conviene mantener la integridad de la conciencia intelectual, tal y como ha hecho el TC en la sentencia [sobre la desconexión]».
Por si hubiera dudas: «en una concepción democrática del poder no hay más legitimidad que la fundada en la Constitución. En esta línea ha actuado y actuará la Fiscalía ante el Tribunal Constitucional y ante los tribunales penales si fuera el caso«.
Que no nos avergüencen, ni un minuto más. Los electores, perdimos ser rescatados de éstos políticos. Y que, con un golpe de autoridad se les diga: ¡Hasta aquí hemos llegado! ¡Dejen de anclar España en la agresividad cainita! Porque como dijo Felipe González. la «crisis política puede convertirse en la crisis del sistema». ¡Corten el nudo o el rollo! ¡Y a trabajar!
Decía Buero Vallejo «la vida es algo que parece un sueño», pero… ¡hay que despertar! El curso judicial y el escolar han comenzado. El futuro es la empresa de todos y se gana trabajando. ¡Mandar es servir! Y el mejor servicio, Majestad, es¡cortar de una vez el nudo gordiano!