El tratado de la ONU sobre violencia contra la mujer amenazado por defensores del aborto

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Por Stefano Gennarini, J.D., Publicado en C-FAM, Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

NUEVA YORK, 8 de marzo (C-FAM) La reunión apenas ha comenzado y los estados miembros de la ONU ya han llegado a un punto muerto en las negociaciones de la Comisión de la condición jurídica y social de la mujer esta semana en la sede de la ONU. La nueva línea de ataque parece ser un movimiento para establecer el aborto en casos de violación como derecho de reparación  conforme al derecho humanitario.

Por Stefano Gennarini, J.D., Publicado en C-FAM, Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

NUEVA YORK, 8 de marzo (C-FAM) La reunión apenas ha comenzado y los estados miembros de la ONU ya han llegado a un punto muerto en las negociaciones de la Comisión de la condición jurídica y social de la mujer esta semana en la sede de la ONU. La nueva línea de ataque parece ser un movimiento para establecer el aborto en casos de violación como derecho de reparación  conforme al derecho humanitario.

Los delegados son sometidos a presiones excepcionales para que acuerden un documento final para la sesión de dos semanas de la Comisión, porque el año pasado no lograron el consenso. Pese a que los representantes aseguraron que eso no sucedería este año, las negociaciones se tornan cada vez más complicadas, especialmente cuando algunos estados miembros suscitan el desacuerdo al proponer un nuevo lenguaje polémico.

Estados Unidos solicita contenidos inéditos en las políticas de la ONU que se ocupan de la mujer, concretamente, la provisión de servicios de salud sexual y reproductiva en situaciones conflictivas, que normalmente están regidas por el derecho humanitario. El lenguaje propuesto parece desafiar la actual legislación estadounidense que prohíbe que la asistencia humanitaria ofrezca el aborto.

Agrupaciones abortistas afirman desde hace algún tiempo que existe el derecho al aborto como reparación en casos de violación, pero este abordaje ha adquirido un impulso significativo al acercarse la conferencia. Probablemente eso no sea una coincidencia.

Otro de los principales desacuerdos concierne a los «derechos reproductivos», término tan estrechamente asociado al aborto que varios estados miembros de la ONU están solicitando que se lo suprima, pese que ha formado parte de la jerga de las Naciones Unidas durante casi dos décadas. La expresión fue excluida del documento final de una conferencia de la ONU sobre el desarrollo el año pasado en Río de Janeiro precisamente por ese motivo. Quizás en un intento de compensar el fracaso, Brasil exige descaradamente la creación  de nuevos derechos sexuales y reproductivos, a sabiendas de que aboga por una causa perdida.

En una conferencia de prensa llevada a cabo el día en que iniciaban las sesiones de la Comisión, Michelle Bachelet, directora de ONU Mujeres, dijo estar dispuesta a aceptar un término medio, e incluso excluir la expresión, si eso implicaba contar con conclusiones convenidas. No obstante, en un acto que moderó el martes no dio muestras de flexibilidad y usó deliberadamente el término cuando se presentó la oportunidad.

El problema real, sin embargo, es una propuesta del Grupo Africano. El año pasado, Estados Unidos y delegaciones europeas no quisieron un documento que diera un voto de confianza a los estados soberanos al implementar las políticas de la Comisión. Este año, las naciones africanas nuevamente propusieron un lenguaje similar, reconociendo el derecho soberano de los países de implementar políticas acordes con sus propias tradiciones, religiones y culturas. Este ha sido el estilo común a lo largo de la historia de las negociaciones sobre política social en la ONU.

El párrafo propuesto también afirma que la tradición, la religión y la cultura no pueden utilizarse para defender violaciones de los derechos humanos. Bachelet pareció hacer eco de dicho fragmento cuando dijo a los periodistas: «la cultura, la tradición o la religión no deberían usarse como excusa, porque ninguna cultura ni religión realmente apoya la violencia contra la mujer».

Los defensores del aborto usaron twitter para desahogarse por el estado incierto de las negociaciones. Francoise Girard,presidente de la International Women’s Health Coalition (IWHC), «tergiversó» las posturas de las delegaciones en tweets sobre las negociaciones, según una persona que participó en ellas. Adrienne Germain, quien defiende el aborto desde hace muchos años, es Presidente Emérita de la IWHC  y forma parte de la delegación estadounidense.

La sra. Bachelet dijo el lunes al periodismo que era «razonablemente optimista» en cuanto a que las negociaciones no se desplomarían  nuevamente este año.

CíViCa
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