En una sociedad organizada solamente sobre criterios de efi ciencia y productividad, es necesario redescubrir el papel de la mujer-madre como ser humano con unas características esenciales que la capacitan para comprender mejor a la persona, cómo es, qué necesidades tiene, a qué aspira. Las mujeres manifi estan una forma de maternidad afectiva, cultural y espiritual de un valor inestimable por la infl uencia que tiene en el desarrollo de la persona. Es preciso que la mujer esté cada vez más comprometida en el ámbito de la política y de la sociedad civil, trabajando complementariamente con el hombre.