Por José Manuel Belmonte, (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa).
Desconectar en vacaciones, es un deseo. Al volver, encontré otra vez el tsunami político-catalán en las noticias. Como si en el mundo solo existiera Cataluña. No se puede secuestrar la libertad de la mayoría con el victimismo chantajista. Ni un minuto a la manipulación politico-mediatica.
La calle no es sinónimo de democracia. Lo que está sucediendo tiene responsables. Las consecuencias de incumplir la ley, la desobediencia, la traición, la sedición son imprevisibles. El desamparo y la pasividad en defender a quienes cumplen con su obligación es de los gobernantes, de los jueces, de las fuerzas del orden y de las fuerzas armadas. También de los partidos y de sus líderes. Lo que costó siglos de esfuerzo en levantarse puede destruirse por inercia de unos o por odio y manipulación, llevando incluso a menores de edad, a mítines en horario escolar. En carta, se dijo a las familias: su hijos irán a "defender la democracia y la libertad". Así de fuerte es la grotesca deriva de la degradación y la delincuencia.