Por Emilio Chuvieco, Catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá y director de la editorial Digital Reasons. Publicado en ACEPRENSA el 24 de Junio de 2015.
La encíclica “Laudato si” ha tenido gran repercusión en los medios porque trata un tema de mucho interés social: la cuestión ecológica está presente en múltiples debates públicos, y afecta a muy diversas cuestiones, desde la agricultura y ganadería, hasta la energía, la gestión industrial y el mismo concepto de desarrollo. No cabe duda que el texto es especialmente controvertido en EE.UU., donde se inicia un año electoral. Es controvertido en ese país, porque las cuestiones ambientales, y especialmente el cambio climático, siguen estando muy politizadas, prevaleciendo las discusiones ideológicas sobre la abrumadora evidencia científica.
No hemos de olvidar además que EE.UU. es el único país industrializado que no ratificó el protocolo de Kioto, y que pese a los ocho años de presidencia de un supuesto adalid de la cuestión, sigue sin tomar medidas eficaces para reducir significativamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, que son de las más altas per capita del planeta. Por último, hay que considerar que las cuestiones religiosas son una parte sustancial del debate público en EE.UU., y por tanto el posicionamiento de un líder religioso tiene un impacto político de mucho mayor alcance que en Europa.
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Por Emilio Chuvieco, Catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá y director de la editorial Digital Reasons. Publicado en ACEPRENSA el 24 de Junio de 2015.
La encíclica “Laudato si” ha tenido gran repercusión en los medios porque trata un tema de mucho interés social: la cuestión ecológica está presente en múltiples debates públicos, y afecta a muy diversas cuestiones, desde la agricultura y ganadería, hasta la energía, la gestión industrial y el mismo concepto de desarrollo. No cabe duda que el texto es especialmente controvertido en EE.UU., donde se inicia un año electoral. Es controvertido en ese país, porque las cuestiones ambientales, y especialmente el cambio climático, siguen estando muy politizadas, prevaleciendo las discusiones ideológicas sobre la abrumadora evidencia científica.
No hemos de olvidar además que EE.UU. es el único país industrializado que no ratificó el protocolo de Kioto, y que pese a los ocho años de presidencia de un supuesto adalid de la cuestión, sigue sin tomar medidas eficaces para reducir significativamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, que son de las más altas per capita del planeta. Por último, hay que considerar que las cuestiones religiosas son una parte sustancial del debate público en EE.UU., y por tanto el posicionamiento de un líder religioso tiene un impacto político de mucho mayor alcance que en Europa.
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