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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Seguro que algo se puede clarificar. Ni todo fue negro  ayer, ni todo blanco. Me gusta ver las dos caras de la moneda, sencillamente para que ni la derecha ni la izquierda me manipulen. Hay luces y sombras, ciertamente. Peor que las gafas oscuras es no querer ver.

Desde la izquierda, se había convocado una MARCHA por la DIGNIDAD, en Madrid el día 22 de marzo. Tenían derecho a protestar y gritar lo que no están de acuerdo. La crisis ha destapado muchas injusticias, que resumo en este punto del Manifiesto:

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Seguro que algo se puede clarificar. Ni todo fue negro  ayer, ni todo blanco. Me gusta ver las dos caras de la moneda, sencillamente para que ni la derecha ni la izquierda me manipulen. Hay luces y sombras, ciertamente. Peor que las gafas oscuras es no querer ver.

Desde la izquierda, se había convocado una MARCHA por la DIGNIDAD, en Madrid el día 22 de marzo. Tenían derecho a protestar y gritar lo que no están de acuerdo. La crisis ha destapado muchas injusticias, que resumo en este punto del Manifiesto:

“Desde la MARCHA DE LA DIGNIDAD 22M, consideramos que es importante articular una movilización unitaria, masiva y contundente contra las políticas que atentan contra los derechos humanos y la justicia social. Una movilización contra el pago de la deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los derechos sociales, por las libertades democráticas, contra los recortes, la represión y la corrupción, por una sociedad de hombres y mujeres libres, una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan”.

CC.OO.UGTUSO y la Cumbre Social convocan manifestaciones en toda España y piden un «plan Marshall» para crear 11 millones de empleos en EUROPA.[enlace]

Dicho lo cual, el ciudadano debe saber, como el trabajador, que el sindicato CC.OO, sólo en Andalucía, durante la etapa de José Antonio Griñan Martínez, recibió, y así está publicado en el BOLETIN OFICIAL DE LA JUNTA DE ANDALUCIA (BOJA ) Nº7 de 12 de enero de 2012, el importe en euros de 35.740.192,05 mientras, UGT 27.0045.617,00. Dudo que con el plan Marshall que reclaman se superara esa cifra. Además, está la trama de los ERES que lleva la juez Alaya  y, que no ha concluido aún. Aunque nadie  ha dimitido en Andalucía, Europa “Investiga sus multimillonarias políticas de riesgos laborales tras varias denuncias. Empleados públicos dicen que los sindicatos permiten las irregularidades”. Un pequeño ejercicio de auto crítica, sería conveniente antes de lanzar a la gente a la calle. Quiero decir que, muchos de los que estaban en la calle, antes no dijeron nada, y nadie puede justificar la violencia amparándose en la crisis [enlace].

El contraste: los hechos.

En palabras de Carlos Herrera:

“Un aglomerado de la peor basura social ha planeado aprovechar cualquier manifestación de descontento ciudadano para sembrar todo caos y toda violencia posibles. Su ejecutoria consiste en la destrucción de lo que alcance a su ira y al uso de violencia extrema contra servidores del orden público. Se vio el sábado en Madrid tras la Marcha por la Dignidad y se ha visto en los campus universitarios en las últimas horas. Comandos de extrema izquierda, okupas, activistas «antifascistas» y grupúsculos filoterroristas han establecido un operativo destinado a masacrar policías” (El mundo al revés).

Según Emergencias Madrid, hubo 101 personas heridas, 67 de ellos policías, al finalde esa Marcha. Además, los daños en el mobiliario del 22-M ascienden a más de 655 mil euros, en perjuicio de los contribuyentes [enlace].

La Policía denuncia una «escalada de violencia»para «desestabilizar el Estado de Derecho». Se cuenta con «información» sobre estrategias para «provocar» a sus agentes [enlace].

Sin embargo ese comportamiento violento ha sido jaleado por algunos medios de comunicación, y no fue condenado por la izquierda parlamentaria hasta mucho tiempo después y, casi forzados por la evidencia.  La justicia tampoco ha ayudado en absoluto, ya que solo hay una persona arrestada. “No es admisible que cuarenta detenidos por haber atacado violentamente a varios policías con todos los medios a su alcance sean puestos en libertad apenas unas horas después como si aquí no hubiera pasado nada. Si los jueces y fiscales lo hacen por no tener a su disposición argumentos jurídicos suficientes, el legislador debe suministrárselos”. Pero ojo: el General(R) Luis Alejandre, termina su artículo: Libertad sin ira”: “de fallar el peso de la Ley, esto será la selva, será otra vez la noche, será el fin de la libertad. La ira la habrá devorado”.

Ante la gravedad de lo ocurrido, un policía se ha visto en la necesidad de escribir una carta a los periodistas:

“Lo primero de todo darles las gracias de parte de todos los Policías que cada día se juegan el tipo en la calle. Gracias por complicarnos aún más el trabajo. Gracias por contar las noticias como les ha dado la gana. Gracias por confiar antes en personas que han estado detenidas que en los agentes que salen cada día a la calle para protegerles. Gracias por hablar en los medios sin conocimiento de causa. Gracias por el clima de crispación social que han logrado… Lo que sí sabemos que es que gracias a estas noticias, que cada día tenemos más complicaciones en la calle. Los detenidos nos gritan, insultan y amenazan con denunciarnos y por supuesto nos tenemos que quedar impasibles ante esta situación”.

No está de más en este punto, hacer una precisión de lógica o de sentido común, porque parece que, un día sí y otro también el menos común de los sentidos se pierde y se traspasan alegremente las líneas rojas de toda convivencia democrática. No tengo duda de que en esa Marcha por la Dignidad, había gente que acudió de buena fe. Pero, seguro que muchos han sido manipulados, porque hay muchos tontos útiles. Porque, “si se llevan piedras, palos, cuchillos, tornillos, y algo tan necesario como bidones de gasolina” es que se busca un fin de fiesta  especial de confrontación. Y como aviso de guerrilla urbana sacan la bandera de “piedra contra tijera”.  De sorpresa nada. Y en estos casos conviene recordar:

 “A la democracia se la defiende desde las instituciones, desde el compromiso colectivo con las leyes y desde la defensa del orden constitucional. Lo primero es cosa de la política, lo segundo de los ciudadanos y lo tercero de las Fuerzas de Orden Público. La Policía Nacional tiene el deber de velar por la seguridad ciudadana y en ese empeño debe estar respaldada en medios y apoyos por todos los estamentos políticos y sociales. Si un grupo, más o menos nutrido, establece una serie de acciones tendentes a comprometer la seguridad de los miembros de tal Cuerpo Nacional, este tiene todo el derecho a defenderse, ya que defendiéndose a ellos nos están defendiendo”.

“La dignidad de un policía no puede ser pisoteada bajo ningún concepto, por la sencilla razón de que la suya es la nuestra, la de todos. Si no se respeta a un policía no se respeta la democracia. Y si un policía se extralimita en su trabajo existen los suficientes mecanismos de control y sanción para reponer el trato justo e imponer las medidas oportunas al efecto de que no se vuelva a repetir”.

“La chusma antisistema y todos los bastardos embozados llevan sus actuaciones al límite en la esperanza de que un policía pierda los nervios –o se produzca algún hecho inesperado– y la «causa» cuente con un «mártir» al que invocar y por el que extravasar cuanta más rabia mejor. No se puede ceder ante tentación alguna, pero tampoco se puede asistir de brazos cruzados ante el avasallamiento criminal. Y la izquierda convocante de diversas manifestaciones en las que se cuelan los miserables debería excitar un tanto más sus mecanismos de control y ser menos pichafloja en la condena de los hechos. Quede bien claro que quien no condena la violencia está siendo cómplice de ella” (C.H. El mundo al revés). [enlace]

Todo esto sucedía la víspera de la muerte de Adolfo Suarez, el hombre sencillo, que trajo la Democracia a este país,  que creyó que era posible el entendimiento entre los españoles y hoy reposa en Ávila, bajo el epitafio que resume su vida: “Fue posible la concordia”. Parece el lema de su vida pública: superar para siempre la discordia entre los españoles. Aún falta mucho.

Tal vez  murió en el intento, o en ese afán le alcanzó el Alzheimer.  La enfermedad borró la memoria de su trabajo y de su esfuerzo. Pero, los ciudadanos y la mayoría de los políticos que no sufren amnesia, han valorado su esfuerzo, (posiblemente tarde), pero de forma positiva. Le han despedido agradecidos.

Aunque reconoció que no tenía enemigos, la envidia y las zancadillas se multiplicaron en su vida. La soledad final con los suyos, le engrandeció a él y a la familia. Algunos de los que estuvieron en la “Marcha por la Dignidad”, ni lo conocen. ¡Qué contraste! Y más que contraste esperpento es, que los  supuestos cabecillas de la marcha, admiradores y defensores de de los regímenes de Cuba y Venezuela, no tengan una palabra para lo que allí sucede y vengan a reclamar libertad, dignidad y pan aquí en Madrid.
 El primer Presidente de la Democracia no fue ningún iluso, sabía lo que quedaba por hacer. Como homenaje, traigo sus lúcidas palabras textuales, recogidas en el libro de Abel Hernández: “La poda de la mala hierba, que desde hace siglos, crece entre nosotros, necesita, tal vez, para su desarraigo muchos más años de los que puede abarcar la vida de un hombre. Es tarea de varias generaciones”.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa