La inhumanidad de médicos y jueces con Alfie Evans.

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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa). Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 28 de Abril de 2018.

Felizmente, los animales arreglan las cosas a su modo, nunca dejan de alimentar a sus crías. Ningún otro animal de su especie, quita a los padres la potestad de defender a sus cachorros. Son salvajes y tienen que comer,  pero con un enfermo no hacen salvajadas.

En el mundo mundial, en un  universo compuesto de miles de millones de estrellas y miles de millones de galaxias, con la posibilidad real de mundos habitados, -como la Tierra-, -como decía Carl Sagan-,  somos los humanos los únicos que desafiando el orden establecido, creyéndonos superiores a los animales. La científica de la NASA, Adriana Ocampo,  ha dicho en Madrid que “en unos meses nuestra civilización va a descubrir un nuevo mundo”.  Ojalá sea así, porque el Viejo Mundo, esta caduco y no hemos aprendido casi nada.

Me refiero hoy al caso concreto de Alfie Evans, el bebé británico aquejado de una enfermedad rara, que tras un ingreso hospitalario, le han desconectado del soporte vital para dejarlo morir a pesar de la oposición de sus padres.

Según los especialistas, el pequeño no sobreviviría más de unos minutos sin asistencia artificial, pero… continuó respirando después de ser  desconectado.

¿Qué ha aportado la justicia británica y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a un indefenso ser humano, al que han ordenado desconectar del soporte vital?

Y los médicos, que estudiaron para defender la vida de los humanos, que hicieron el juramento hipocrático ¿por qué negaron el traslado de un niño de 23 meses a otro hospital donde podía ser atendido con dignidad?

Los padres de Alfie han podido comprobar cómo todas las instancias judiciales británicas y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazaban la petición para mantener con vida a su hijo y que otros facultativos pudieran intentar ayudarle.

 Como última posibilidad solicitaron una vista, con carácter urgente al Tribunal Superior de Manchester, argumentando que el avión medicalizado y un equipo médico estaban prestos para trasladar al bebé a Italia sin ocasionar gasto alguno a la economía del Reino Unido.

¡Todo en vano! El magistrado Anthony Hayden también les negó el permiso: «esto representa el capítulo final en el caso de este extraordinario niño«.

¿Qué entienden por «extraordinario niño» cuando a sus padres les niegan la patria potestad  de cuidar al hijo de sus entrañas, por tener una enfermedad? ¿No le han negado que pueda viajar al extranjero?¿No le están condenando a morir? Este «niño» no es un ser humano con los mismos derechos, que sus hijos?

Pues … resulta que sí es un bebé extraordinario  y luchador este gran Alfie Evans.

El catedrático español de Genética, Nicolás Jouve ha dicho, con razón, algo que ya había afirmado en el caso de Charlie Gard: «No se entiende que en el caso de Alfie prime la decisión del médico frente a la de los padres«.

Hace menos de un año, se planteó el mismo problema. Federico de Montalvo Jääskeläinen, profesor de Derecho Constitucional se preguntaba en El Mundo:«¿Quien decide  sobre el mejor interés del menor en el caso del bebé Charlie?» (El Mundo, 15-07-2017). Y respondía:

«Haciéndose eco de dos principios que nos ofrece la bioética para afrontar la resolución de los casos, los de beneficencia y no maleficencia, pueden ayudarnos…Así, se ha apuntado con acierto que la familia y, por tanto, los padres del menor constituyen una institución de beneficencia, mientras que el Estado, en el ejercicio de sus potestades de salvaguarda del mejor interés del menor, actuaría como una institución de no maleficencia».

Y añadía en términos sencillos, «nadie mejor que los padres pueden determinar cuál es el mejor interés del menor… Cuando la decisión de los padres es claramente maleficente, ya sea por acción o por omisión, (cuando un padre decide una cosa y el otro otra opuesta) el Estado debe suplir la resolución del conflicto, adoptando la solución que prime el mejor interés.  Ahora bien, el Estado no puede suplir las facultades que ostentan los padres, siendo la función exclusivamente la de vigilar que éstos no traspasen sus límites y, so pretexto de promover la beneficencia de sus hijos, tomen decisiones que infrinjan el principio de no maleficencia».

Por mi parte añadí entonces: La vida de Charlie está en juego (hoy la de Alfie), y también una forma de entender la ayuda en la enfermedad de un hijo, defendiendo sus derechos fundamentales e incluso la discapacidad, siempre que su actuación no sea «maléfica»,  es decir que «no cause daño».  ¿Por qué no se han limitado a respetar ese principio?

La patria potestad, si no daña, debe prevalecer siempre. «Los hijos no emancipados están bajo la potestad de los padres y esta potestad comprende los siguientes deberes y facultades de los padres a sus hijos: 1) Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral. 2) Representarlos y administrar sus bienes (el primero y primordial la vida y la salud).

«Sobre  Charlie Gard ¿decide el Estado o sus padres?»   (15-7-2017)  http://belmontajo.blogspot.com.es/2017/07/sobre-charlie-gard-decide-el-estado-o.html

Claro que el niño  Alfie se niega a acatar la justicia cicatera de unos y otros jueces, y la «especial deontología» de los médicos  británicos. El bebé, con el amor de sus padres se aferra a la vida.

Alfie, es un valiente. Los jueces británicos y los que dicen salvaguardar los Derechos Humanos, con carácter internacional, «por decreto» le obligan a morir. Lo conseguirán. Los médicos del hospital, ya le quitaron el oxígeno.  Pero…se aferra a la vida.  En brazos de su joven madre Kate, 48 horas después de la desconexión respira por sí mismo.

El amor de sus padres le sostiene. Está en paz. Ellos han prometido no volver a hacer declaraciones para no ser acusados de interferir o entorpecer la justicia, aunque tengan sangrando el corazón.

Al fin y al cabo, como ha declarado al programa de Carlos Herrera, en La Cope, el citado catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares y experto en Bioética, es sorprendente que se imponga «la autonomía de los médicos del hospital  frente a la voluntad de unos padres que lo único que quieren es que se agoten todas las posibilidades o que el niño muera por medios naturales». Y ha añadido que «no se puede entender por qué los padres pierden la patria potestad del bebé ya que son quienes tienen el derecho de defenderlo. Por muy triste que sea su caso, son los padres los que están en su pleno derecho de agotar todas las posibilidades que existan, por lo menos para los cuidados finales «.

Le han quitado el oxígeno el lunes y 48 horas después respiraba por sí mismo.  Este bebé sigue conmoviendo al mundo que tiene corazón.  Pero… los defensores del Estado, que tienen en sus manos salvarle la vida, han dado un paso más:  le han retirado la alimentación. ¡Ni a un animal le tratarían tan inhumanamente!

En muchas ciudades de todo el mundo, se manifestaron miles de ciudadanos, con velas en la tarde-noche del 26, con velas, para que dejen vivir al niño y en apoyo de sus padres.  Lógicamente también en el exterior del hospital participaban en una vigilia a la luz de las velas, con gritos y carteles con el slogan «salven a Alfie Evans». La propia madre del niño, Kate  ponía de manifiesto lo «asombroso» que es su pequeño «aguantando y demostrando que los médicos están equivocados con él».

En general, la gente oraba en silencio pidiendo que cese la atrocidad  que están cometiendo con el bebé. Ni los defensores de los animales, son capaces de soportar algo así en un cachorro animal.

No se puede jugar con la vida del niño y su dignidad ni con el derecho a la patria potestad de los padres, que son los únicos que pueden decidir darle al bebé la oportunidad de que otros médicos puedan atenderle, fuera del Reino Unido.

Jugar con la vida, es jugar a ser Dios. Seguramente, quien detenta un poder, antes o después, tiende a divinizarse. El poder corrompe. Quien únicamente puede quitar la vida no puede ser más que un verdugo o un tirano. Un niño enfermo e inocente, siempre tendrá la dignidad de un ser humano  único e irrepetible.

La noticia del tránsito la ha dado su padre Tom Evans, de 21 años, que no cejó en su lucha por mantener a su pequeño con vida hasta que pudo. «Mi gladiador ha rendido su escudo y ha ganado sus alas… a las 2,30 a.m. del día 29 de abril 2018. Tenemos el corazón absolutamente roto. Te quiero, mi niño».

¿Por qué ha sido obligado a partir, Alfie, de esta Europa de las libertades? Es un ángel, pero …le han negado el derecho a estar aquí.  La defensa de ese derecho es fundamental. Si a él se le ha negado, se le puede negar a cualquiera.  ¡Absolutamente triste! Cortado su segundo cordón umbilical, el del amor de los suyos, Alfie Evans, se ha ido. Ni sus padres, ni las personas de todo el mundo que les han apoyado, han podido impedirlo. Era un ángel indefenso. Ya es un ángel libre. Quedará en el aire, sobre el mundo, la pregunta…¿por qué arrebataron a sus padres el derecho a cuidarlo y decidir lo mejor para él? El Estado, que mueve las tijeras contra los hilos del amor, no puede imponer la respuesta.

Alfie, no te olvidaremos, seguro que puedes ayudarnos.

(Mi amigo Loyy lo ha visto claro y en su dibujo lo ha dicho mejor que yo)

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa