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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Estaba en clase, como un día normal. El Director del centro le dio la noticia y felicitó a Malala. Luego lo hicieron los profesores y los compañeros. Pero no se suspendieron las clases. El gran honor de tener un Nobel en sus aulas, tenía que respetar “los derechos de las mujeres y el derecho a la educación”. Es lo que ha hecho que Malala reciba ese reconocimiento universal de la Academia Sueca.

Premio Nobel de la Paz 2014 otorgado a Malala Yousafzai, niña paquistaní víctima de un atentado de los talibanes cuando tenía sólo 12 años de edad, es una grandísima noticia. Ella había sido atacada por el fanatismo religioso, al defender el derecho a la educación de las niñas en el valle de Swat (Pakistán).

Discurso de Malala en Naciones Unidas: 

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Estaba en clase, como un día normal. El Director del centro le dio la noticia y felicitó a Malala. Luego lo hicieron los profesores y los compañeros. Pero no se suspendieron las clases. El gran honor de tener un Nobel en sus aulas, tenía que respetar “los derechos de las mujeres y el derecho a la educación”. Es lo que ha hecho que Malala reciba ese reconocimiento universal de la Academia Sueca.

Premio Nobel de la Paz 2014 otorgado a Malala Yousafzai, niña paquistaní víctima de un atentado de los talibanes cuando tenía sólo 12 años de edad, es una grandísima noticia. Ella había sido atacada por el fanatismo religioso, al defender el derecho a la educación de las niñas en el valle de Swat (Pakistán).

Discurso de Malala en Naciones Unidas: 

 

Ver un poco de su historia:

Y comparte el premio con el indio Kailash Satyarthi (60 años) dedicado a apartar a los niños de la bestial esclavitud laboral. También él ha sido atacado, por defender a los niños de los intereses establecidos y las mafias. “Cuando luchas contra esos intereses establecidos y criminales que tienen buenas conexiones, si ven que pierden dinero, toman represalias violentas. He perdido a dos compañeros. Uno recibió disparos y otro murió de una paliza. La mayoría de mis colaboradores más veteranos, y muchos de los jóvenes también han recibido palizas. Mis colegas y yo tenemos cicatrices en nuestros cuerpos. Es una lucha dura. Pero cada vez que somos atacados sentimos que estamos haciendo algo bueno”.

Ver video de Satyarthi: 

 Estos activistas, cada uno en su país,  han sido galardonados por el comité en Oslo por la batalla librada en nombre de los niños y de su derecho a la educación.  El fanatismo y las mafias, saben que la educación es un poder liberador. Mientras tengan a la mujer esclava, sin cultura, los talibanes impondrán sus opresoras leyes. Y mientras los niños sean alejados de la escuela por la pobreza o la necesidad de llevar un dinero a las familias, o la exclusión social los criminales dispondrán de mano de obra barata e impondrán su dictadura en cuestiones sociales. Esa es”lagrave explotación de los niños con fines económicos".

Gracias a este premio, el mundo conoce a un indio y una paquistaní, especiales. Son un hindú y una musulmana. La admiración del mundo llega en forma de reconocimiento por lo que son y por su activismo, por encima de fronteras, y sin importar edad o sexo o  religión. Un Nobel. Dos ejemplos. Ambos han sufrido en su propia carne el zarpazo de la intransigencia y la cobardía. La paz es lucha.“La paz, dice Satyarthi, llegará a través de las personas. Los esfuerzos políticos y diplomáticos son necesarios pero también de la acción de la gente corriente. El Premio Nobel ayudará. He hablado con Malala acerca de crear una nueva iniciativa llamada Paz para los Niños”.   Ellos son los que más la merecen.

Por su parte, Malala Yousafzai es una chica pakistaní de tan solo 17años. Activista que ha recorrido ya el mundo, incluidas muchas universidades, y se ha presentado ante las autoridades de los grandes países, luchando por los derechos de las mujeres para acceder a mejores formas de educación.  Tiene ya un libro en la calle: “I am Malala”.

Ver entrevista:

Es la persona más joven en ser nominada para un premio nobel de la paz, y la más joven en recibirlo en cualquier categoría (2014). Ya era conocida en la ONU. Había recibido otros muchos premios. Incluso se le dedicó un día al año: “El día de Malala”, que ella dice que no es su día, sino el de cada mujer y de cada niño y niña que han levantado su voz por sus derechos.

Como diría  Thomas Jefferson, “es un error pensar que hay un código moral para la vida pública y otro para la privada”. La educación no es saber esto o aquello. Sabiéndolo, hay que tener la transparencia y el entusiasmo de un niño. Es un error pensar que haya un código ético para ricos y otro para pobres. Es un error imaginar que haya unos principios válidos para creyentes y otros para no creyentes. No se trata de “solidaridad” con los desfavorecidos, ni siquiera de “fraternidad”, aunque sean hermanos, se trata de justicia, de igualdad de derechos, empezando por los niños y las niñas. Esa filosofía, de la rectitud y de la no violencia se aprende desde la edad temprana, en la familia y en la escuela. La paz se vive y tiene que salir de dentro. Si se impone, no puede ser paz.

Los premiados unirán fuerzas para derrotar al analfabetismo, la explotación infantil y la discriminación de las niñas. Pero es importante que en todos los países, cunda su ejemplo.

Escandaliza pensar, en la discriminación talibán, cierto. Pero también en las mafias, y la irresponsabilidad, de la “cultura black” de políticos corruptos y élites de directivos adinerados, convertidos en avaros insaciables. Esa opacidad y  su ceguera está más en el corazón que en la ignorancia. El poder corrompe. Por eso los niños, los desheredados y desahuciados seguirán alzando su voz para ponerlos al descubierto. O se educa para la conciencia, o sin conciencia la educación se convierte en un trampolín hacia el poder, y éste en panacea para la impunidad.

Al igual que los Nobel de la Paz de este año, los países nórdicos, con Finlandia a la cabeza, están convencidos de que los hombres y mujeres se forjan en la infancia. Para la educación y los principios, son fundamentales los primeros años. Por eso ponen las bases para su éxito personal, vital y universitario. Salvo casos aislados, la convivencia democrática, el civismo, la tolerancia y el respeto, se adquieren a esa edad. “Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.

Otra cosa es el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA que se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes de 15 años a partir de unos exámenes que se realizan cada tres años, en varios países, con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos.

Pero si año tras año se constata el fracaso educativo, algo falla. Termina siendo fracaso también en habilidades prácticas y en dificultad para acceder al mercado laboral. El dinero no lo es todo. En los últimos 40 años España ha progresado mucho en términos de integrar a más personas en el sistema educativo. Pero si mira a los resultados PISA en los últimos 10 años, sigue habiendo mucho margen de mejora. El sistema no es del todo eficiente: hay bastante inversión, pero los resultados no cumplen con las expectativas…Hay un desequilibrio entre lo que necesita la sociedad y lo que ofrece la escuela. Hay que invertir en ello”. (A. Schleicher, subdirector de Educación de la OCDE y director del informe de referencia internacional PISA).

El educador paquistaní Ziauddin Yousafzai, padre de Malala,  recuerda que las mujeres y los hombres merecen la igualdad de oportunidades para la educación, la autonomía y una identidad independiente. Recuerda que la familia es fundamental. En la suya, rodeó a sus hijos de cariño.  Estuvo junto a Malala como ejemplo y tuvo el coraje de creer en ella. "¿Por qué mi hija es tan fuerte?",  se pregunta Yousafzai, y sin dudarlo, afirma: “Porque no le corté las alas".  

Suficiente para hacer de ella Un Premio Nobel, capaz de compartirlo con otro gigante al otro lado de la frontera.  No existen fronteras para los niños, ni para la educación ni para la paz. 

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa