La espiga, el trigo y la prisión

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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Ni todos los días, ni los meses, ni las estaciones, ni los ánimos son iguales. Mayo, por muchas razones, es especial.  Desde muy antiguo, el Romancero viejo, recoge el ciclo de la naturaleza y su influencia y repercusión en el ciclo de la vida del que se han venido haciendo eco los juglares. El "Romance del Prisionero" describe de forma lírica, la fiesta de la vida que contrasta, con la realidad del prisionero:

Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor... 

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Ni todos los días, ni los meses, ni las estaciones, ni los ánimos son iguales. Mayo, por muchas razones, es especial.  Desde muy antiguo, el Romancero viejo, recoge el ciclo de la naturaleza y su influencia y repercusión en el ciclo de la vida del que se han venido haciendo eco los juglares. El «Romance del Prisionero» describe de forma lírica, la fiesta de la vida que contrasta, con la realidad del prisionero:

Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor… 

En una sociedad en contacto con la naturaleza,  los ciclos naturales de las estaciones eran ocasiones para manifestar los sentimientos  humanos que brotan, de forma especial, en esas ocasiones.

«Los mayos» y «la fiesta de la espiga», sus ritos, su música, bailes y demás, han llegado hasta nuestros días gracias a la agricultura, los romances y los juglares. Cuando por alguna razón se perdieron, en un lugar, alguien ha puesto su empeño para recuperarlos.

Son curiosas las coincidencias, a veces rocambolescas, casi premonitorias del Romancero citado, en la España actual, que dejó de ser campesina sin olvidar el amor y el interés.

La espiga.

Pese a que actualmente, son escasos los agricultores respecto a épocas pasadas, la vida sigue, y con el tiempo se recuperan viejas tradiciones. La vega del Henares, es un ejemplo.

Cuenta El Heraldo del Henares la recuperación de la Fiesta de la Espiga, en Azuqueca de Henares, que se había perdido allá por los años 70 del siglo pasado. En el mes de mayo, «cuando los trigos encañan y están los campos en flor», se rondaba a la Patrona, se honraba a San Isidro Labrador y bendecían los campos ya espigados. Llevaban en caballería algunos haces de espigas hasta el parque de la Ermita. La música y el baile marcaban los tiempos en un entorno festivo. Pasaban del aspecto religioso al aspecto más social: «cuando los enamorados van a servir al amor».

«El mozo le ofrecía una espiga a la que había sido primero objeto de sus rondas y después su pareja en los bailes. Si la moza aceptaba la espiga que se le ofrecía estaba aceptando la relación propuesta. De ser así se acababa de formar una pareja de novios que, casi con toda seguridad, acabaría en matrimonio» [enlace].

La espiga, es siempre un bello símbolo, de la semilla que ha brotado y comienza a dorar. Necesita ser recogido con esmero en la siega y luego llevado a los graneros o los silos, para finalmente convertirlo en harina y luego en alimento. El trabajo de la siega, la trilla en la era y la cosecha del grano, que antaño implicaba a toda la familia y era de una gran belleza, con la maquinaria actual se ha reducido en tiempo y espectacularidad. La mies es cosechada de las tierras  casi de un día para otro.  Tan solo un surco de paja queda como rastro, por donde pasó la cosechadora.

Los jóvenes de hoy solo han escuchado de sus padres o abuelos las viejas tradiciones de la cosecha del cereal. Aunque en los pueblos, el lugar físico de las eras, sigue en las afueras de los mismos, han dejado de tener la utilidad que por su nombre se podía esperar.

Recuerda el Refranero español que «lo que poco cuesta, en menos se estima«. Así que se recupera la  «Fiesta de la espiga«,más por el sentido poético-lúdico de mantener la tradición para que mozos y mozas, sigan encontrando ocasiones para disfrutar de la fiesta y ocasiones para enamorarse.

Las autoridades locales o regionales, cuando una actividad se mantiene durante un cierto tiempo, suelen apoyarla económicamente, declarándola «de interés turístico». La fiesta de la Espiga de Azuqueca, en Guadalajara, desde 2011 es ya de interés turístico provincial.

El trigo

Cuanto mejor es la espiga, mejor el grano o cuanto mejor el grano, mejor la harina. Lo saben los agricultores, no es una perogrullada. Pero muchos desconocen y algunos estiman en poco, tanto la espiga como el grano.  Y sobre todo el esfuerzo y el trabajo que suponían, siempre pendientes del cielo, del agua, de los vientos y el sol.

La espiga, terminaba en la era. Pero el grano  que contenía había que llevarlo cuanto antes al granero o al silo y ponerlo a buen recaudo. Luego, en su momento, hay que llevarlo al molino, para que se convierta en alimento. Por eso, ni el agua debe tocarlo ni los amigos de lo ajeno. Como fruto del trabajo, los agricultores decían,  «hay que guardarlo como oro en paño». El peligro existe, la humedad, los roedores y los amigos de lo ajeno, que se quieren enriquecer sin trabajar.

Ha sucedido en un pueblo de Valladolid, llamado Mojados. La Guardia Civil tuvo constancia del robo de grano, el 13 de mayo, en una nave.

Estaba almacenado y pesado. Se llevaron 909.380 kilos. O sea, 36 camiones. Nada de magia. Un golpe espectacular, planificado y ejecutado durante varios días. El importe equivalente a 235.000 euros, según  «la Voz de Medina y Comarca» o «elnortedecastilla.es«.

Se encontraba en una nave rotulada como Forestal Cubero SL, un poco retirada en la carretera VP-9102 de Mojados a Valdestillas. Además de esa nave hay otras instalaciones de la Cooperativa ACOR, por lo que el trasiego de camiones es normal y no levantó sospechas, aunque se estuviera desvalijando todo un almacén y se llevaran una cantidad tan descomunal a plena luz del día. Según explicaron desde la cooperativa ACOR, son trigos de fuerza que solían vender normalmente en Aragón, para en harina convertirlo en alimentación animal.

Este «golpe», es un síntoma de la corrupción asfixiante por la que atraviesa España. El deterioro del sistema de valores ha permitido «El triunfo de los mediocres» y nos ha dejado una crisis que va más allá de estos o aquellos políticos. Desaparecen miles de millones en las Autonomías, pero… el dinero lo compra todo y a todos y lo tapa todo.

El de este pueblo de Valladolid es un gran golpe, pero… los ha habido mayores. Hace unos años, desaparecieron o se evaporaron 528.000 Tm de carbón, pertenecientes al Estado.  Según los periódicos se habrían necesitado, 16.000 camiones. Mucha oscuridad y poca magia. Aquello suponía nada menos que 46 millones de euros [enlace]. 

¡Esto solo lo arregla la Guardia Civil!

Lo decían en el entorno del pueblo después de denunciar la desaparición del grano. Hay que dejarla trabajar. Últimamente, la Guardia Civil y concretamente su Unidad Central Operativa (OCU), órgano al servicio de la Policía Judicial, altamente tecnificada, está investigando y descubriendo casos y tramas increíbles para que los jueces puedan actuar.

Los agentes comprobaron que ningún acceso a la nave había sido forzado. Tras esa pista, montaron la operación SILO, por tratarse de grano sustraído, y en 2 semanas han esclarecido uno de los robos más rocambolescos de este mes de mayo.

Consiguieron identificar a uno de los clientes que había acudido a la nave a sustraer el cereal con camiones durante varios días seguidos. Al parecer una empresa harinera de Benavente había comprado el trigo a otra empresa radicada en Aguilar de Campoo (Palencia).  Han detenido en Zamora a dos hombres, de 57 y 42 años de edad, por el robo del cereal.
Según uno de los detenidos la persona que gestionó el golpe es un vecino de Mojados,  (actualmente en paradero desconocido), que poseía las llaves de la nave, ya que había sido el propietario de la misma tiempo atrás.

La venta del grano se llevó a cabo a través de una persona que puso en contacto al vendedor con la empresa de Aguilar de Campoo, dedicada a la compraventa de cereal, siendo detenido por un delito de robo en la figura de cooperador necesario.

La realidad supera la ficción.  Pero la imaginación se adelantó a los hechos. El Romance del Prisionero, con un principio tan bucólico y romántico, como vimos al principio, terminaba  de este modo:

«sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón».

Seguro que los prisioneros,  a la sombra, tendrán tiempo para pensar si de verdad «todo vale», en la vida.

La espiga, el grano y la prisiónson la paradoja de la educación de un país y de un sistema que se ha esforzado en enseñar a ganar y triunfar, pero no ha inculcado el respeto, ni el esfuerzo, ni la constancia y la dedicación para ser feliz y conseguir un propósito.

(NOTA: Las fotografías  del trigo, aves, San Isidro y la Cooperativa ACOR, han sido tomadas de Internet, si alguien  tiene propiedad sobre ellas, no tiene más que indicarlo y serán retiradas).

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa