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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Intentar retener, sea lo que sea, va contra la corriente de la vida.

Es curioso, que año tras año, desde hace mucho tiempo se intente dar solución a un problema de forma equivocada. Se pone en ello, voluntad, empeño, incluso descalificando a una de las partes, sea de derechas o de izquierdas.

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Intentar retener, sea lo que sea, va contra la corriente de la vida.

Es curioso, que año tras año, desde hace mucho tiempo se intente dar solución a un problema de forma equivocada. Se pone en ello, voluntad, empeño, incluso descalificando a una de las partes, sea de derechas o de izquierdas.

La guerra del agua parecía superada desde octubre de 2013, cuando el Gobierno y las cinco comunidades autónomas dependientes del río Tajo, entonces todas del PP suscribieron un pacto sobre los trasvases.

Pero, cambiado los gobiernos, se hacen llamadas para que la población se levante y haga ruido, para salir en los medios y decir que no se puede dar lo que no se tiene. Y es verdad. Tienen razón. No se puede dar agua desde el Centro, si no se tiene. Lo diga el gobierno de Toledo o el gobierno central.

Pasan del escarceo dialéctico a la descalificación, como si el adversario fuera el causante. Ponen, una vez más de manifiesto que no han dado con el problema y tampoco con la solución.

El drama de España es que todos quieren ser dueños de algo que no les pertenece, por ninguna razón.  Ningún político es dueño de las nubes, aunque alguno pueda dedicar su tiempo a contarlas.  Como las nubes, ellos pasan. Aquellas, cuando pasan, dejan el cielo limpio y con más luz; ellos no pueden decir lo mismo.

Los manantiales y las nubes son generosas. Dan lo que tienen. Fluyen. Dejan ir lo que les viene sin ponerle trabas. Y dejan que se vaya lo que tiene que irse, cuando tenga que irse a donde tenga que ir. Las nubes es que son libres, como el viento, y no llueven a capricho de nadie.

Tenemos, en el Centro, los embalses más capaces de toda la península. Muchos no saben por qué y a otros no les interesa saberlo, porque cierta memoria no pasa por el agua. Así que nadie negará, porque no puede ocultarse, la capacidad de los embalses, ni su utilidad.

Desde el Plan Nacional de Obras Hidráulicas, que diseñó Indalecio Prieto, poco o nada se ha hecho con visión global y de futuro. El último intento de poner en marcha un Plan Hidrológico Nacional, se lo cargó, sin ofrecer alternativa, el PSOE de Zapatero. Prefirieron mentir a los ciudadanos, diciendo que la solución estaba en las DESALADORAS, que han sido un fracaso. Rajoy, en esto del agua y en otras cuestiones, se ha limitado a "pasar", con más pena y complejo que acierto.  Los presidentes Autonómicos, desde que existen las Autonomías, han barrido para casa,  sin mejorar en absoluto y sin que los ciudadanos sepan dónde han ido a parar los millones que el agua ha generado.

Es cierto, los pantanos no tienen agua. Están al mínimo. El porcentaje es algo que determinan los expertos. Yo, sin ser experto, lo he visto antes y ahora, porque vivo aquí.  He visto los días de gloria, con barcos y con playa, y ahora he visto ahí mismo a los rebaños. ¿Alguien les ha pedido cuentas? Quienes han gobernado, ¿han dado cuenta a los votantes?

Pues, ahora, más que nunca, están en una discusión político-bizantina: no vamos a dar agua-dicen-, no vamos a trasvasar ni a Murcia ni a la Comunidad Valenciana, porque no hay.  No hay porque no llueve, porque en la cuenca de la cabecera del Tajo y del Guadiela se suceden los años de sequia. Y mientras, una vez más, el gobierno central ha ordenado un nuevo trasvase sin tener en cuenta el nivel de los pantanos, o sin  hacer caso a quienes sí sabían la escasez y contra lo que estaba pactado.  Desde Valencia se apoya, claro.  Mònica Oltra aboga por un gran pacto para gestionar el agua, 'pero ahora hay que aplicar una norma legal porque los agricultores lo necesitan'.

 La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de la Región de Murcia (UPA-Murcia) no están contentos. Querían más agua. Lo calificande “agresión a los regantes del trasvase, un golpe a la actividad económica y un mazazo al empleo”. 

En la línea de los murcianos  se expresan en Alicante. El presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, mostró su “descontento” porque son “cinco hectómetros menos de los que se hubieran podido aprobar por ley”.

La consejera de Fomento del Gobierno socialista de Castilla-La Mancha, Elena de la Cruz, califica de “simple venganza política” el nuevo trasvase de 15 hectómetros cúbicos aprobado por el ministerio de Agricultura. Califica la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy de "un secretismo impropio de un país avanzado”. Están dispuestos a recurrir el desembalse.

La ex-presidenta de la Diputación de Guadalajara  Ana Guarinos,  ha criticado la visita del Presidente autonómico a la zona de los Pantanos por “demagógica y electoralista” porque “si hay un culpable en materia del agua en Castilla-La Mancha y en Guadalajara ese es el PSOE que apoyó la derogación del Plan Hidrológico Nacional, plegándose a los intereses de Zapatero y de los nacionalistas, en claro perjuicio de Castilla-La Mancha y Guadalajara”.

Por su parte Antonio Román, diputado nacional del PP y alcalde de Guadalajara, reclama al gobierno de Castilla-La Mancha que destine a los municipios ribereños con carácter retroactivo, los cien millones que la región recibió en compensación por el trasvase durante los 28 años de gobierno socialista".  Otro tema, no tan claro como el agua. Nada es gratis. Pero…¿a dónde va el precio de trasvasar?

¿Van a hacer algo y poner remedio? No. De eso no se habla.

Nadie ha traído agua a los pantanos, sólo las fuentes y las nubes. Y en esas estamos a finales de agosto 2015.  Nadie, ni los políticos del interior, ni los de la costa, ni los del gobierno de la nación, se han preocupado de traer agua aquí, para poder dar a quien lo necesite (de aquí o de más allá). No lo han hecho ni han movido un dedo, durante 45 años. No hay una política nacional del agua, como en Francia y otros países europeos. El futuro y el progreso lo exigen, pero… 

Ninguno ha ofrecido otra solución que culpar al adversario y amenazar con cerrar el grifo. Cada legislatura, la teoría de la goma, del tira y afloja o del, y tú más.

 Dar, sí es la solución. Poner los medios para que haya agua para dar, sí es la solución. Nadie pone el dedo en la llaga, nadie dice: "si no hay agua vamos a traerla". ¡Pónganse a ello! ¡Mójense!  Agua sí ha habido… y se ha tirado al mar. Agua si hay y se sigue tirando. Agua habrá y se seguirá desperdiciando y arrojando al mar, si los políticos de turno no quieren solucionar el problema, ni aceptar que el agua es de todos… Ellos son el problema. Ellos y las Autonomías, claro.

Lo escribí cuando la lluvia intensa y el deshielo, desbordaban  el Ebro en varios tramos de su cauce, ocasionando pérdidas millonarias a los agricultores y ganaderos, pero también a los  comerciantes y a los vecinos de varias localidades de la Rioja, y Aragón, sobre todo. Finalmente cientos de Hm3 de agua iba por Cataluña al mar, sin que nadie la aprovechara, encauzara, ni embalsara, para su posterior utilización.

Mientras los Hectómetros sobrantes de agua, destruían haciendas y dañaban obras públicas y mientras el resto se perdía en el Mediterráneo, el Gobierno de España ordenaba trasvases al Levante, del escaso agua que tenían los embalses de Guadalajara. Y ni los gobernantes de Castilla La Mancha hicieron nada,  ni se hizo nada en la Rioja, ni en Aragón, ni tampoco en Cataluña, o en el resto de las 7 Autonomías de la cuenca del Ebro, como si el agua no fuera su problema. El Estado aportó, así lo prometió el gobierno, cientos de millones de euros a los damnificados y ahí terminó el problema. Nadie quiso remover las aguas, porque las elecciones estaban a las puertas, y el PP muy desgastado, prefirió pagar y callar. Mis escritos están ahí. Ahora, después de aquellos desastres y de las elecciones, estamos peor aún.

 Sí, porque después de las elecciones se han ordenado nuevos trasvases de la cabecera del Tajo hacia Levante. Ahora son los socialistas, que gobiernan en Castilla la Mancha con Podemos, quienes han dicho que no envían agua a Valencia, aunque desde allí, los también socialistas-con-podemos, reclaman la llegada del agua, por la difícil situación que atraviesan en esas tierras.

Pero, siguen diciendo: "¡siempre estamos lo mismo!". Y los pueblos ribereños de los mayores pantanos de España, corean: "¡Ni una gota más!", "¡Queremos soluciones, de una vez por todas!", "¡Nosotros también queremos agua!".

 Aquí, no somos insolidarios. Sabemos que la generosidad antes o después obtiene una respuesta de felicidad. Así que la gente que vive aquí quiere dar agua a quien la necesite y a donde la necesiten. Pero queremos que la gente del sureste y del levante, y los políticos todos entiendan que NECESITAMOS AGUA PARA DAR. Y la condición, que todos debemos intentar es que se traiga, porque no se puede dar lo que no se tiene.

El agua no puede ser un elemento de discordia en periodo electoral. La necesidad de agua debes ser un reto para de una vez por todas dar una solución. Sí hay agua, lo  que no hay es voluntad. Lo importante es hacer un Plan y ponerse manos a la obra para hacer infraestructuras, para que el agua llegue.  La gente estaría encantada de repartir, no lo duden.

La escasez de agua aquí, pone de manifiesto la carencia de voluntad política para pensar y realizar una solución nacional y justa.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa