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Disminuye la mortalidad materna tras prohibirse el aborto “terapéutico” en Nicaragua
28/07/2013

Por José María Montiu de Nuix, doctor en filosofía, matemático, sacerdote, miembro de CíViCa

Un artículo reciente del diario digital “Forum Libertas” afirmaba que según un estudio realizado por el prestigioso doctor Brian Clowes, director de educación e investigación de la asociación “Human Life International”, en los últimos cuarenta años se han producido mil setecientos veinte millones de abortos. Cifra pues que se acerca a los dos mil millones de abortos. Se trata de un estudio serio, importante. Ciertamente, no obstante, es difícil calcular el número exacto de abortos producidos en el mundo, sin aumentarlo en nada y sin disminuirlo en nada. Pero, dos cosas son claras: a) que son muchísimos los millones de abortos, y b) que, tal como también señala dicho artículo, la tecnología posibilita aún incrementar grandemente dicho número. En suma, nos encontramos ante cifras penosísimas. Consecuencia evidente es que una parte de la humanidad actual ha sido asesinada, abortada.

Por José María Montiu de Nuix, doctor en filosofía, matemático, sacerdote, miembro de CíViCa

Un artículo reciente del diario digital “Forum Libertas” afirmaba que según un estudio realizado por el prestigioso doctor Brian Clowes, director de educación e investigación de la asociación “Human Life International”, en los últimos cuarenta años se han producido mil setecientos veinte millones de abortos. Cifra pues que se acerca a los dos mil millones de abortos. Se trata de un estudio serio, importante. Ciertamente, no obstante, es difícil calcular el número exacto de abortos producidos en el mundo, sin aumentarlo en nada y sin disminuirlo en nada. Pero, dos cosas son claras: a) que son muchísimos los millones de abortos, y b) que, tal como también señala dicho artículo, la tecnología posibilita aún incrementar grandemente dicho número. En suma, nos encontramos ante cifras penosísimas. Consecuencia evidente es que una parte de la humanidad actual ha sido asesinada, abortada.

Si toda la humanidad se simbolizara por una figura, como, por ejemplo, la estatua de la libertad, una buena parte de la misma habría desaparecido. Se puede comparar metafóricamente dicho hecho trágico a un mar de sangre que ya está empezando a inundar el universo entero. ¡De qué somos capaces los hombres! Consecuencia evidente, expresada también en el citado artículo, es que el número de los abortos habidos representa el mayor genocidio de la historia humana. En comparación al cual el número de víctimas de las guerras mundiales son un cero, una nada, algo numéricamente despreciable, que no cuenta.

Es evidente que los hechos adquieren una especial importancia cuando son gigantescos, astronómicos, grandes de tamaño. Encender una cerilla no es equiparable al incendio de todo un bosque. No es lo mismo un muerto que una nación totalmente arrasada. Así pues, en este sentido, la inmensa mole de abortos es uno de los datos más importantes del momento actual. Importancia que es, claro, importancia muy negativa.   

Algo se tiene por más considerable si es percibido como muy grande o importante. Y, cuando algo es considerado, cabe una reacción. Así, el inmenso número de víctimas, provocado por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, conllevaron ser más conscientes de la necesidad de evitar las grandes guerras. El terrible holocausto de Auschwitz, con sus millones de víctimas, conllevó un inmenso clamor: ¡qué nunca más ocurra cosa tan atroz! Pero, en el caso del aborto, la inhumana ley del silencio sigue cerniéndose peligrosamente, como espada de Damocles, sobre los no nacidos. Así pues, ¿tras cuántos millones de abortos se abrirán los ojos de las consciencias? ¿Tras qué altura de la inundación de sangre de los abortados llegará el despertar? ¿Hay anestesia mientras la sangre de los abortados no manche las hojas de la redacción de los periódicos? ¿No habrá reacción hasta que la sangre de los abortados no llegue a la altura del cuello de ciertos personajes influyentes? ¿No ven que el huracán del aborto amenaza, por su intensidad, con llevarse consigo tantas cosas, por desesperación o por otras causas? ¿No es acaso un hecho de grandísimas consecuencias, en el que se cumple el sabio adagio: Cuando veas quemar las barbas de tu vecino, pon las tuyas a remojar? ¿Pueden cerrarse los ojos ante tamaña tempestad que se agita contra la civilización?

CíViCa
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