¿Breves respuestas de Hawking a grandes preguntas?

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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa). Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 21 de octubre de 2018.

Hawking falleció el 14 de marzo 2018, pero vuelve a ser actualidad seis meses después para hacernos pensar. Han pasado tres décadas de su libro «Breve historia del tiempo».

Al presentar su libro póstumo «Breves respuestas a las grandes preguntas«, su hija, Lucy Hawking, dijo: «Mi padre destacaba por su intuición como científico y por su capacidad para comunicar, para hacer relevantes los conceptos abstractos para el común de los mortales». Por eso se preguntaba con frecuencia: ¿Entenderá la gente mis respuestas?«. De ahí que estuviera trabajando hasta el final  de su vida en la respuestas.

La editorial Crítica publicará el 30 de octubre el gran «proyecto final» de Stephen Hawking.

No hay que tener miedo en acercarse ni al personaje ni a sus ideas; entre otras cosas, para entendernos de forma natural, como humanos, desmitificando al personaje confinado en una silla de ruedas desde su juventud, por una enfermedad que, no le impidió pensar. ¡Felizmente! Y también para aprender que desde esa enfermedad y la silla de ruedas, el hecho de pensar, vivir y luchar de forma incansable, puede ser tan aleccionador, o más, que los pensamientos mismos que ha legado. ¡Para mí lo es!

Cuando en 1988 Hawking publica su libro «Breve historia del tiempo«, la idea del Big Bang ya estaba en la sociedad en general y en la universidad en particular. Es decir, no era nueva, sin embargo la cultura popular la asoció con él. La posterior versión cinematográfica «La teoría del todo» promovió aún más su fama o su leyenda. Su entorno y sus intervenciones han sabido promoverle bien. Pero no es el «padre» del Big Bang.

Es cierto que fue enterrado en la abadía de Westminster, junto al descubridor de la ley de la Gravedad, Isaac Newton y de Charles Darw

in, el padre de la teoría de la evolución. Hay que reconocer que fue un astrofísico eminente.

Pero sus aportaciones científicas sobre los agujeros negros, no han tenido, hasta ahora, relevancia para la Humanidad, ni sus aportaciones científicas han obtenido el reconocimiento de un Nobel.

Trabajó sobre la gravedad, sobre la teoría de la relatividad y la teoría cuántica, pero no puede equipararse a Einstein ni a Isaac Newton.

Si en principio la teoría de la relatividad es aplicable al universo en general y la mecánica cuántica, especialmente a las cosas más pequeñas del mismo universo, debería ser posible que funcionaran juntas, pero hasta ahora, no se han logrado que sea así. [enlace]

Como anécdota de humor del astrofísico, está el intento en 2009 de demostrar que no existen «los viajeros del tiempo»; es decir que «no se puede viajar en el tiempo». Para probarlo hizo una invitación.

En la invitación, se indicaba a los viajeros del tiempo, el lugar y hora. Lo tenía todo preparado para el experimento: fiesta, champán y un delicioso menú en la Universidad de Cambridge. Para que no faltara nada y guardar memoria del evento, Discovery Channel, lo grabó hasta donde fue posible.

Al no presentarse nadie, en tiempo y forma requeridos, Hawking concluyó empíricamente, que su teoría era correcta.

Cualquiera puede montar un argumento, sacar una conclusión y decir lo que quiera, sin que tengamos que concluir los demás, que eso es la verdad.

Hawking no dijo nada de la procedencia de «los viajeros», ni «del tiempo». Pretendía demostrar que no se podía «viajar» hacia atrás en el tiempo, si no asistían, eso es todo.

En una época llena de relojes para todo, parece que ya «los relojeros» no importan. ¿O sí? «El tiempo es una magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos… permite ordenar los sucesos en secuencias, estableciendo un pasado y un futuro» (Wikipedia).

Para el británico Julian Barbour, «el universo no es otra cosa que una gran colección de momentos y de cosas. pero no tiene sentido querer ordenar cronológicamente esos diferentes momentos». ¿Porque son desconocidos los momentos y las cosas?

Tal vez la realidad es que el tiempo se mide, pero no existe. Es una invención humana, como la muerte. ¿Cuándo empieza el tiempo y cuando acaba? ¿Cuándo empieza una vida y cuando acaba?

Preguntas ¿sin respuesta?

Como escribe el catedrático de genética, Nicolás Jouve, que «una mente abierta y una inteligencia especial para hacerse preguntas, plantear hipótesis, elegir unos materiales y unos métodos de experimentación… (pueda) extraer unas conclusiones que aporten algo nuevo» (en «Los conflictos de intereses enturbian el mundo de la ciencia», en PaginasDigital.es).

Pero, concluir, al final de una vida, que a las Grandes preguntas, se pueda responder brevemente sin «aportar algo nuevo» no es muy brillante(por lo menos en algunas de ellas).

Acerquémonos a su primera y fundamental pregunta y a su respuesta: ¿Existe Dios?

Dice: «Cada cual es libre de creer en lo que quiere, pero mi visión del tema y la explicación más simple es que no existe Dios. Nadie ha creado el Universo y nadie dirige nuestro destino. Lo que me lleva a darme cuenta de algo muy profundo: probablemente no existe el cielo ni la «otra vida«. [enlace]

Coincido con Hawking en que «cada cual es libre de creer lo que quiere» o lo que quiera. Todo lo demás que dice, también es respetable, por supuesto. Sin embargo hace varias afirmaciones que no pasan de ser «sus creencias personales» y no van más allá de meras hipótesis que, no parecen estar a la altura de un científico: «Dios no existe», «nadie ha creado el Universo», «nadie dirige nuestro destino», «no existe el cielo», «ni la otra vida».

Es curioso, que eso se afirme sin pruebas y aunque que lo diga un científico, ¿debe ser creído sin más? Pienso que esas afirmaciones, merecerían una atención especial, y una respuesta adecuada, porque son las grandes preguntas que se hace la mayoría de la gente. No parece que eso sea la forma, -según las palabras de su hija en la presentación del libro-, de «responder a las grandes preguntas de una manera accesible, entretenida y relevante para todo el mundo«.

Detenerme ahora en cada una de esas cinco afirmaciones, supondría traspasar los límites de un artículo periodístico. No se trata, pues, de que yo pueda tener distinto punto de vista o distintas creencias, -que las tengo-, y son tan respetables como las suyas. Se trata de que no es el momento. Aunque quiero hacer una precisión: Las preguntas correspondientes a esas afirmaciones están relacionadas entre sí tanto que se presuponen unas a otras. Una simple respuesta a una de ellas, supondría una respuesta igual para las otras. Como su respuesta es negativa, todas son negativas.

Ahora bien, Me gustaría decir algo sobre la última, es decir sobre su negación de «la otra vida» por varias razones. 1) Porque, de la vida más allá de la vida, son conscientes y están hablando por experiencia, creyentes y no creyentes, es decir, millones de seres humanos. ¡Más que en ninguna otra época de la Humanidad! 2) Porque la pregunta sobre el más allá es la que la mayoría de los humanos se hacen alguna vez en su vida. Y 3) porque precisamente se está preparando la fiesta de Halloween -que se ha convertido en una de las celebraciones más populares y difundidas del siglo XXI-, y la clave de la misma, está en esa pregunta, aunque muchos no lo sepan.

Más cerca de la luz y la verdad.

Si hay vida más allá de la vida, es decir, después de la muerte, y se puede demostrar, tendríamos que mirar la vida con algo más que los sentidos corpóreos. Quiero decir que posiblemente hay ya, aquí y ahora, mucho más de lo que vemos.

Hasta ahora, aunque muchas tradiciones y leyendas hablaban del más allá, solo a través de las corrientes espirituales y de las religiones, se creía que alguien que hubiera muerto, podía volver para contar que hay vida más allá de lo que llamamos «muerte».

Sin embargo hoy en la Tierra, solo en Estados Unidos hay más de 5 millones de personas, que han regresado del más allá, después de muertas. En nuestro país también hay muchas. No es que lo diga yo. Están ahí, gracias a la ciencia.

«Encuentro irónico que sea nuestra tecnología médica la que ha conducido a esa plétora (o sobreabundancia) de experiencias cercanas a la muerte. (…) Ha habido experiencias cercanas a la muerte en todos los siglos, pero solo hace veinte años que disponemos de la tecnología necesaria para reanimar a los pacientes. Ahora pueden detallarnos esos episodios, así que escuchémoslos. Se trata de un enorme desafío para la sociedad (…) Las experiencias cercanas a la muerte, en mi opinión, son un proceso psicológico natural asociado con el morir. Voy a hacer la audaz predicción de que si podemos reintegrar este conocimiento en nuestra sociedad, esto no solo ayudará a los pacientes moribundos, sino que ayudará a la sociedad en su conjunto«. (Melvin Morse, Closer to the Light: Learning from Children’ s Near-Death Experiences).

Estas personas, que han pasado por la experiencia de «muerte» o «salida de este plano material», se introducen en lo que suelen llamar «túnel de luz» para acceder, así, a ese otro plano de la existencia que se suele calificar com

o «vida más allá de la vida». A ese proceso, estas personas lo denominan «transito«, porque no es un final.

Y, al regresar a la existencia encarnada en el plano terrenal se sienten en paz, sin miedo: «tener miedo a la muerte es tener miedo a la vida. La Vida con mayúscula incluye ambas: la vida y la muerte«. Lo experiencian y tratan de comunicarse con otras persones que han pasado por una experiencia parecida. «Sentí la necesidad de acercarme a experiencias similares vividas por otros seres humanos. Y pude comprobar que mis percepciones eran muy semejantes a las vividas y sentidas por muchísimas otras personas» (Emilio

Carrillo, El tránsito. Vida más allá de la vida y experiencias cercanas a la muerte).

Pienso que lo dicho es suficiente, de momento. Quien no lo considere así, puede hablar personalmente con alguna de las personas que han vuelto, que viven entre nosotros e incluso han puesto por escrito su experiencia. También pueden leer lo que han escrito y escucharles en sus charlas o conferencias, porque transmiten una gran sensación de seguridad, y de paz. (Emilio Carrillo tiene un interesantísimo Blog: El cielo en la tierra.Tiene nada menos a día de hoy que 5.543.394 visitas).

Si lo dicho sobre el más allá están real, se deberían replantear las otras sentencias negativas de Hawking, sobre Dios, la creación, el destino y el cielo. «El hombre que aseguró que no creía en Dios y que la ciencia siempre gana a la religión «porque funciona«, acaso no llegó a contactar con estos viajeros del más allá que han vuelto, y que cuentan la experiencia de que «sí funciona».

Puede  escucharse a Emilio Carrillo, que habla sobre qué hay después de la muerte.

Ojalá, mis lectores, puedan comprender, como dice Irene Villa, -victima superviviente de un atentado-, que «Lo más importante es ver la vida como un regalo«.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa