Por Roberto Germán Zurriaráin, Doctor en Filosofía. Licenciado en Teología.Profesor de Didáctica de la Religión de la Universidad de La Rioja, publicado en Blog de Roberto Germán Zurriaráin el 30 de abril de 2016
Sigo hablando de la fecundación in vitro.
A lo dicho anteriormente se añade que los embriones “sobrantes” de FIV, llamados embriones supernumerarios, designan aquellos (seres humanos) que no son transferidos: tras haber alcanzado la implantación exitosa de uno o varios de ellos en el útero de la mujer, los demás se congelan (criopreservan o crioconservan), con el fin de que la pareja sometida al proceso de fecundación in vitro pueda utilizarlos en una ulterior implantación, donarlos a otras parejas (adopción), congelarlos indefinidamente, descongelarlos y “dejarlos morir” (no significa descongelarlos y destruirlos) o “donarlos” para investigación.
Por Roberto Germán Zurriaráin, Doctor en Filosofía. Licenciado en Teología.Profesor de Didáctica de la Religión de la Universidad de La Rioja, publicado en Blog de Roberto Germán Zurriaráin el 30 de abril de 2016
Sigo hablando de la fecundación in vitro.
A lo dicho anteriormente se añade que los embriones “sobrantes” de FIV, llamados embriones supernumerarios, designan aquellos (seres humanos) que no son transferidos: tras haber alcanzado la implantación exitosa de uno o varios de ellos en el útero de la mujer, los demás se congelan (criopreservan o crioconservan), con el fin de que la pareja sometida al proceso de fecundación in vitro pueda utilizarlos en una ulterior implantación, donarlos a otras parejas (adopción), congelarlos indefinidamente, descongelarlos y “dejarlos morir” (no significa descongelarlos y destruirlos) o “donarlos” para investigación.
La acumulación de embriones “sobrantes” (esta crece progresivamente) da lugar a la creación de bancos de embriones congelados. Se justifica la existencia de estos bancos como medio para evitar los inconvenientes de poner en marcha de nuevo todo el proceso de fecundación in vitro: análisis reiterados, tratamientos hormonales y cuadro de hiperestimulación ovárica, y más todavía si la mujer ya ha sufrido una previa estimulación y un fallo en la implantación de los embriones transferidos, o si el ciclo resultante de la estimulación no ha sido adecuado para proceder con la transferencia del embrión, es decir, se descongelan los embriones “sobrantes” en el caso de que su implantación no haya tenido éxito y, por tanto, no haya habido embarazo.
Por otro lado, con el uso de los embriones congelados se puede realizar una transferencia controlada y disminuir el índice de riesgo de embarazos múltiples.
Ahora bien, cuando se ha conseguido el objetivo de tener uno o dos hijos, o cuando todos los intentos han fracasado, la mayoría de los embriones humanos que fueron congelados quedan abandonados, lo que revela la pérdida de sentido del valor individual de cada ser humano y de la responsabilidad parental respecto de los embriones que han generado que, a efectos prácticos, pasan a ser “material sobrante” de las prácticas de reproducción asistida.
Por otro lado, todo el proceso (tratamiento) dirigido a conseguir óvulos y fecundarlos supone unos gastos económicos elevados. También hay que decir que todo lo relacionado con la sexualidad humana, desgraciadamente, conlleva pingües beneficios para las empresas dedicadas a ello: 450 millones de euros en el 2013. (Dato facilitado por el Gobierno de España en su informe sobre turismo sexual). Aparte de este coste económico, hay que tener en cuenta el alto coste en estrés y frustración para la pareja en el caso de que no haya tenido éxito no solo la fecundación, sino también la implantación y el embarazo.
En el artículo anterior se han puesto las cifras de niños nacidos por FIV. Pero las cifras de hijos perdidos en el camino (vidas humanas en embriones humanos fallidos y repudiados) son más. Se calcula que, desde 1978, en el mundo, por este medio, se han producido y abandonado en congeladores de nitrógeno líquido más de 32 millones de vidas humanas.
Por último, y en esta exposición de carácter general acerca de la fecundación in vitro, es preciso señalar que esta supone un menoscabo de la mujer y de su cuerpo al reducirlos a mero objeto de producción, incluso en los casos en que la causa de esterilidad tenga un origen masculino.
En definitiva, es una técnica (el de la FIV, con una efectividad o garantías de éxito de aproximadamente un 30%) que produce más muerte que vida, pero que existe y va a más por el complejo y extenso entramado de intereses que rodean a todo lo relacionado con la vida y sexualidad humanas.