«Señoras y señores de la Academia: ¡No saben lo que han hecho!».

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Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 9 de febrero de 2019..

No. No lo saben. ¿Sorpresa? Las mejores sorpresas llegan cuando no se esperan.  Sin saberlo, han roto los esquemas, moldes, tabúes, estigmas y prejuicios. Se han saltado las normas de la corrección política y social. Se han rendido a la vida, tal como es: ¡pura vida, simple, total y única!   O mejor, como  escribió hace años, Nick Vujicic: «Vida sin límites» «Life without limits«.

«No saben lo que han hecho«.  Por eso, las mayores sorpresas de la Gala de los Goya 2019 «han estado fuera del guión». Es curioso, porque la vida, casi siempre se sale del guión y de las expectativas. Gracias a eso, como escribió el japonés H. Ototake : «No One’s Perfect» ¡Nadie es perfecto!

Los presentadores, como ha comentado el crítico de cine, Ramón Bernardó , «se atrevieron a presentar el premio al mejor vestuario en paños menores«.

Sin complejos, Silvia Abril y Buenafuente, consiguieron levantar  o remontar la audiencia hasta el 26%, que en los últimos años estaba hundida. Pero, en un marco de libertad de expresión y creación, un año más, el público tuvo que soportar «tres horas y pico de gala, como suele ser habitual», según Bernardó.

En el cuento danés escrito por Hans Christian Andersen «El traje nuevo del Emperador«, un niño, en su inocencia, descubrió  el engaño o la mentira al gritar: «¡El Emperador  está desnudo!».  Se vino a abajo toda la parafernalia de la hipocresía.

En los Goya, la película dirigida por Javier Fesser, «Campeones» se alzó con el máximo galardón. No hubo sorpresa, porque desde su estreno, había sido un éxito en taquilla y tanto los espectadores como la crítica, la consideraban favorita.

Hace unos años, Isabel Gemio en su programa de la RTVE2,  acuñó un slogan «Todos somos raros, todos somos únicos«. Sabía por qué lo  hacía, además de porque es verdad al 100%.

Lo general es, que las enfermedades «poco frecuentes», -aunque son más de 8.000-, se las considere «raras» porque no reciben suficiente financiación para ser investigadas; y, lo más injusto es, que a los millones de humanos que las padecen, se les considere también «raros».  ¡Hasta se quieran eliminar!

Quienes tienen cualquiera de esas enfermedades, tienen dificultades al vivir con alguna de estas patologías, que en la mayoría de casos son crónicas, degenerativas y no tienen tratamiento; y «su entorno familiar», tampoco tiene el apoyo institucional y social o son mínimas, con lo que tienen que asociarse y buscar ayudas altruistas y caritativas.

Los actores de «Campeones», -que adjetivo más adecuado- son «únicos» sin dejar de ser «raros». Lo saben. Aunque las casualidades no existen, alguna vez  a ellos les llegan también las oportunidades. De hecho, les llegó con la película, para su faceta artística.  En ella, un entrenador desempleado de baloncesto profesional, por haber conducido ebrio, debe entrenar a un equipo compuesto por personas con discapacidad intelectual. El difícil reto termina convirtiéndose en una lección de vida.

Aunque la película se extremó el 6 de abril de 2018, en la Gala de los Premios Goya, el 2 de febrero de 2019, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, le otorgó el premio a la mejor película. Hasta ahí todo normal, dentro de lo raro.

El aspecto humano, de los campeones, podría seguir siendo desconocido para la sociedad.

  1. A) Llegó el momento de descubrir la verdad: ¡No se valora la vida!

Fue en el chispazo inocente de un genio «discapacitado».  Pensó que, como en la canción de Joan Manuel Serrat: » Hoy puede ser un gran día /donde todo está por descubrir…».

Como el niño de Andersen que gritó en la calle: «El emperador está desnudo«, uno de los «Campeones», con «discapacidad intelectual», fue la estrella que descubrió que la sociedad está desnuda.  Jesús Vidal, subió al escenario emocionado a dar las gracias  y recoger el Goya al Actor Revelación. Inocente, les dijo: «Señoras y señores de la Academia, ustedes han distinguido como Mejor Actor Revelación a un actor con discapacidad. No saben lo que han hecho. Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad, visibilidad, ¡qué emoción! ¡Muchísimas gracias!». (Ver el vídeo en el enlace) [enlace].

No fueron los presentadores de los Goya, quienes dejaron a España en cueros. Fue un «discapacitado», quien, con humildad dijo: «no saben lo que han hecho».

No lo saben, porque al premiar a un actor con discapacidad, acaban de decir que somos únicos e iguales que ustedes en derechos y, la mayoría de ustedes y de los que aplauden o lagrimean en el cine…no se lo creen.

1) No lo saben porque acaban de reclamar -sin saberlo- el cumplimiento, también para nosotros, del artículo 15 de la Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida”;  los «raros» tenemos derecho a estar aquí y a una vida digna y sin límites, no solo como actores sino como personas. «Inclusión, diversidad, visibilidad, ¡qué emoción!

2) No lo saben porque se han cargado al Parlamento  y la ideología de la mayoría de los políticos y su famosa Ley de Plazos, que permite eliminarnos antes de nacer, si  detectan alguna anomalía.

3) Y no lo saben porque han denunciado,- sin saberlo ni quererlo-, nuestra desprotección y el silencio cómplice  del  Tribunal Constitucional ante quien el PP, presentó en 2010, recurso contra la «Ley Aído», y aún no se han dignado  responder. De hecho, «este tipo de personas lo tiene cada vez más crudo…para nacer».»En España son masacrados casi todos los niños gestantes que padecen algún tipo de deficiencia psíquica; y que los pocos que se salvan de la escabechina lo consiguen mayormente porque los diagnósticos prenatales no aciertan a detectar su discapacidad. Especialmente…los niños con síndrome de Down, que han llegado a ser testimoniales y, por lo general, fruto de errores en el diagnostico».Juan Manuel de Prada [enlace].

  1. También el juez y Joaquin Brage: «La desaparición silenciosa de los Down».

4) No lo saben, porque con su actitud han puesto al desnudo la hipocresía de la OMS y el cinismo social imperante, con los falsos derechos de la mujer contra su hijo en la mayoría de Naciones que han aceptado el eufemismo de  la «Salud sexual y reproductiva«, para borrar del libro de la vida a millones de seres humanos. Están yendo ya más lejos. Con esa injusticia, han dejado la vida de inocentes humanos  a la elección o el capricho y con ello la Ética y la Biología. Como ha dicho el médico cardiólogo Mario Caponnetto: «nos enfrentamos a una perversa y sistemática deconstrucción del hombre y de la realidad».

  1. B) Agradecimiento y orgullo de la familia que le quiere tal como es.

Fue la continuación del discurso del «discapacitado genial», Jesús Vidal (Vuelvan a escucharle). Aprendemos juntos, gracias a quienes nos quieren y aceptan como somos. «Queridos padres, a mí sí me gustaría tener un hijo como yo; porque tengo unos padres como vosotros». ¡Es lo más! Le salió con la sinceridad y la inocencia de su corazón de niño adulto. ¡Para erizar el vello!

Sin embargo no es fácil, pero es un orgullo. «Es duro vivirlo día a día». Pero, en las familias (padres, hermanos y abuelos) con un miembro «con alguna de esas patologías», el amor descubre una oportunidad de entrega, de sacrificio y de donación, difíciles de entender en quien no «convive» con esos seres humanos especiales. Hay una conexión interna que es más que la sangre. Posiblemente, el cariño, la sonrisa y la  dulzura que desprenden los afectados por alguna de estas enfermedades «raras» no puede compararse con nada. El agradecimiento infinito que irradia, a veces su rostro, es una energía que humaniza a la familia y a quien a ella se acerca.

Es muy duro saber que la familia, de momento o para siempre, es la única esperanza. Y que no puedes fallar, ni de noche ni de día, haga sol o diluvie. Ese cuidado, que entraña mil gestos y mil formas, que es aseo, es alimento y es un mimo y un abrazo, nunca se pone por escrito. Nace espontáneo y se asume, se entrega y se hace vida. Es una rareza normal, pero extraordinaria, de seres entrañables a sus seres  queribles y queridos. Todo eso, lo saben y de verdad es un orgullo.

Pueden dar un premio o aplaudir a los «campeones» pero la sociedad hedonista en que vivimos,  ha perdido el aprecio a los valores esenciales. Los actos extraordinarios con los «raros», son  escasos y esporádicos  como el de los «campeones».

La relación con el «discapacitado», ( niño, joven o mayor), es una relación íntima y personal. Siempre debe nacer de la generosidad y no del interés. Esa es la grandeza que hay que descubrir,  apreciar y agradecer. Nunca hay que llegar o esperar a que haya «una familia quemada o un cuidador quemado» (agotado) para que las instituciones actúen. Y… la familia es el conjunto de varones y mujeres que la integran. Aunque, justo es reconocerlo, tradicional e históricamente, las mujeres siempre han sido mejores cuidadoras de los suyos que los hombres. La Humanidad, la sociedad y el resto de familiares de la familia cuidadora de un miembro «discapacitado» tiene para con  los cuidadores, una deuda impagable.  Y… no tiene que ser gratis. Ella representa para el «discapacitado» lo mejor de la Humanidad.

  1. C) La educación puede ser también especial.

En general, los «discapacitados», debido a la falta de medios, suelen recibirlo casi todo de su familia. En muchos casos, también la educación.  Algunos apenas fueron a las escuela. Puede ser una carencia más. O un regalo de la familia…. según se mire.

El francés André Stern se pregunta  ¿cómo vive un niño que nunca ha pisado la escuela? ¿Qué sucede si nace en un entorno de absoluta confianza en sus capacidades y se le permite jugar,  ver y desarrollar sus capacidades  con amor y entusiasmo?

Tal vez la sociedad, tal como está estructurada no lo entienda, pero puede salir adelante.

Stern es compositor de bandas sonaras para películas, es periodista y asesor educativo. Es autor del libro: «Yo nunca fui a la escuela» .

No digo que sea fácil.  Sé que para estos niños seguir  la enseñanza «reglada» es a veces un suplicio.  Si  se logra, soplar el fuego que hay en su alma y despertar la vida que hay en sus sueños, como dijo M. Benedetti: «cada día es un comienzo nuevo».

(Ver vídeo de Stern en el enlace)

Gracias al aire nuevo de la vida, por la película de «Campeones» y por las palabras de  agradecimiento de Jesús Vidal, que  han sido el mejor Premio de los Goya 2019.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa