Distintos niveles de consciencia.

Pederastia.
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24/05/2019

Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 18 de mayo de 2019

Hay  personas que identifican lo real, con lo palpable y lo que ven. Sin embargo aún quedan poetas, soñadores, y personas que viven a otro nivel. Algunos no saben que lo imposible, también es real. Y lo que se quiere, se atrae y llega cuando tiene que llegar. Lo he podido descubrir solo con poner un poco de atención y escuchar.

Cansados de años de precariedad laboral, cuatro enfermeros gallegos, pasaron el día 12 de mayo, un domingo de infarto.  Estaban en Madrid a las 9,30 para poder hacer un examen de oposición a la Sanidad pública. ¡Lo hicieron!  Pero era solo el comienzo de una aventura que fue noticia en los telediarios.

Tras el examen de Madrid, pendientes del reloj, tenían que llegar  a la terminal donde les esperaba una avioneta, -que habían alquilado-, para llegar a las 14 horas a Santiago de Compostela  y poder llegar rápidamente a Silleda en Pontevedra, (total casi 700 km), donde a las 15, 30, podían optar -junto a otros 9.000 candidatos- en otro examen, a alguna de las 830 plazas convocadas.

¡Qué locura!, alquilar una avioneta para hacer 2 exámenes el mismo día.., comentó Juan, en el bar.

No es ninguna tontería!, es multiplicar las posibilidades de éxito, y salir de una p. vez de la precariedad laboral (le respondió Paco). Creo que a veces juzgamos demasiado aprisa lo que no entendemos o, ignoramos.

–  Tienes razón, Paco, (dijo Julia la camarera), Si alguno de mis hijos se viera en esa posibilidad, yo le ayudaría, ¿y tú no?

– No se trata de ayudar o no, replico Juan; alquilar una avioneta hasta Galicia, debe costar bastante. ¡No todos tienen dinero para eso, Julia!

– Es verdad, Juan, pero si no se tiene, se pinta o se pide. En el fondo ni siquiera importa cuánto hay que dar, sino el amor que se pone en el hecho de dar. ¡Por un hijo, porque tenga  trabajo y un futuro, yo lo haría!

Y yo. Me alegra que en la última semana de campaña de elecciones, en este pequeño bar hayamos dejado de hablar de promesas, de candidatos y de política.  Escucharos, me ha hecho pensar, y acabo de recordar una historia  que va incluso más allá, de lo que ha dicho Julia.

Nos dejas intrigados, Profesor. Por mi parte, puedo decir que he sido totalmente sincera, y estaría dispuesta a pedir un crédito, si fuera necesario por el futuro de un hijo.

– Lo sé, Julia. Bueno… quienes conocen tu generosidad, lo saben.  Lo único que  he intentado decir es que habéis dado pasos: os habéis olvidado de los políticos- que ya es un logro-, y habéis hablado de oposiciones y del apoyo al futuro de los hijos, -lo cual es mucho más-. En el fondo, aquellos quieren ganar, y vosotros queréis que quien gane sean vuestros hijos. Pero hay más que egos y más que la llamada de la sangre. En la vida, hay mucho más.

– Venga, Profesor, le pago el café  si va al grano de una p. vez. Déjese  ya de tonterías.

– Perdona, creo que tu eres Paco. Has sido tú quien dijo que «lo de la avioneta no era ninguna tontería, porque eso multiplicaba las posibilidades de los opositores». Lo  único que yo he añadido es que no todo es cuestión de dinero. Apegados a lo material, y al tiempo, a veces perdemos otras perspectivas de la vida, como dices.

Voy al grano. En un viaje a Estados Unidos conocí un matrimonio  encantador: Nicole y Jeremy. Son  jóvenes y alegres.  Jeremy Clark es profesor. Nicole es enfermera. Por sus trabajos tienen capacitación y son competentes. Decidieron embarcarse en una aventura increíble. Se fueron a Bulgaria y adoptaron 4 niños con necesidades especiales, es decir, discapacitados.       

Alex, el mayor tiene 6 años, y Simon 4, los dos tienen Síndrome Down. Los otros dos, David y Jon, de 5 y 6 años, tienen parálisis cerebral. Así, que además del inconveniente del idioma, tenían que suplir todo poniendo todo el amor del corazón,  toda la paciencia y todo el tiempo necesario para cada uno y entre todos llegaran a conformar una familia especial.

Poco a poco, van aprendiendo y enseñando. A su modo los niños  se sienten queridos y colaboran. El pequeño Simón ayuda mucho a sus hermanos. Parece que han dado con la clave: el cariño y contagiar alegría en todo lo que hacen. El tiempo y la prisa han desaparecido. Los días y las noches varían, pero todo es vida. El reto es la familia, y la sonrisa, la fuerza y la recompensa en forma de ternura y amor.

Se hizo un silencio, que nadie se atrevía a romper.  Alejada de la barra, en una mesa una señora tomaba un café, mientras manejaba, con la otra mano, el móvil, como quien busca algo. Dejó la taza en la mesa y aprovechando el silencio, dirigiéndose al Profesor, levantó la mano y la voz para decir:

– Profesor, considero a esos padres y a esa familia, un ejemplo para la sociedad americana y para todosSon seres que han encontrado su propósito y se han lanzado confiados y sin miedo. Cada vez hay más gente así de «loca». De hecho, me ha entrado el mensaje de que una bilbaína, enfermera y fisioterapeuta, se encontró a sí misma en la montaña, pero no una cualquiera, en la más alta, en el Himalaya, en Nepal. En lo más alto de Katmandú, descubrió que lo imposible es posible, que las personas  sinceras, caen en las redes de quien huyen. A esa casi infinita altura, descubren también la profundidad y el amor de quien, en su propio idioma dice amablemente:»¡por qué has tardado tanto!»

Les paso el enlace, para que ustedes mismos descubran  por qué merece la pena saber lo que se aprende en la montaña. Espero que puedan escucharlo. ¡Gracias!

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa