Más importante que la religión, la ética

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Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa

Pedro Sánchez se ha erigido en "portavoz de toda su generación" al decir textualmente: "La prioridad política de mi generación, entre otras, será reformar el Estado y convertirlo en laico. No significa ir contra la religión. No soy un radical que ponga en cuestión la creencia de nadie".  

Para imponer la laicidad, el cabeza de lista del PSOE, quiere sacar  la Religión (como asignatura) de las aulas, en horario escolar, en todos los centros de enseñanza, tanto públicos como privados. Además propone modificar el Concordato con la Santa Sede para tener una educación laica. Y para ello quiere también, derogar la ley LOMCE y alcanzar una nueva legislación educativa. Concluye que hay que reducir la religión al ámbito privado, sin manifestaciones públicas.

Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa

Pedro Sánchez se ha erigido en "portavoz de toda su generación" al decir textualmente: "La prioridad política de mi generación, entre otras, será reformar el Estado y convertirlo en laico. No significa ir contra la religión. No soy un radical que ponga en cuestión la creencia de nadie".  

Para imponer la laicidad, el cabeza de lista del PSOE, quiere sacar  la Religión (como asignatura) de las aulas, en horario escolar, en todos los centros de enseñanza, tanto públicos como privados. Además propone modificar el Concordato con la Santa Sede para tener una educación laica. Y para ello quiere también, derogar la ley LOMCE y alcanzar una nueva legislación educativa. Concluye que hay que reducir la religión al ámbito privado, sin manifestaciones públicas.

Cada uno es muy libre de opinar y decir lo que quiera. Pero ateniéndose a todas sus consecuencias.  Ser cabeza de lista de una fuerza política, no es ser representativo, como dice, de toda "mi generación", ni "sus prioridades".  Puede intentar "atraer al elector próximo a Podemos, pero es un error mayúsculo que le va a privar de los votos de amplios sectores de la sociedad española" (V. Prego).

En todo caso, la pretensión presupone una reforma previa de la Constitución que garantiza a los padres el derecho a que eduquen a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas y morales. No parece muy acertado comenzar una campaña anunciando "una ley mordaza" contra el art.27 de la Constitución y contra el art. 18 de los Derechos Humanos, que ampara a los ciudadanos.

Meterse en tantos charcos al dar el primer paso, sin tener siquiera aún el programa, es difícilmente comprensible. Y peor si en el segundo paso, siembra el malestar en sus propias filas con "las personas que encabezan su lista".

No tengo nada en contra del personaje y sus traspiés políticos.  Paso totalmente de éste político y de los otros. Este país no necesita más pirómanos ni llamadas a la violencia revanchista, al anticlericalismo, ni a la desunión. Es hora, no de religión sino de regeneración. Es de agradecer que Felipe VI, haya recomendado: "Que nadie construya muros con los sentimientos". No sólo patrióticos, sino también religiosos.

Con tanta corrupción y tanta manipulación, cada vez más gente ignora de dónde venimos y quienes somos. Se está menospreciando la dignidad que nos iguala como personas, que es única, inviolable y básica para cimentar un Estado y la Comunidad Internacional. Se han perdido o se olvidan valores fundamentales. Esa amnesia es dañina a nivel personal, y a nivel político-social se ha convirtiendo en una pérfida complicidad con la mentira y el fango. Se arrinconaron la ética y la filosofía, que ayudan a los estudiantes a ser decentes y a pensar por sí mismos, pero…eso no interesa. Y ahora se quiere eliminar "la religión", porque sale gratis y agrada a posibles socios en caso de "pactos".

No hay valentía para asumir que somos responsables de lo que hacemos. Nos ocultamos tras lo que otros hacen, dicen, o legislan. Con ello prestamos nuestro apoyo y nuestro concurso a que sea la justicia y la policía, quien regenere y decida. Olvidamos que la voluntad y el libre albedrío son la verdadera fuerza que permita salir del hundimiento y de la complicidad. Estamos llegando a un nivel de saturación de errores y actitudes, con la forma de vida que soportamos o aceptamos. Son vendas en los ojos. Parecen querer enterrar la historia, la conciencia y cerrar las puertas al futuro.

Darse cuenta de eso, sería positivo. Supondría un abandono de la contaminación ideológica y, un acercamiento desnudo y humilde a la verdad. Podría ser el inicio de un camino de liberación. Una muestra de lucidez para salir del autoengaño o autobloqueo emocional.

No es fácil la regeneración; no es un tema únicamente personal, aunque es imprescindible. Tampoco es un problema puntual de la sociedad española, sino una situación europea y global. Es como el aire que respiramos, individualmente, pero  trasciende las fronteras. Como saben los ecologistas, lo que contaminamos repercute en todos. Hay quienes llegan al poder y pretenden dirigir la vida de los ciudadanos, sin preparación, sin cultura, sin experiencia y sin formas.

La decencia tendría que ser el objetivo del individuo, de la familia y del político. El contacto con la realidad y la ayuda a los conciudadanos, la meta. Hay que ayudar a quien lo necesita. Además de la desunión de aquí, hay una crisis humanitaria. Pero ni los políticos tienen ideas claras, ni son capaces de marcar directrices claras y consensuadas, ni aquí ni en Europa.

"Con la llegada masiva de inmigrantes, Europa sufre una transformación que está fuera del control de los gobiernos"dice Hermann Tertsch (ABC). Y añade: "Mientras no cesa la oleada migratoria mayor desde la II Guerra Mundial que comenzó con su máxima intensidad en agosto y se mantiene. Aunque haya desaparecido de las noticias aquí en España. Porque estamos entretenidos con nuestro golpista que baladronea aún impune en Cataluña. Con nuestro presidente que se declara satisfecho con su partido en naufragio y sus grumetes ministeriales de reyerta. Con nuestros socialistas que juegan a comunistas y separatistas, los comunistas que se pretenden socialdemócratas y castristas y toda España que parece decidida ya a lanzarse al camino hacia el Estado ingobernable en el 2016. Porque la indolencia de los unos y el delirio revanchista de los otros harán más imposible que nunca una España firme y respetuosa con sus leyes y consigo mismo. Así, liados como estamos, nadie prepara a los españoles para lo que se les vendrá también encima en los próximos años".

Se equivoca el líder socialista: no es un problema de religión sino de ética. No es un problema de creencias, ni de miembros de una religión en particular, sino un problema ético de cada uno y de todos. La ética, es más importante que la religión. "No llegamos a este mundo ni a éste país, como miembros de una religión", sino con una ética innata. Se necesita más respeto a ese humanismo, y también a la historia de la civilización.

La ética trasciende a todas las religiones y llega hasta los últimos rincones del ser humano, de cualquier ser humano en el planeta. Es el fundamento de la conciencia porque está en la esencia humana. Se puede ser ateo o agnóstico, pero no se puede vivir sin valores que indiquen lo que está bien o está mal. Es natural que el respeto a los demás, el altruismo, la no violencia, sean más valorados por todos. Y cuanto más espiritual, más libre es el hombre  y más humano. Hay que educar el corazón y el espíritu. ¡La fe está a otro nivel!

 Si uno lleva en su interior la paz, puede hacer que la paz en el exterior también sea posible. La ética está en el corazón y de ahí brota lo que podemos ser y todo lo que podremos hacer por los demás. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

 Además de que no todos los ciudadanos se comportan al mismo nivel de ética, las ideologías sectarias, la xenofobia, los nacionalismos, los fanatismos religiosos, pueden ser incendiarios. Todos los fundamentalismos son perjudiciales y peligrosos. Pero tienen un poder demoledor, si se amparan en los medios de comunicación y las Redes Sociales.

Se sabe que mientras se quiere suprimir "una manifestación religiosa" se está financiando a otras religiones o creencias, además de utilizar la enseñanza para un ambiciosos proyecto de reingeniería social y sexual amparado desde el poder.

La "laicidad" que todos aceptarían, sería la verdad y la decencia.  Dicho de otro modo,  "la única religión" en la que todos creemos: La ética y el imperio de la Ley, para todos y siempre. Claridad, condiciones y reglas de conducta para los nativos y para los que decidan venir o hayan llegado. Los inmigrantes y los refugiados traen su historia, su religión y su proselitismo. Puede ser enriquecedor, pero sin olvidar lo acontecido en Francia, el Reino Unido, Turquía, Suecia, y en el sur de España. El radicalismo islamita está más cerca de lo que pensamos. Que cada uno sepa a qué atenerse en todo el territorio. Privilegios para nadie. ¿Es tan difícil? ¿Hay que reformar la Constitución para poderlo hacer? Seriamos los ciudadanos más felices si algún líder se atreviera a tenerlo en cuenta, llevarlo a su programa y ponerlo en práctica. Hay que dialogar, tender puentes y cuidar las promesas. Mentir al ciudadano, es un riesgo, porque ¡tiene memoria!

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa