Eutanasia ,»por tu bien»: peligro de la bondad.

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Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 19 de julio de 2019.

  1.- «La «euthanasia» del griego «buena muerte» es el debate de actualidad.

El peligro del debate es «el almíbar» en que nos lo envuelven. Resulta empalagosa. Respetando lo que cada uno pueda pensar, prefiero desconfiar y pensar, porque la eutanasia, implica, además del aspecto humano, tiene aspectos éticos, científicos y legales. Es hora de perder el miedo a descubrir lo que somos, y ser libres.

Según Wikipedia,«La eutanasia ​es la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente terminal con la intención de evitar sufrimiento y dolor del individuo. La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento». El lenguaje parece dirigirse a las familias y a la sociedad, como si fueran niños, para que acepten algo que no les gusta.

Según el diccionario, la «muerte dulce», es el acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra». A la eutanasia se la conoce también, como muerte sin doloresmolestias ni sufrimientos físicos.

La eutanasia «por compasión», en la medida que los medios de comunicación se encargan de difundir el mensaje, va calando día a día en la sociedad. El activismo social y los medios difunden las bondades y las ventajas del derecho a «la muerte digna»; y ponen el énfasis, tanto en el sufrimiento que quiere evitar, como en la inutilidad del coste (de seguir con vida).

Para evitar cualquier tipo de reticencia, se establece una diferencia primera, entre el método pasivo y método activo de la eutanasia. «El activo mata al enfermo y el pasivo lo deja morir».

En América no se habla especialmente de «eutanasia», se habla de «Mercy killing», es decir, «matar por piedad o por misericordia«. Acto y adjetivos son opuestos y antagónicos.

2.-Del significado de las palabras a su conversión en «derechos legales».

Desde el comienzo, la vida, es un derecho humano fundamental. Pero a base de supuestos casos de malformaciones, violaciones y etapas de desarrollo, con estrategias y técnicas, con dinero, se atacó la existencia  y el derecho a la misma de los más indefensos.

El principio biológico y genético de la existencia, en la concepción, y desde el «cigoto», con toda la información contenida en esa célula, para desarrollarse y crecer hasta el fin de su existencia humana, el principio del ser humano y el ser humano mismo, fue atacado con la campaña del aborto. El motivo, o justificación: «¡para defender el derecho de la madre!»

Cuando empezamos a decir que «si hay situaciones»…»hay casos en que»…, permiten acercarse cada vez más a donde la mayor parte de la gente no querría ir o a donde se les ha llevado. Dijo J. Lejeune que «si la ley del aborto ha entrado en nuestro país, ha sido exclusivamente por el argumento de la misericordia. La misericordia no debería traspasar los límites de la ley natural. Pero sin embargo, aquí está».

Sucedió, primero, en Estados Unidos. El aborto inducido o interrupción voluntaria del embarazo,  «comenzó a ser legal» en todos los estados de Estados Unidos desde la Sentencia de la Corte Suprema en el Caso Roe contra Wade, el 22 de enero de 1973.​ Usted debe saber, que ni la mujer demandante había sido violada, ni deseaba abortar. Y de hecho no abortó. ¡Fue utilizada! Pero la ley fue aprobada, y, de una forma u otra, influyó en la aprobación del aborto en otras naciones. ¡Nadie revisó la mentira en que se basó la Sentencia!

En otros países, una vez que «el debate» pasa de la calle al Parlamento y se aprueba, «se convierte en legal«. Por el camino hemos ido perdido valores como el respeto, el sacrificio,  la ética, el valor de la vida y de la dignidad humana. Lo políticamente correcto termina amansando y se deja de pensar. Se habla  de derechos, y se exigen pero no de su exigencia. Y como dice, el juez Emilio Calatayud: «Hoy no se habla del nasciturus, que es el concebido pero no nacido, y que fíjate si tiene derechos que puede hasta recibir una herencia. Que te puedas cargar a un niño que tiene derecho a herencia, pero no tiene derecho a nacer, es una contradicción. Hay debates que tenemos que abrir y revisar, como el del aborto o la eutanasia«.

En 1974, las personas que defendían la vida «fueron acusadas entonces de hacer juicios prematuros, de juzgar intenciones, porque decían: ustedes  comienzan por matar a los niños y continuarán matando ancianos».  Y es que el hombre es un ser de costumbres. Y se acostumbra también a hacer el mal, como un proceso ineludible. «Con el primer muerto nos convertimos en homicidas y el segundo cuesta menos que el primero. Es de una simplicidad tal que se ha hecho así históricamente», J. Lejeune.

Criticar a quien discrepa, es una forma de intentar silenciarlo y de reafirmarse en lo conseguido o que se quiere conseguir. La historia…y el tiempo suelen quitar o dar  la razón.

Como prueba, un dato, ya que han pasado solo 44 años desde 1973:  En  el año 2018, el aborto fue la principal causa de muerte en el mundo ,¡con 41 millones….de víctimas!

¿Creen ustedes que se va a abrir el debate, como deseaba el juez E. Calatayud? Aunque la cifra produzca escalofrío, el debate que sí se ha abierto es… el de la eutanasia. 

3.- Los hechos reales: ¿eutanasia por compasión?

Los hechos no cambian. La opinión de la gente sí. Como se verá, depende de la presión y la propaganda.

Hace ya cierto tiempo, en Lieja, Bélgica, fue famoso el caso de «una niña, que nació sin brazos y sin piernas, porque su madre había tomado talidomida.  Por decisión del médico y ante la súplica de la familia, se preparó un biberón…y la madre se lo dio al bebé, que murió. Quizá recuerden que hubo un juicio y que no solo la madre, sino también el médico, fueron imputados; y lo más importante…, que los sacaron a hombros a la salida del juicio…así es como reacciona la población, en cuanto se recurre a un sentimiento de piedad y a la vez de miedo…podemos conseguir lo que queramos, si se ha preparado suficientemente bien«.

El australiano Nick Vujicic, por la misma razón que la niña belga, nació con las mismas carencias. Hoy está casado, tiene un hijo y es feliz y famoso.

Recordemos además los casos de Alfie Evans, el niño británico  que desconectaron en 2018, o la estadounidense Terri Schiavo, que falleció en 2005 tras permanecer 14 días desconectada de la sonda de alimentación, ( y abrió un acalorado debate sobre temas como la eutanasia, la bioética, tutela legal y los derechos civiles en su país); también, la italiana de 38 años Eluana Anglano, a quien desconectaron en 2009; y Anne Keelan de Nueva Jersey,  que fue aún más excepcional, ya que a petición de los padres la justicia desconectó el respirador; pero ella «en lugar de morir limpiamente, tal como los eutanasistas querían, siguió viva, sin necesidad de recurso ni de técnicas especiales».

El jueves 11 de julio 2019, moría Vicent Lambert en el hospital de Reims, en Francia. Tenía 42 años. Quedó tetrapléjico, tras un accidente de tráfico en 2008.

La familia es un apoyo importante. «Sentirte arropado y todo lo positivo que hay alrededor del paciente es fundamental». Pero la división, puede ser perjudicial, sobre todo, en el momento más inoportuno. ¡No había Testamento Vital! Eso desató la polémica.

Sus padres, han denunciado su muerte como «crimen de Estado«. Para ellos, «Vincent ha muerto, asesinado por razón de Estado y por un médico que ha renunciado a su juramento hipocrático». Vicent Lambert,  ha fallecido 9 días después de que el equipo médico le retirara la alimentación y la hidratación, que lo mantenían con vida.

Pero su mujer, sus otros hermanos y uno de sus sobrinos, pidieron el cese del tratamiento. Pero, «Nourrir un patient n’est pas un traitement médical. L’hydrater non plus. Alors il n’y a pas de raison de cesser ces gestes humanitaire«. Efectivamente, no son actos médicos, son humanos. No hay razón para negarlos o dejar de prestarlos.

Sin embargo, no todos piensan como el Editorial de El País titulado: «Obligados a vivir». De hecho sus padres y un médico francés, reconoce que V. Lambert tras sufrir un accidente de tráfico, padecía graves lesiones cerebrales, pero no estaba en coma, ni en estado vegetativo, ni en fase terminal. Tampoco se le conocían síntomas de sufrimiento. «Suspender la nutrición y la hidratación, le ha matado», ha dicho Bruno Cazin. Dejar a un enfermo nueve días, sin comida y ni bebida, para que muera, «no puede ser una muerte digna» aunque lo diga un juez.

La eutanasia no es legal en Francia, pero desde 2016 está autorizado aplicar una «sedación profunda y continua» a un paciente en estado irreversible.

La muerte de V, Lambert ha coincidido en el tiempo, con una paciente española, Teresa,  con distinto resultado. Aquí, la paciente del hospital de Alcalá de Henares que sufre una enfermedad neurológica, «un juez admite  las medidas cautelares para mantener con vida a Teresa,  a la que no querían reanimar si tenía una recaída».

Y hoy, 18 de julio, apenas una semana después: ¡Los médicos han dado el alta a María Teresa! que vuelve con su familia, que siempre ha estado a su lado.

Hay cientos de enfermos, parapléjicos o tetrapléjicos en los CAMF, por accidentes de tráfico, por nacimiento o por enfermedades degenerativas. Hay personas dependientes, en casa o en centros públicos o privados, en España y en cualquier país. Por ser dependientes ¿no tienen derecho a vivir? Pueden haber encarnado formas de experienciar el paso por la vida en la tierra.  Y además, tal vez pueden ayudar a la evolución consciencial de otras personas.

La estancia aquí, no es eterna para nadie, pero merece ser vivida y defendida como ha hecho la valiente Diputada Giorgia Meloni:

4.- Algunas personas hacen visible el apoyo social a la posible ley de la muerte digna.

El viernes 12 de julio 2019, tres iniciativas ciudadanas, presentaron al Congreso de España, un millón de firmas para que se apruebe una ley de muerte digna y despenalizar la eutanasia. Familiares cuidadores y/o médicos, apoyan la muerte sin dolores, molestias ni sufrimientos físicos.

Algún medio de comunicación, ha aprovechado el caso Laambert, para recordar que «los países donde se siguen penalizando (la eutanasia) se suceden los casos de enfermos condenados a seguir viviendo entre grandes sufrimientos». Dicen que es el punto final de una larga batalla legal. Se posiciona abiertamente por una «ley de derecho a morir». Y se adelanta al Parlamento:«El legislador no puede seguir ignorando la mayoría favorable a regular la eutanasia«.  Es sus forma de crear opinión [enlace].

En los últimos casos reseñados, no hay unanimidad, porque no estamos ante situaciones indiscutiblemente extremas, ni enfermedades terminales, degenerativas o muy penosas. Los pacientes, sin cuidados paliativos y la familia, nos interrogan a todos, como personas humanas.

El médico está ahí para 1.- «no dañar» , es decir no agravar lo que  puede estar difícil, es decir que «hacerle más daño que la naturaleza, va en contra de su razón de ser» (incluso aunque se lo pidiera); y 2.-está «para curar» siempre que tenga vida, porque «sería culpable de la omisión de socorro a una persona en peligro… podría ser condenado si se niega a prestar cuidados, incluso mínimos, incluso inútiles a un persona en peligro». Los médicos dicen: «para nosotros una persona en peligro es una persona que todavía vive… un cadáver y ya no es una apersona». Ni necesita ayuda.

Se sabe que hay «comas prolongados» que están relacionados con accidente cerebral, pero no siempre, ni todos con muerte cerebral. E incluso, una persona perfectamente viva puede pasar por  silencio eléctrico prolongado o encefalograma plano. En ciertas operaciones, se baja la temperatura, sobre todo de niños por debajo de 25, y eso da un encefalograma plano, pero se  recupera, Con lo que el criterio neurológico no es definitivo. De hecho se pueden congelar células a temperaturas muy bajas,  quedan en suspenso…y  pueden reactivarse.

Si la eutanasia, por definición es la intervención voluntaria que acelere la muerte. ¿No sería mejor, ayudar y si es posible cuidarle, que obligarle a partir?

5.- Conclusión.

Los partidarios de la eutanasia, intentan hacen creer, 4 cosas; 1) «Que no vale la pena vivir más allá de un determinado estado de enfermedad»; 2) Que prolongar la vida «cuesta demasiado dinero…a la familia o al Estado.«; 3) Que si se aceptó, por el bien de la madre, eliminar a los «pequeñitos», ¿por qué se va a condenar a quienes los eliminan cuando son algo más mayores?  Y 4) de paso, «aliviamos a los que sufren el problema del dolor».

Son opiniones. Hay otras, también respetables: 1) Si la eutanasia, hasta hoy, no ha sido legalizada  más que en un puñado de países, tal vez la sociedad no la ha considerado urgente. 2) Los médicos, en general, fieles a su ética y su «juramento» no suelen intervenir para «acelerar la muerte«. (En numerosos hospitales es el personal -no médico-, quien ha sido  denunciado y juzgado por hacerlo). 3) Últimamente, es la justicia-estatal, quien «interviene en algunos casos». Pero ni «la vida», «ni el enfermo» pertenecen al Estado. ¡No tiene la patria potestad! Impedir la presencia de los familiares al lado del paciente agonizante, puede ser también un abuso de poder. 4) Recurrir al «alivio del dolor», cuando el enfermo está «en coma», parece una contradicción. Si ya está en coma,  le quitan es la vida,  no el dolor. Tal vez por eso, no se ha generalizado. ¡Hay muchos intereses!

Mi opinión: La vida es lo importante siempre. Es un regalo. Una experiencia que nos permite crecer en consciencia. Somos espíritus que hemos encarnado libremente, estamos viviendo la experiencia humana libremente y cuando decidamos desencarnar, libremente, pasaremos a otra dimensión. Todos nuestros actos, como seres humanos, tienen relación con los demás y trascienden los límites espacio temporales. La libertad es intrínseca a la vida. A nadie se le puede obligar a estar aquí. Todos tenemos derecho a vivir y estar aquí. ¡Todos! Y todos, incluido el Estado, deben respetar ese derecho fundamental. El testamento, últimas voluntades y los cuidados paliativos, ayudan a que «todos» tengan las cosas claras y nosotros  los primeros. Aunque la soledad ayuda a pensar, tenemos que saber que nacemos con lazos de amor, vivimos con ellos y el tránsito lo hacemos en compañía. ¡No existe la muerte! ¡Ni aquí ni allá estaremos solos!

Dejar morir a la gente o acelerar un poquito su tránsito, no es la respuesta humana que se necesitan.Los cuidados paliativos,  a los que sí tiene derecho, importan.«Anualmente, 4,5 millones de personas necesitan cuidados paliativos en Europa; 300.000 españoles fallecen cada año con necesidad de recibirlos y, de ellos, 130.000 presentan problemas complejos que precisarían servicios especializado»  (Bioetica Press,n.550,de julio 2019).

Y otro derecho que brota del cariño, las personas afines pueden ayudar siempre al ser querido, al principio y al final; besarles, refrescarles la cara, tener su mano, e incluso, cuando aparentemente esté inconsciente, decirle palabras de ánimo o rezar, pueden ser más positivas que cualquier inyección o medicamento. ¡Es el último regalo, detalle, de amor y de esperanza!

«Esa esperanza es la que determina el respeto a la vida y la ausencia de miedo a la muerte. Tener esperanza es lo que hace que se pueda cuidar con discreción, con afecto, con devoción a quien va a pasar al otro lado, pues sabemos que la muerte no tiene la victoria» (J.Lejeune: Conferencia en París, sobre Eutanasia, en 1980).

En cualquier caso, lo importante es que el ser humano, pueda irse con libertad y morir con dignidad. ¡Siempre hemos podido! Asumir el transito, es aceptar que todas las vidas merecen ser vividas, y que la estancia aquí se termina. En la vida personal de cada uno, «el dolor» no siempre se puede evitar.  Asumirlo, es mejor que desesperarse (se tengan las convicciones o las creencias que se tengan). Se puede «afrontar la denominada «enfermedad» y la denominada «muerte», como vías de desarrollo espiritual» (Emilio Carrillo, Consciencia).

«El tránsito es una fase y un proceso…arranca en el momento en el que, tras lo que la humanidad todavía denomina muerte, tú lo que realmente eres, el «conductor», sales del cuerpo y abandonas el «coche» (el cuerpo), es decir el «yo físico, mental y emocional, que te ha servido para vivenciar esta experiencia humana…y el tránsito dura hasta el momento en el que el conductor, después de abandonar el coche, se introduce en el metafóricamente llamado «túnel de luz», para acceder, así, a ese otro plano de existencia, que se suele calificar como, vida más allá de la vida» (Emilio Carrillo, El Tránsito).

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa