Por José Luis Velayos Jorge, Catedrático Emérito de Neuroanatomía, Facultad de Medicina, Universidad San Pablo – CEU, Campus de Montepríncipe (miembro de CiViCa), María Jesús Madrid Requés. Departamento de Ciencias Médicas Básicas, Facultad de Medicina, Universidad San Pablo – CEU, Campus de Montepríncipe. Juan Velayos Vega, Profesor en el Centro Universitario Villanueva, Madrid.
Resumen
Envejecimiento es sinónimo de senescencia: realmente se refiere a los cambios que suceden en la 3ª y 4ª edad. En los animales se pueden distinguir tres etapas vitales: crecimiento, madurez y senectud. Y en el hombre, si bien hay, como en los animales, un declive biológico, tiene, al mismo tiempo la posibilidad de mantener en esta fase de la vida un progresivo avance hacia la madurez interior y la plenitud [texto completo en PDF].
Por José Luis Velayos Jorge, Catedrático Emérito de Neuroanatomía, Facultad de Medicina, Universidad San Pablo – CEU, Campus de Montepríncipe (miembro de CiViCa), María Jesús Madrid Requés. Departamento de Ciencias Médicas Básicas, Facultad de Medicina, Universidad San Pablo – CEU, Campus de Montepríncipe. Juan Velayos Vega, Profesor en el Centro Universitario Villanueva, Madrid.
Resumen
Envejecimiento es sinónimo de senescencia: realmente se refiere a los cambios que suceden en la 3ª y 4ª edad. En los animales se pueden distinguir tres etapas vitales: crecimiento, madurez y senectud. Y en el hombre, si bien hay, como en los animales, un declive biológico, tiene, al mismo tiempo la posibilidad de mantener en esta fase de la vida un progresivo avance hacia la madurez interior y la plenitud [texto completo en PDF].
El hecho de vivir supone modificaciones en las células, consistentes, sobre todo, en errores en la expresión de sus genes, que provocan disminución de su vitalidad y finalmente la muerte. Hay además un envejecimiento orgánico, que no es lineal. Se describen sobre todo los procesos de envejecimiento que se dan en el sistema nervioso central humano, referentes a la memoria (hipocampo), funciones intelectivas (cortezas asociativas), la corteza prefrontal (la zona de la cortea cerebral más desarrollada, más que en el resto de animales), las alteraciones en el sueño. Se especifican las alteraciones que con la edad suceden los órganos de los sentidos. Se menciona el orden de prevalencia de los diversos cuadros patológicos propios de al senectud.
Se habla finalmente de las diferencias entre el envejecimiento animal y el humano: el animal no sabe que envejece y va a morir. El hombre sí lo sabe, y es capaz de influir en su envejecimiento, acelerándolo o retardándolo. Se alude a ejemplos de ancianos que han influido e influyen positivamente en la sociedad.
Se hace una exposición de las interpretaciones materialista y trascendente de la senescencia.
Y se concluye que una senescencia que mantiene vitalidad e ilusiones es una garantía de esperanza para la sociedad: “los ancianos, gracias a su madura experiencia, están en condiciones de ofrecer a los jóvenes consejos y enseñanzas preciosas.”
Senescencia y esperanza.
La trayectoria del ser humano va desde el “big bang” de la fecundación, momento atemporal, hasta otro instante también atemporal, la muerte, en que el principio vital se escapa, para introducirse en otra dimensión, atemporal, sin tiempo, llena de Dios. (“¡Vamos!, a la luz no imaginada”. Juan Gutiérrez Palacios).
“El tiempo se escapa irremediablemente”, decía Virgilio. La vejez es “el otoño de la vida”, decía Cicerón. “El tiempo es un gran maestro”, decía Corneille.
Citando a Herrera Oria: “Mas si a los jóvenes hay que pedir que respeten la experiencia y las actuaciones de las generaciones pasadas y que no rompan prematura y alegremente una tradición cuyo valor no han podido comprobar, es necesario también que los mayores sepan comprender a las nuevas generaciones y les guarden, por su parte, el respeto y la esperanza que les es debido.”
Vamos a tratar de exponer que “La juventud acumulada” de la ancianidad es un tesoro para la sociedad actual, constituye una verdadera esperanza.
¿Qué es la senescencia?
El envejecimiento biológico, el desgaste vital, empiezatras la fecundación: la energía vital, los procesos metabólicos, se van aminorando progresivamente desde ese momento. Se podría decir por lo tanto, que el envejecimiento es un proceso continuo. Envejecimiento es sinónimo de senescencia: realmente se refiere a los cambios que suceden en la 3ª y 4ª edad.
En los animales se pueden distinguir tres etapas vitales: crecimiento, madurez y senectud. Y en el hombre, si bien hay, como en los animales, un declive biológico, tiene, al mismo tiempo la posibilidad de mantener en esta fase de la vida un progresivo avance hacia la madurez interior y la plenitud. Es en el otoño de la vida cuando el hombre está libre de muchas de las cosas que llenaban su mente y su corazón, es cuando puede dar los pasos definitivos.
Hay un envejecimiento celular, un envejecimiento orgánico y un envejecimiento personal (este último en gran medida controlable por el individuo)
Suelen coincidir el envejecimiento biológico y el cronológico (pero puede haber un desfase entre ambos). Por otra parte, cuanto más armónico es el envejecimiento mayor es la longevidad. Los genes determinan el periodo vital de cada especie. Y con el tiempo, la capacidad de reparación del ADN va disminuyendo, y a ello se le asocian influencias extrínsecas: los radicales libres, la hipoxia, etc.
Causas del envejecimiento
El hecho de vivir supone modificaciones en las células, consistentes, sobre todo, en errores en la expresión de sus genes, que provocan disminución de su vitalidad y finalmente la muerte. La membrana citoplásmica que envuelve a la célula permite y, al mismo tiempo, regula la interacción o intercambio citoplasma-medio pericelular o externo. Cuando envejece la membrana citoplásmica se producen alteraciones en ese intercambio, que repercuten en el estado de la célula. Naturalmente, cuando el número de células alteradas o perdidas en un tejido llega a un cierto porcentaje, la capacidad funcional del mismo se resiente y lo mismo le sucede al órgano al que pertenece el tejido y al organismo en conjunto.
Gracias a los avances de la Medicina, la mayor higiene y mayor calidad de vida, la esperanza de vida se ha ido incrementando: En 1900 era de 33,8 años en los varones y de 35,7 años en las mujeres. En el año 2000, de 76,1 y 82,3 años, respectivamente. Gasanov murió en 1974 a los 156 años. En principio, la especie humana no alcanza más de los 125 años
El envejecimiento de los órganos no es lineal
La siguiente relación indica el orden de envejecimiento de diversos sistemas y aparatos: huesos, sistema cardiovascular (con hipertensión, etc., aparato respiratorio, sistema endocrino (diabetes, etc.), sistema digestivo, órganos de los sentidos, sistema nervioso, sistema renal
En cuanto al sistema nervioso, la muerte neuronal no es un proceso lineal. Perdemos unas 100.000 neuronas cada día, siendo la pérdida mayor en la primera mitad de la vida.A partir de los 40 años se ponen en marcha mecanismos de suplencia, que aminoran los efectos de tal muerte neuronal.
Por otra parte, el envejecimiento es diferente para cada centro nervioso. Y es diferente para cada persona, influyendo la actividad que hayan tenido en la vida los diferentes centros nerviosos.
Hay que hacer constar que las células madre del sistema nervioso central van disminuyendo en número con la edad. Sin embargo, no representan una fuente de sustitución de neuronas en la senescencia.
Cambios en la memoria. Disminuye la fijación, afectándose más que la evocación. La memoria declarativa cambia poco. La pérdida neuronal responsable de la alteración en la fijación se da esencialmente en el hipocampo, estructura situada en el lóbulo temporal, con una fuerte conectividad con las cortezas asociativas, lugares donde se producen los depósitos de mejoría. La corteza prefrontal, en la zona más anterior del lóbulo frontal, inicia los procesos de la rememoración. Un centro que sufre gran pérdida neuronal con la edad es el núcleo basal magnocelular de Meynert.
Además, la memoria tiene que ver de forma importante con el interés, y en ese sentido participa la amígdala cerebral, estructura cercana al hipocampo y con el que tiene abundantes conexiones.
Todas las zonas referidas sufren alteraciones con los años, y más en la senectud.
Alteraciones en la esfera intelectiva. Se dan, debido a las modificaciones seniles del encéfalo, entre otros, los siguientes síntomas:
Se tiende a hacer definiciones más larga, disminuye la fluidez verbal, hay limitaciones en la formación de conceptos y en la resolución de problemas. Si hay concentración en algún asunto, no se afecta demasiado la atención; pero disminuye bastante si hay que atender a dos o más cosas.
La corteza prefrontales la parte más anterior del lóbulo frontal, cya lesión da lugar al síndrome frontal, que cursa con irritabilidad, falta de moderación en el comportamiento, apatía, abulia. La corteza prefrontal lateral o de la convexidad es importante para la coordinación y secuenciación temporal de la conducta. La zona orbitaria controla las interferencias. Algunos anciano, con alteraciones en esta zona, se desinhiben, con comportamientos incluso eróticos.
También, como consecuencia del envejecimiento del sistema nervioso central, se suelen dar alteraciones en el sueño: Entre los 65 y 70 años, el 40% dice que duerme mal, y el 25% muy mal. Las causas son: la disminución del número de neuronas y afectación de los marcapasos cerebrales (como por ejemplo, el núcleo supraquiasmático, que actúa como un reloj biológico). Se afecta además, como ya se ha dicho, el núcleo basal magnocelular y el núcleo dorsomedial del tálamo, entre otras estructuras, todas ellas relacionadas con el fisiologismo del ritmo vigilia-sueño.
El tiempo total de sueño disminuye, y en concreto el tiempo del sueño REM, lo que también explica las alteraciones en la memoria.
La proteína priónica celular, estructura proteica que, modificada, constituye el prión, responsable éste de las encefalopatías espongiformes, disminuye en cuantía en el encéfalo de los ancianos, y aumenta en las placas amiloides que aparecen en el encéfalo senil y en la enfermedad de Alzheimer, probablemente con una función protectora frente al estrés oxidativo, una de los factores del envejecimiento encefálico.
En cuanto a los órganos de los sentidos, son patentes las progresivas limitaciones sensoriales:
Se produce una disminución de receptores sensoriales periféricos, del número de células ganglionares, del número de células de centros integradores del sistema nervioso central, lo que conlleva alteraciones visuales, auditivas, gustativas, olfatorias, tactiles.
Alteraciones en la sensibilidad táctil: El dintel tactil aumenta con los años, debido a la disminución de receptores y de neuronas de las correspondientes vías sensoriales que informan al sistema nervioso central.
Alteraciones visuales: Hay una progresiva disminución de la acuidad visual, por deterioro de los fotorreceptores (los receptores visuales: conos y bastones) y otras alteraciones en la retina. La capacidad de acomodación va disminuyendo con los años (presbicia). Suelen aparecer cataratas, por modificaciones en el cristalino. Puede suceder una degeneración macular. Con la edad, puede ocurrir una disminución de la capacidad de acomodación visual.
Alteraciones en la audición, debidas a alteraciones en la cadena de huesecillos del oído medio.y/o alteraciones en las células del órgano de Corti. Disminución de los mecanismos de inhibición en las vías en el sistema nervioso central.Lentitud en el procesamiento central de la información.
Sensibilidad olfatoria: Entre los 20 y 70 años de edad hay una declinación de un 50% de la capacidad para identificar sustancias odoríferas, debido en gran medida a que en el anciano disminuye en la mucosa olfatoria el número de células sensoriales y el de células madre.
Orden de prevalencia de diversos cuadros patológicos en la senescencia.
Demencia senil, en el 49% de los mayores de 65 años
Enfermedad de Alzheimer, demencia multiinfarto, demencia de tipo mixto.
Enfermedad de Parkinson
Enfermedades neurodegenerativas
Diferencias entre el envejecimiento humano y el animal. (Vejez humana y esperanza)
El animal no sabe que envejece y que va a morir. El hombre sí lo sabe, y es capaz de influir en su envejecimiento, acelerándolo o retardándolo.
El cardenal Joaquín Pecci fue elegido Papa a los 69 años, tomando el nombre de León XIII. La situación del mundo y de la Iglesia católica en el tercio final del siglo XIX no era nada tranquila: la lucha de clases promovida por los marxistas, las leyes antirreligiosas promulgadas por Ferry en Francia, la Kulturkampf en Alemania, el Modernismo …, todo hacía pensar que el pontificado que iniciaba un Papa ya anciano no iba a ser nada fácil. Pero León XIII no se arredró, hizo frente a todos los problemas que se le presentaron con oportunas decisiones de gobierno y con las encíclicas adecuadas (48 en total), algunas, como la Rerum novarum, de resonancia y alcance mundial. Murió a los 93 años, siendo su pontificado de los más largos y fructíferos.
Konrad Adenauer fue elegido canciller de Alemania cuando tenía 73 años. En aquel entonces Alemania continuaba todavía deshecha a consecuencia de la II Guerra mundial, que había terminado 4 años antes. Durante los14 años que permaneció Adenauer como canciller, es decir, hasta los 87 años, hizo una obra de gigante: convirtió Alemania en una de las grandes potencias, con representación y peso en todas las organizaciones internacionales. La energía, el talento y el humor (le llamaban en el Parlamento, cariñosamente, el viejo zorro) que desplegó en esos años tan avanzados de su vida fue envidiable. Todavía después de cesar como canciller, continuó siendo jefe del CDU dos años más.
Otro ejemplo de ancianidad fecunda es la del Beato Juan XXIII, que a su avanzada edad convocó un Concilio que, sin anular lo inamovible, lo perenne, ha renovado totalmente la Iglesia Católica. O el ejemplo del Beato Juan Pablo II, que, llegando a una gran ancianidad, escribió, viajó, puso en práctica el espíritu del Concilio, con ánimo joven (es frase de él: “soy un joven de 83 años”). O el ejemplo de Benedicto XVI, que en su ancianidad rigió la Iglesia con gran lucidez, impulsando el diálogo fe – razón, y proclamando en la Iglesia y en el mundo el mensaje de la verdad, frente a la llamada por él “dictadura del relativismo”. Y actualmente, el Papa Francisco, también anciano, pero con una vitalidad asombrosa, que nos habla de humildad, pobreza, oración, caridad, algo de lo que el mundo está muy necesitado en la actual coyuntura.
Decía Juan Pablo II en su Carta a los ancianos, de 1999: “Los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria. Los ancianos, gracias a su madura experiencia, están en condiciones de ofrecer a los jóvenes consejos y enseñanzas preciosas.”
También decía Juan Pablo II en la citada Carta: “El espíritu humano, por lo demás, aun participando del envejecimiento del cuerpo, en un cierto sentido permanece siempre joven si vive orientado hacia lo eterno; esta perenne juventud se experimenta mejor cuando, al testimonio interior de la buena conciencia, se une el afecto atento y agradecido de las personas queridas. El hombre, entonces, como escribe San Gregorio Nacianceno, “ no envejecerá en el espíritu: aceptará la disolución del cuerpo como el momento establecido para la necesaria libertad. Dulcemente transmigrará hacia el más allá donde nadie es inmaduro o viejo, sino que todos son perfectos en la edad espiritual. ”
Y de la misma Carta son estas frases: “Todos conocemos ejemplos elocuentes de ancianos con una sorprendente juventud y vigor de espíritu. Para quien los trata de cerca, son estímulo con sus palabras y consuelo con el ejemplo. Es de desear que la sociedad valore plenamente a los ancianos, que en algunas regiones del mundo —pienso en particular en África— son considerados justamente como “bibliotecas vivientes ” de sabiduría, custodios de un inestimable patrimonio de testimonios humanos y espirituales. Aunque es verdad que a nivel físico tienen generalmente necesidad de ayuda, también es verdad que, en su avanzada edad, pueden ofrecer apoyo a los jóvenes que en su recorrido se asoman al horizonte de la existencia para probar los distintos caminos.”
Por lo tanto, joven de verdad es solo quien mantiene ideales en su espíritu, aunque su cuerpo se vaya consumiendo con el transcurrir del tiempo; sin embargo, envejece quien se deja sujetar el egoísmo, aunque cronológicamente sea joven.
Sentido del envejecimiento humano
Unos buscan la felicidad en el ejercicio de sus facultades corporales y otros lo hacen ejercitando sus facultades superiores. En el primer grupo están los que no admiten en el hombre más que cuerpo y, en el segundo, los que ven en el hombre cuerpo y alma.
Interpretación materialista.
Freudsostenía que el motor principal del hombre es el principio del placer (Lustprinzip) que radicaba esencialmente en la sexualidad. En una carta a Jung escribió: “Tenemos que hacer de la teoría sexual un dogma, una fortaleza inexpugnable”. Marcuseescribió: “La liberación total del hombre se consigue suprimiendo las barreras represivas de los instintos” y para él “la plena libertad es el Eros, concebido como el instinto de vida y de placer”.
Si se considera que el placer sensual es lo que hace feliz al hombre y el padecimiento es la mayor desgracia, cuando se llega a una situación en la que ya no se puede gozar del placer y, por el contrario, el estado habitual es de sufrimiento, entonces la vida no tiene ningún sentido y lo más razonable es suprimirla (eutanasia).
Pero no sólo es en la vejez cuando los acontecimientos vitales son penosos y sin sentido, también a lo largo de la vida hay épocas en las que se da tal situación. El hedonista es egocéntrico y cuando todo se hace girar en torno a sí mismo, le sucede como al miope que sólo ve lo que tiene pegado a los ojos y el resto queda desenfocado, borroso.
Sentido trascendente del envejecimiento.
Para el que concibe al hombre como ser trascendente , la felicidad es la bienaventuranza eterna, que consiste en ver a Dios cara a cara, tal cual es y eso es algo que como dijo San Pablo: “ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por pensamiento humano lo que Dios tiene reservado a los que le aman”. La preparación para llegar a la bienaventuranza es ir madurando hasta adquirir la plenitud de la filiación divina, que se inició en el Bautismo y va creciendo con la recepción de los Sacramentos y viviendo como corresponde a un hijo de Dios.
La norma capital de su vida es el primer mandamiento de la Ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas , siguiéndole en importancia el precepto: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Cuando estos dos mandamientos se viven no por mero cumplimiento sino haciéndolos carne de nuestra carne, entonces la adquiere su pleno sentido, tanto en las cosas grandes como en las pequeñas, las agradables y las desagradables, hasta en el dolor y los diversos sufrimientos.
Si siempre se vive así, la vejez se ve y se vive como la etapa definitiva de la vida. Es la etapa de la madurez, del ofrecimiento de la sabiduría a la sociedad, por lo que es una etapa llena de esperanzas.
Son por tanto actitudes que debe tener la sociedad para con la persona mayor: respeto, admiración, cariño, escucha atenta, protección jurídica.
Bibliografía recomendada.
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2. Cabré A. Envejecimiento demográfico en España SECOT, Madrid l995
3. Carrillo-Alcalá ME & Bermejo-Pareja F. Demencia en nonagenarios. Rev.Neurol, 347-354, 2008
4. Gonzalo Sanz LM & Velayos JL Para pensar. EUNSA, Colección Astrolabio Ciencias, 2010
5. Haines, DE. Fundamental Neuroscience. Elsevier. 2013
6. Juan Pablo II. Carta a los ancianos. 1999.
7. Medvedev ZA. Age structure in Soviet population in the Caucasus. En: Biology of human ageing. Cambridge Univ. Press, 1986.
8. Velayos JL. Irujo AM, Cuadrado M, Paternain B, Moleres F & Ferrer V. The cellular prion protein and its role in Alzheimer’s Disease.PRION 3: 110-117. 2009
9. Wickens AP. The causes of aging. Harwood Acad. Publ. Singapur. 1998.