Debate sobre la efectividad de las Células Madre
11/01/2013
Wonder
13/01/2013

Por Mn. José María Montiu de Nuix, sacerdote, Doctor en Filosofía, matemático y miembro de CíViCa.
 
Wonder es un libro no apto para nazis ejecutores de prácticas eugenésicas. Esta novela tiene el mérito y la valentía de defender una postura humanista en relación a un niño deforme, August.
 
La autora del libro es R. J. Palacio, residente en Estados Unidos. Su obra muestra que está en posesión de grandes dosis de sentido común. Su novela, aún siendo tan reciente, ha sido traducida a la lengua catalana. La misma ha sido publicada durante estos últimos meses. 
 

Por Mn. José María Montiu de Nuix, sacerdote, Doctor en Filosofía, matemático y miembro de CíViCa.
 
Wonder es un libro no apto para nazis ejecutores de prácticas eugenésicas. Esta novela tiene el mérito y la valentía de defender una postura humanista en relación a un niño deforme, August.
 
La autora del libro es R. J. Palacio, residente en Estados Unidos. Su obra muestra que está en posesión de grandes dosis de sentido común. Su novela, aún siendo tan reciente, ha sido traducida a la lengua catalana. La misma ha sido publicada durante estos últimos meses. 
 
El protagonista del libro es August. Se trata de un niño muy peculiar: su cara es completamente deforme. En la contraportada, haciéndose eco de ello, se lee: “No pienso describirte mi cara. Seguro que es mucho peor que todo lo que os podáis imaginar”. Su rostro, efectivamente, no se puede describir ni siquiera con metáforas. Por dicha razón durante años llevó un casco de buzo que le cubría toda la cabeza. Así ninguna persona podía pasar por el sufrimiento de ver su faz. Desaparecido el casco, su presencia llamaba enormemente la atención. Hay quién le ve y grita como se grita cuando aparece una escena terrible en una película de terror o cuando alguien sufre un horrible susto o una gran pesadilla. Hay quién le mira y sale corriendo. Muchos no pueden evitar apartar raudamente su mirada de él, les repugna, les asquea. ¡Es tan desagradable! Si no fuera insultante se podría comparar su cara a una auténtica caca ambulante. Nacido deforme y empeorado por innumerables operaciones, resulta un auténtico monstruito o, tal vez, un super-monstruo.
 
Su hermana y sus padres le quieren de veras. Su perrita sí que sabe reconocerle: le lame la cara, como si su cara fuera la que más le gusta de todo el mundo. Los padres de August le rodean de cariño, le super–protegen. Para él son sus atenciones especiales. Es su cariñín. Saben perdonarle sus travesuras de niño y seguir queriéndole. Para ellos no es un anormal, es el niño al que quieren, algo muy especial para su corazón, un gran regalo. August tiene así mucho más cariño que muchos otros niños que han nacido normales, que vinieron a este mundo sin la cara hecha trizas. En este sentido es mucho más afortunado que ellos. Él también quiere a sus padres y a su hermana. También aprecia mucho a su perrita. No lloró poco cuando la perrita se le murió.
 
Al llegar a la escuela, casi nadie quiere tratarle. Muchos huyen de él como si estuviera apestado. Hay quién le dice: ¿Qué te ha pasado en la cara? Oye tío, ¿es qué te has quemado la cara? Le señalan con el dedo. Todo son susurros. Le marginan. Le dejan casi solo. Unos le insultan, otros le tratan mal. Algunos quieren incluso que se vaya de la escuela. Parece que tienen miedo a acercarse a él, no sea que les contagie. Así pues, August se encuentra con un cuadro escolar verdaderamente trágico. Su pequeño mundo navega en un mar de oscura noche.
 
August lo pasa mal, llora. Pero no se da por vencido. Es un chico de buenos sentimientos. Es mejor que algunos de los chicos “normales”. Incluso en alguna ocasión deja que copien sus deberes. Respeta a los demás chicos. Con esfuerzo logra aprobar el curso. No obstante, se ve marginado durante prácticamente todo el curso.
 
Al acercarse mucho el final del curso, que coincide con el final del libro, las cosas empiezan a cambiar un poquito. Ya no son tantos los que se apartan tanto de él. Y no es que fuera el patito feo que en realidad era un hermoso cisne. Ni tampoco que se haya hecho la cirugía estética. Ni que fuese una persona super-simpática, super-todo. ¡No! Sigue siendo el mismo niño de siempre, el de una cara más asquerosa que la de un tiburón. Pero, niño como los otros niños, sencillamente niño. Pero, una vez terminado el curso, ocurre algo verdaderamente apoteósico. El monstruito, el de la cabeza más extraña que un sarmiento deforme, el de la cara peor que la de un gorila sin ojos, aparece felizmente contemplado por todos, por los niños de la escuela, por los padres y por las madres y por los profesores. Más aún, recibe el premio más importante de la escuela, el que se otorga al niño que ha sabido llegar a más corazones. Todos se ponen de pie. August es aclamado. Algunos se entusiasman sin medida. Es, realmente, el superhéroe de la escuela, el preferido de todos. ¡Ha triunfado! ¡Ha triunfado sobre todos! ¡Ha triunfado su alma!
 
Al terminar el curso ha hecho acto de presencia la luz de la verdad: Han sido más importantes sus buenos sentimientos, su lucha y su saber estar, que su cara horripilante. Todos pueden reconocer en él a un buen compañero, a un niño al que se puede aplaudir a la vez con las dos manos y con los dos pies. ¡Sus buenos sentimientos y su reconocimiento son para él! Ya no es considerado por su cara, más desfigurada que la de una rata, sino por la grandeza de su alma. Ya no está únicamente rodeado por el cariño de su familia y por la comprensión de unos pocos amigos. ¡Es el héroe de todos! ¡August ya navega rumbo al Sol! ¡Su existencia es un auténtico regalo para todos! ¡Gracias August por haber venido a estar aquí con nosotros! ¡Eres uno de los nuestros!
 
Fuente: PALACIO, R. J. Wonder, Edicions La Campana, Barcelona 1.IX.2012, 420 pp.

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