Las denuncias falsas pueden herir y hasta matar.

Lo mejor y lo peor de los humanos.
15/02/2019
«Señoras y señores de la Academia: ¡No saben lo que han hecho!».
15/02/2019

Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 2 de febrero de 2019..

 No  es  que se hayan traspasado las líneas rojas de la ética, en general, lo verdaderamente preocupante es que en la sociedad se está aceptando que se pierda «la presunción de inocencia».Se está imponiendo «la corrección política», que persigue unos «derechos a la carta», saltándose la «igualdad ante la ley», por culpa del «machismo» y el «feminismo» o la lucha del uno contra el otro y quienes los apoyan.

Estamos retrocediendo siglos en los derechos adquiridos y en el imperio de la ley.

Siendo estadísticamente verdad, que el 98% de las agresiones contra las mujeres proceden de hombres, ¿justifica para que la ley no sea igual para todos? Las sanciones penales, en casos similares, ¿tienen que ser distintas?
(puede verse el Vídeo, de Elentir, Contando Estrellas, que aquí reproducimos)

Que una ministra -del gobierno que sea y del partido político que sea-, afirme, (13 de diciembre de 2018 en la Comisión de Igualdad del Senado de España), que «proteger la libertad sexual de la mujer implica aceptar la verdad de lo que dicen«, es cargarse de un plumazo «la presunción de inocencia de cualquier acusado». Y terminar diciendo que «las mujeres tienen que ser creídas sí o sí, siempre«, ¿no es vulnerar los derechos y garantías procesales y la igualdad de todos ante la ley?

Una autoridad estatal tiene que, ser prudente y en la medida de lo posible, ejemplar. Esas afirmaciones, son un intento de «equilibrar la balanza», por una injusticia anterior cometida.  Y ¿podría estar abriendo la puerta a la venganza o al todo vale, que es otra injusticia? Téngase en cuenta que «La venganza  – según Wikipedia- consiste en el desquite contra una persona o grupo en respuesta a una mala acción percibida…La venganza persigue un objetivo injurioso antes que reparador. Consiste en forzar a quien haya hecho algo malo en sufrir el mismo dolor que él infligió, o asegurarse de que esta persona o grupo no volverá a cometer dichos daños otra vez«.

En esa dinámica, el sufrimiento está servido e irá en aumento. El de los hijos,  y el de los otros inocentes (hombres o mujeres). Son noticia en los medios todos los días. Solo se sale a  la calle y se monta el pollo, en algunas circunstancias «que interesa».

Sin poner en duda que tengan derecho a salir a la calle y pedir lo que crean, se constata que en alguna ciudad han marchado tras una pancarta que decía: «Contra la injusticia patriarcal, autodefensa feminista«.  En otras manifestaciones feministas, lo que se ha pedido es más dinero, «para luchar contra la violencia de género» en algunas pancartas se concretizaba : «1000 millones en 5 años, a razón de 200 por año».

Los ciudadanos en general tienen derecho a preguntar qué entidad o  qué personas reciben ese dinero, por si no llegara a las mujeres maltratadas, o para procurar que no sea utilizado para otros fines.

La sociedad está: 1) ignorando lo que somos, se está dificultando la convivencia;  2) mediante denuncias falsas, se está permitiendo la venganza y utilizando a los niños como arma arrojadiza para causar dolor en la pareja; y 3) está coaccionando y utilizando la justicia, para que dicten la sentencia  que el feminismo quiere.  Como la verdad  de la justicia escuece, algunos solo quieren que se vea una parte, la que interesa.

1) Todo está en todo y todo está relacionado con todo.

En este mundo, para bien o para mal, todo está relacionado, desde siempre. Desde la antigüedad, los pensadores, filósofos y maestros espirituales, de una forma o de otra, lo han intuido y expresado claramente: «todo está en todo». Lo que hacemos o dejamos de hacer, repercute en los demás y en lo demás, aquí y ahora.

Hace veintisiete siglos Lao-tse, en su pequeño libro Tao-te king encierra la sabiduría  de la antigua China: «La dureza  y la rigidez son los compañeros de la muerte«; por contra, la suavidad, la delicadeza, la paz son compañeros de la vida. Por eso«el mejor de los hombres es como el agua; el agua beneficia a todas las cosas y no compite con ellas«.

El Tao, como fundamento de la existencia, se encuentra, con matices diversos, en el confucionismo, budismo, etc. Es el camino. Tiene su origen en  el interior de cada uno, -en su esencia- y su efecto llega a todos los demás y a la naturaleza. Cada uno es «lo que no puede ser negado». Simplemente «es».

Desde el «ser» estamos conectados por la naturaleza, con los seres vivos, con los humanos y con el espíritu.  Somos espíritus en un cuerpo que no necesita nada de nadie y es con todos. Puede dar lo mejor de sí a todos y todo. Y recíprocamente, recibir de todos.

En la medida que ignoramos eso o no hemos aprendido a convivir con respeto y educación, se van perdiendo los valores necesarios para la vida, y el aprecio de la vida misma. El progreso y la globalización, nos afectan a nivel humano, económico, sociopolítico, cultural y judicial.

Hay diferentes niveles personales de evolución y de consciencia. Pero  la vida no es una película del Oeste, donde hay buenos y malos que luchan entre sí. Cada uno tenemos la semilla o la capacidad para lo mejor y para lo peor. Depende lo que aprendamos e interioricemos, sin necesidad de lucha, fluyendo en amor y empatía.

Si no se desarrolla la consciencia y la libertad critica de pensar y actuar, se es más propenso y se está más débil ante la manipulación de grupos de presión, que aceptan y exigen «derechos que no existen», o se reivindican esos derechos en nombre de  supuestas protestas cívicas o progresistas.

 Debido a esos niveles personales, no se trata de coincidir en todo con todos, ni siquiera con la familia o los amigos, sino de ser capaces de crecer, gracias al respeto y aceptación de las diferencias, físicas, sexuales, religiosas, étnicas e ideológicas.  Somos«libres e iguales en dignidad y en derechos«, pero diferentes y únicos. «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a su seguridad personal«. Cada uno tiene derecho a estar aquísea hombre o mujer.  

El pensamiento único, la intransigencia, el autoritarismo, son engaños que pueden desembocar en violencia. «Nada en esta Declaración DH podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos» (que uno tiene, sea hombre o sea mujer).

2) Las denuncias falsas también matan.  

Hay violencia, no solo por parte del hombre sino también de la mujer. Y de hombres contra hombres y mujeres contra mujeres.  Ni la unas ni la otras se pueden ocultar. Aunque las más frecuentes son de varones contra mujeres y se denominan hoy «violencia machista» o «violencia de género» [enlace].

Una forma de violencia son las denuncias falsa. A veces, cuando la policía interviene, por ley, pueden detener al acusado/a. En muchos casos saben o pueden saber (por testigos o porque hay cámaras) que no es cierto lo denunciado. Pero, la persona denunciada puede pasarse  hasta 72 horas en el calabozo (sobre todo si es viernes). Cuando se constata que la denuncia era falsa, tal vez se pone a la persona denunciante una multa, pero el tiempo de privación de libertad para el inocente no se borra.

Teóricamente, puede haber denuncias falsas, contra el hombre o contra la mujer, por odio religioso, para cobrar dinero, posibilitar la regularización (o las dos cosas). También para vengarse o hacer daño a su pareja, o para obtener la custodia de los hijos etc.

Un ejemplo del primer caso, lo tenemos en Assia Bibi, que fue acusada injustamente por islamistas, juzgada y condenada a muerte por blasfemia en 2010, por un tribunal paquistaní.​  Ha pasado en la cárcel desde entonces hasta el mes de enero 2019 en que el Tribunal Supremo de Pakistán anuló la sentencia de muerte, la ha absuelto y la ha liberado.  Todo ese tiempo, en la cárcel, lejos de su marido y de sus 5 hijos.  Han supuesto una condena y un sufrimiento terrible para ellos.

Respecto al segundo caso, sabemos que ha sido «Desmantelada una red que presentaba denuncias falsas por violencia de género para cobrar ayudas públicas. Los detenidos ponían en contacto a mujeres inmigrantes que aspiraban a regularizar su situación en España…Simulaban tener una relación, y a continuación las mujeres denunciaban a sus parejas por violencia de género, obteniendo así la regularización e iniciando la tramitación de una subvención de 400 euros. Se ha detenido a 18 personas como presuntas autoras de los delitos de denuncia falsa y simulación de delito, amenazas, coacciones, falsedad documental y pertenencia a organización criminal» [enlace].

Otro aspecto: Un hombre es detenido en 6 ocasiones por mensajes amenazantes contra su novia. Mensajes que él no había enviado. Pasó de maltratador a víctima. Han sido acusadas dos mujeres de usurpación de identidad y denuncia falsa contra el exnovio de una de ellas.

Los hijos son el regalo más grande y más frágil que tenemos. Podemos darles la vida y dar la vida por ellos.  Tienen derecho a un padre y una madre. Y en caso de separación o divorcio, la justicia reconoce la «custodia compartida». No es una panacea. Pero busca el bien del hijo.

Si alguien les toca, puede hacer surgir «lo mejor» o «lo peor» de sus padres.

Lo mejor se ve en el juicio de Salomón, ante dos mujeres que decían ser la madre de un niño: Libro I Reyes, 3, 16-28: «Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo: —¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.—Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra. Entonces el rey respondió:—Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre».

También las madres prefieren que su hijo viva y «dan su hijo en adopción».

De «lo peor» y más terrible, conocemos varios ejemplos: quienes les quitan la vida, (a cualquier edad), para que su pareja no pueda disfrutar de ellos y además sufra lo indecible por no tenerlos.

La denuncia (falsa o no) por maltrato (a la mujer y/o a los niños) para obtener la custodia de los hijos o para quitársela a su pareja. Y en estos casos la casuística judicial es tan amplia, como las demandas o litigios presentados, y jueces que dicten sentencia.

En estos casos, como en casi todos, hay varios jueces. El que «dicta sentencia», «el tiempo», «los hijos» que antes o después sabrán la verdad y «la conciencia» personal.

Cuando se maltrata a la pareja, utilizando a los hijos, se pone de manifiesto el odio, de un corazón.

Como humanos, algunos jueces pueden contaminarse en caso de que una mujer denuncie un caso real de maltrato contra su hijo/a, al ser inducido a error por manipulación de pruebas.

De hecho, según el diario EL Mundo, (el 28 de enero de 2019) el Tribunal Supremo impone penas de cárcel por denuncias falsas en casos de maltrato. Endurece las penas por denuncias falsas, en el caso en que el acusado llegue a ser juzgado. Es decir, que quien denuncia falsamente, debe ser condenado por un delito de falso testimonio, y no solo por una mera denuncia falsa. Además de correr con las costas procesales.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa