El Centro Jurídico Tomás Moro (CJTM), solicita al Ministerio de Sanidad un cambio de estrategia en la lucha contra el VIH, para frenar el incremento de incidencia en la población joven.
El Centro Jurídico Tomás Moro emite la siguiente Nota de Prensa, en Madrid, a 16 de Diciembre de 2010.- Aunque en el informe publicado por el propio Ministerio de Sanidad, “Vigilancia epidemiológica del VIH en España. Nuevos diagnósticos de VIH en España, periodo 2003-2009” actualizado a fecha 30 de junio de 2010, se destaca que el cauce de transmisión del VIH entre hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres (relaciones homosexuales) sigue siendo el más frecuente (42,5%) , sin embargo es más preocupante la elevación de la tasa de positivos en las pruebas VIH ente jóvenes, pues según datos del Centro Sandoval de Madrid que se han presentado en el último congreso de Gesida (Grupo de Estudio de Sida), la tasa de positivos que están dando a la población entre 13 y 20 años ha pasado del 1,8% en 2004 al 9,7% en 2009.
De igual forma, en los propios datos proporcionados por el Ministerio en su informe “Vigilancia Epidemiológica del VIH en España. Nuevos diagnósticos de VIH en España. Periodo 2003-2009. Actualización 30 de junio de 2010”, se recogen los datos no corregidos por retraso de notificación pertenecientes a nuevo Comunidades Autónomas, distribuidos por edad, donde ya se constata que en período 2004-2009, en la franja comprendida entre los 15 a los 19 años, se experimenta una evolución de incidencia significativa, pasando del 1,6 % del año 2004, al 2,00 % del año 2009.
Todos estos datos son coherentes con otros estudios y datos oficiales, pues otras regiones como Asturias, han comenzado a registrar los primeros casos de infección VIH entre adolescentes. Así, en Asturias se han detectado siete positivos en menores de entre 15 y 19 años entre 2009 y 2010, circunstancia inédita hasta la fecha.
Este incremento en la transmisión del VIH entre los más jóvenes, encuentra su fundamental explicación en que en los últimos años los poderes públicos están promocionando de forma diversa, y con gran derroche del erario público, el sexo sin reproducción, realizando campañas cuyos destinatarios son cada vez ciudadanos más jóvenes, y sin la suficiente madurez como para comprende la importancia que supone para todo ser humano la entrega personal en cualquier relación sexual.
Es claro, que las políticas preventivas llevados a cabo mediante la promoción encubierta de las prácticas sexuales, aunque con preservativo, han resultado, tal y como cabía esperar, contraproducentes.
Resulta curioso, que ya en el Informe FIPSE propiciado por su propia Ministerio y titulado “Jóvenes, relaciones sexuales y riesgo de infección por VIH. Encuesta de Salud y Hábitos Sexuales. España, 2003”, se menciona que en España, el 15,1% de las personas de 18-29 años ha tenido su primera relación sexual con menos de 16 años. Este inicio precoz es más frecuente en los hombres (18,4%) que en las mujeres (11,4%).
Igualmente, dicho informe recogía que uno de cada diez jóvenes de 18-29 años ha mantenido relaciones sexuales con 10 o más personas a lo largo de su vida, y que uno de cada cuatro jóvenes de 18-29 años que mantuvo relaciones sexuales en los últimos 12 meses, refirió haber tenido parejas ocasionales.
Es decir, de dicho informe es fácil concluir que la iniciación en las prácticas sexuales es cada vez más temprana, y que la fidelidad entre parejas es cada vez menor, circunstancias que determinan una mayor incidencia del VIH entre los jóvenes.
De igual forma, dicho informe expresaba de forma clara que ante la pregunta de la encuesta de Schering «¿por qué se habían expuesto a una situación de riesgo?», el 81% de los hombres y el 75,3% de las mujeres manifestaron que la razón por la que se habían expuesto a una situación de riesgo había sido no utilizar el preservativo. Tanto el 18,9% de los hombres, como el 17,6% de las chicas consideran que una de las razones que había originado la situación de riesgo era no tener prevista la relación sexual. No prever una relación sexual supone no disponer de preservativos, que es la principal razón que plantean los jóvenes para no usar el preservativo. Por otro lado, un porcentaje significativo de jóvenes, indicaba que el estado de euforia provocado por el alcohol y otras drogas había sido también una razón importante que les había colocado en una situación de riesgo. Este mayor porcentaje se da especialmente en jóvenes entre 15 y 19 años (20,4%).
Curiosos resultan los resultados del estudio, debido sin duda a la preguntas formuladas, pues aparentemente los jóvenes consideran conducta de riesgo el practicar una relación sexual sin preservativo, independientemente de que la otra parte en la relación fuera o no su pareja estable. Decimos que resulta curioso, pues en ningún momento se formula la pregunta si lo que se considera conducta de riesgo es el propio mantenimiento de la relación sexual. Extrapolando estos datos a otras materias, es como si se preguntara a un joven qué si considera conducta de riesgo conducir con exceso de velocidad sin ABS y airbag, en lugar de preguntar si considera conducta de riesgo conducir con exceso de velocidad.
También resulta sorprendente la poca importancia que el Ministerio de Sanidad extrae de resultados estadísticos claros. Efectivamente, el informe refiere que la estrategia de tener pocas parejas como medida de prevención frente al VIH es apoyada por el 41,2% de las personas y apenas hay diferencias destacables ni por sexo ni por edad. Es decir, que el 41,2 % de las personas serían más receptivas a campañas que incidieran en la fidelidad como medida preventiva del VIH.
Es precisamente el preocupante incremento de jóvenes menores de 19 años infectados por el VIH, lo que motiva al Centro Jurídico Tomás Moro (CJTM) a solicitar de la ministra de Sanidad un cambio de paradigma en la lucha contra el VIH.
Así, el CJTM ha solicitado por escrito la adopción, por parte del Ministerio, de nuevas campañas de lucha contra el VIH juvenil mediante el fomento de la abstinencia, y la fidelidad sexual, descartando campañas que favorezcan la precocidad y promiscuidad sexual, pues dichas campañas han demostrado ser contraproducentes para atajar la lacra del VIH. De igual forma, se solicita la iniciación de campañas de concienciación, dirigidas tanto a jóvenes, como a padres, y miembros de la comunidad educativa, concienciando a los mismos sobre los riesgos de una temprana iniciación en las relaciones sexuales de los menores, riesgos que se concretan en el incremento de trastornos psíquicos y emocionales graves, al igual que el peligro que dicha temprana iniciación supone en el aumento de las conductas violentas y sexistas.